Capítulo 13: Jugar como perritos

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-¿Te lastimaste?- la voz dejaba entrever preocupación, pero al mismo tiempo sensualidad. Una sensualidad inmanente, sin siquiera intentarlo. Esa voz grave, masculina, ese tono imperativo y sobreprotector. Si, es un hombre de pocas palabras, pero con esa pequeña cantidad de léxico provocaba un gran efecto en la joven de ojos perlados que tenía enfrente.

-Si, pero poco. Tuvimos un enfrentamiento con unos ninjas renegados, pero todo salió bien. ¿Qu qué ha ha haces...?- él tomó el brazo lastimado, mientras miraba con detenimiento las partes lastimadas, lentamente su cara descendió a uno de los hematomas para dejar un ligero beso. Hinata sintió dolor pero placer al ver a ese hombre preocupado por ella.

-¿Te duele aquí?- dejo otro beso en un rasguño.

-Si- dijo la morena que decidió seguir el juego -También me duele aquí- y señaló su cuello, él sabía que no tenía nada. Si los besos en las zonas afectadas eran suaves, para que no sintiera dolor, decidió que en la zona señalada y deseada por su mujer sería intenso y salvaje. Sin perder el tiempo, entre leves mordidas y succiones placenteras, el azabache sentía a Hinata retorcerse de placer, gemía mientras que tenía las manos perdidas entre los negros cabellos del varón. Ella lo apartó para apoderarse de los labios masculinos.

-Papiiiii, mamiii, papiii, mamii- un niño saltaba gritándoles a sus padres que parecían pegados, como a dos perritos que había visto unos días antes cuando volvía de la casa de su abuelito.

-Sa su kee, es Dai kun- el hombre se apartó con desgano, mirando los efectos de sus besos en los labios hinchados por tanta pasión. Y tuvo que dejar de mirarla porque sino su amigo no iba a bajar más, a veces se olvidaba que no vivían solos. Desde que se declararon sus sentimientos, el ex vengador perseguía a la madre de su hijo como si ella tuviera un imán que lo atrajera todo el tiempo. Cada momento que tenía a solas con ella, era para arrinconarla y encontrar cualquier excusa para devorar sus labios, sentir su cuerpo, rodear el camino de esas curvas que se mueven con tanta sensualidad impunemente frente a sus negros ojos.

-¡Hola hijo! Ya es hora de nuestro entrenamiento- trató de mostrarse serio, aunque amara a su hijo, odio esa interrupción.

-Papi, ¿po qué estaban pegados como los peditos que vimos el oto día?

La cara de Hinata se volvió bordo.

Unos días atrás, cuando volvían los tres de los territorios del clan del byakugan, el pequeño heredero Uchiha detuvo su mirada en dos perritos que se movían frenéticamente, uno encima del otro. Parecía que el de abajo sufría, pero como notó que sus padres no los separaban, decidió preguntar si no se podía hacer algo por los animalitos. Su madre se puso muy colorada, su papá dejó una sonrisa ladina ante la inocencia del niño y la vergüenza de la chica.

-Dai kun, ellos están bien, quedate tranquilo. Sólo están jugando.

-¿Ustedes estaban jugando como los peditos?- los ojos enormes de ese chiquillo enternecían a cualquiera, y la inocencia de su pensamiento derritió el corazón de sus progenitores.

-Si, hijo, estábamos jugando- dijo Sasuke, guiñándole un ojo a su "tomatita". ¿Quién diría que el ninja más peligroso, fuerte, huraño y arrogante de la Aldea de la Hoja, llamaría su chica Tomatita?

-¿Yo puedo jugar así con Mirai?- dado que desde que llegó al pasado, la única amiguita de su edad que pudo hacer, era la pequeña hija de Kurenai, ya que con Hinata eran muy cercanas.

-No- gritó Hinata - eeeeh etooo e eres muy chiquito para jugar así, cuando seas más grande podrás jugar.

-Oh... bueno, igual padece molesto- el niño infló sus cachetes y salió corriendo para el jardín. Su padre lo siguió, mientras le palmeó el trasero de su Tomatita, que volvió a tomar ese color tan rojo y jugoso de su fruta preferida.

-Después te sigo curando- la dejó mirándolo con los ojos abiertos, el corazón latiendo a mil, y leve una sonrisa ante los dichos masculinos. No lo podía negar, aunque era todo nuevo y ella luchaba contra su timidez innata, ese Uchiha le encantaba. Atrevido, fuerte, sexy... oh si, la inocente y dulce kunoichi creció de manera acelerada desde que se mudó con ese ninja vengador. Aunque todavía no habían "jugado" realmente. 



-Tendrán una misión al mismo tiempo dentro de dos días. Eso escuchó Tenji en la oficina del hokage.

-Bien, el líder del clan Hyuga está de viaje. Creo que llegó el momento de atacar. La hija menor de Hiashi estará sola con el niño, nos infiltraremos en la noche y lo tomaremos. También podríamos llevarnos a la chica.

-Lo importante es el niño, él es nuestro objetivo. Si se da lo hacemos, pero es preferible dejarlo para otro momento. No podemos llevar dos cargas. Una vez que secuestremos al Uchiha, el peso de los dos clanes caerá sobre nosotros si no huimos a tiempo.




En otro tiempo...

-Sasuke kun, ¿lo encontraron?- dijo su esposa acariciando su vientre abultado.

-Si, mi amor, pronto estaremos todos juntos.

-Padre, yo quiero ir a buscarlo, fue mi culpa- dijo Itachi.

-Yo también quiero ir por Dai kun. Además quiero verlos a ustedes en esa edad.

Sasuke miró a su familia, temía más que nada por el viaje al pasado y el embarazo de su esposa. No sería él solo, vendrían cinco más. No sabía si podría llevarlos a todos.

-Bueno dejenme ver si podemos viajar todos, tengo que leer mejor el pergamino- Sólo su familia podía convencerlo de esas locuras y otras más, simplemente caía ante los encantos de su esposa y la dulzura de sus hijos. Extrañaba horrores a Dai kun, su familia no estaba completa sin ese pequeñito, al que le debía todo. A veces se preguntaba si las cosas serían iguales si no lo hubieran conocido, ¿era el destino de ellos estar juntos? ¿o Hinata se hubiera quedado con Naruto? Maldito Dobe, quedarte con mi Hina... hmp. Sobre mi cadáver.

-¿Pasa algo, amor?

-No, tomatita. Ven aquí que necesito jugar como los perritos- Si, ser padres y hablar de determinados temas es una cuestión de códigos, y ese juego era su forma de hablar de sexo sin ser tan evidentes. Sólo uno de sus hijos podría entender con el tiempo lo que realmente querían hacer, pero por ahora podían seguir usando esa clave. 

Quiero a mi mami 👶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora