Capítulo 29

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Mentiras y Drogas

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Paz

El dolor de cabeza me estaba matando, literalmente, no sabía ni donde estaba ni que había pasado; solo recordaba el dolor y la rabia que sentí cuando Pround no supo diferenciar entre mi hermana gemela y yo, /pinche cabron maldito, si eso es lo que eres Alan Pround/- ¡Ay! Mi cabeza, - exclamo sentándome despacio sobre la cama - ¿Cómo llegue hasta aquí? – Mire alrededor de toda la habitación sabía dónde estaba, la verdad si lo sabía.

- ¿Ya despertaste hermanita? – escucho la voz de Sky en la puerta y es bastante sarcástica. – ¿Se puede saber que paso el sábado y el domingo? – pregunta y siento que la cabeza me va a estallar como una bomba atómica.

- ¿Podrías no gritar? Me duele la cabeza horrores, - digo poniéndome las manos en la cabeza y parándome hacia la mesita que ha improvisado en su habitación.

- Anda, - dice pasándome una tasa, - es un té y toma estas pastillas; - me las pone en la mano que ha tomado de mi sien y me pone dos pastillas. – Si me lo vas a preguntar, todo es para la resaca y lo sé porque soy la que cura a todas las chicas de aquí de la residencia cuando se embriagan.

- Ya veo, - digo metiéndome las pastillas de un tiro a la boca y tomando un sorbo grande del té. – ¡Rayo que amargo es! – digo poniendo una mueca de asco y sacando la lengua respirando y cerrando los ojos por el feo sabor que tiene esto.

- Me voy a la universidad, - me dice mi hermana y se coloca la chaqueta que teníamos el sábado en la tarde, - Papá y mamá saben que te estarás quedando aquí por un tiempo, hasta que Alan deje de buscarte en casa y donde tu mejor amiga, pero debes enfrentarlo y poner las cosas en orden... - /ella tiene razón y lo sabe, por eso lo dice/ - le hago un gesto con la mano, despachándola y me acomodo en su cama para seguir durmiendo.

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Sky

Estoy sumamente agotada, no puedo creer que Paz haya llegado a ese punto, / y todo porque Pround no supo identificarnos nunca / en el momento que decido abrir la puerta mi teléfono suena, sé que es un mensaje, pero lo veré en el autobús.

Llego a la universidad y empiezo a caminar a mi clase, hoy no veré a Kilian más que en la cafetería esta tarde a la hora de la cena y la verdad me parece bien que tengamos tiempo para nosotros a parte de la relación, tenemos también el proyecto de diseño y arquitectura juntos y eso nos da tiempo para saber cómo trabajamos juntos y separados y la verdad hacemos una muy buena química.

- Hola amor, - le digo una vez llego a su mesa; - ¿Qué tal tu día?

- Todo bien, y ¿qué tal tú? – me devuelve una vez me siento y me da un beso.

Pasamos un rato platicando en lo que llegan los demás chicos, ellos van llegando paulatinamente y vamos agregando nuevos temas a la conversación. Luego nos despedimos y continuamos la rutina de la clase siguiente y la siguiente, y así paso la semana entera.

- ¿Trae otra vez esa chaqueta? – me pregunta extrañado.

- La compramos juntas entre hermanas para un proyecto.

- Jóvenes por favor presten atención - nos pide la profesora, - estos son los temas para el examen, saben que deben de traer también el trabajo practico.

Salimos de la clase como cada miércoles él se iba a sus prácticas y yo a mis cursos extraordinarios, hoy en la noche nos volveríamos a juntar para platicar, una vez estuvimos platicando sobre qué planes teníamos si ganábamos el concurso de diseño que haríamos con el premio, ya que uno de ellos es sorpresa.

La Chica del BusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora