5. Deja Vu

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Marissa

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Marissa

Nathan es un chico muy frío, misterioso, y definitivamente; muy bipolar.

A veces actúa frío e indiferente, y otras veces se muestra curioso y sonriente. Es un chico muy extraño.

Clark y yo estábamos caminando por un parque de la ciudad. Intento retomar el hábito de sacarlo a pasear todas las tardes porque el pobre se ha notado muy triste éstos días, y cada vez desordena más cosas.

Me siento en una banca y espero a que mi peludo amigo se suba. Es un perro pequeño (a pesar de los años que tiene), un poco peludo, su pelaje es café con algunas manchas blancas, y en el veterinario no supieron decirme que raza es, así que yo tampoco sé.

-- Aún no entiendo qué esperas para decirme que es lo que te pasa, Clark. - Le menciono con una seria mirada.

Mi perro se limita a girar la cabeza a un lado, modo diva, en señal de que no me dirá nada.

No es como si pudiera hablar, pero hemos estado tanto tiempo solo él y yo que ya sé leer cada una de sus acciones y expresiones.

Opté por cambiar el tema.

- ¿Te acuerdas de Nathan? - Decidí hablarle un poco más sobre el misterioso chico. Me prestó atención. - Si, es el chico con el que he hablado en éstos días. Bueno. Me parece muy irónico que el chico con el que me encontré la noche que casi me matan, por pura casualidad, me lo haya encontrado en un súper mercado, y ahora seamos amigos, ¿no crees? - Me desahogué mientras me rascaba un brazo como señal de mi creciente ansiedad. - Además, su personalidad aquella noche era super tierna, y ahora es un bloque de hielo. Sus ojos, que fueron lo que más me llamó la atención, ahora son marrones. No me malinterpretes, el hecho de que sus ojos sean oscuros no es malo, pero mi vista no está tan mala. - Finalicé tomando aire.

Clark se movía inquieto en su asiento, dándome a entender que ese chico no le agradaba.

Debería conseguir amigos humanos.

- Si, Clark. A mí tampoco me da buena espina, pero es un chico que tiene su lado bueno, también. Es atento, me escucha, es un poco cruel pero no lo juzgo, entre otras cosas. - Me miró con la cabeza ladeada. - ¡No! Claramente no me gusta, pero sus actitudes aveces son muy intrigantes. Es un chico que aparenta los veinte años de edad y no ha conocido el mundo por sí mismo, eso es raro. Me gustaría ayudarlo.

Clark comenzó a mover la cabeza de un lado a otro, asumiendo que lo de Nathan iba a terminar muy mal.

- En realidad, lo que me llevó a acercarme a Nathan fué la profecía de la bruja. Ella me había dicho que debía encontrarme con un chico de peculiares habilidades que me iba a protejer de unos tipos malos, y cuando tomé la mano de Nathan por primera vez, un dolor en mi pecho me hizo pensar que podía ser él. ¿Crees que estoy siendo demasiado ingenua? - Debatí.

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