Capítulo 3

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La humedad en el aire predecía una lluvia cercana, y en el cielo unas nubes grisáceas cubrían el sol que cada mañana iluminaba el edificio escolástico. Todo hacía que los estudiantes parecieran presos caminando tristes hacia sus respectivas celdas que en susurros inentendibles compartían sus penas. Era invierno, y si bien hasta ahora no habían llegado los torrenciales o las tormentas típicas de las fechas, una fuerte ráfaga de vientos estaba por llegar. Jungkook, que caminaba cabizbajo hacia la entrada de su escuela, maldijo a voz baja cuando se percató que no traía la sombrilla consigo; genial, pensó, llegaré empapado a casa.

Una vez que hubo llegado al portón marrón de su colegio se recostó sobre la pared al lado viendo atentamente estudiante tras estudiante. Algunos de ellos entraban al edificio sin ni siquiera percatarse de su presencia, otros en cambio mirándolo con curiosidad, y otros mirándolo y dándoles igual porque era normal ver muchachos allí apoyados, muchos adolescentes tenían la mala costumbre de quedarse ahí esperando el momento justo para fugarse del colegio sin ser vistos por sus padres. Así que todos, incluido unos cuantos compañeros del salón de Jungkook, pensaron que el susodicho iría a fugarse.

El pelinegro llevaba su ramera favorita de Ironman bajo un grueso abrigo, sus pantalones negros anchos, y unas zapatillas azules gastadas con unas pegatinas colocadas por él mismo, sabía que su vestimenta no combinaba en absoluto, pero poco le importaba lo que los otros tenían que que decir a sus espaldas.

Diez minutos después, cuando nadie quedó fiera del colegio, se preguntó si Jimin llegaría o qué, siendo sincero consigo mismo lo había imaginado, el pobre muchacho seguro estaba asustado por las miles de suposiciones sobre lo que Jungkook habría dicho o diría respecto a su confesión. Una cabellera negra se asomó desde la otra esquina del edificio; Jimin cruzaba la vereda a paso rápido, con sus expresión decaída, su espalda encorvada, y su mirada clavada en el suelo, parecía tan perdido que Jungkook temía que el muchacho fuera arrollado por un automóvil en cualquier momento.

Jimin llevaba la mochila colgada de un hombro, usaba un simple abrigo negro, unos pantalones deportivos del mismo color, y unas zapatillas gastadas color blanco, no había nada especial a primera vista, parecía un simple chico al que todos catalogalizarían como un friki asocial. Entre más se acercaba al edificio, más se podía notar ese ceño fruncido bajo su muy común melena grasosa y despeinada... Viéndolo ahí, como otra persona del montón, Jungkook entendió lo complicado que eran las personas, lo difícil que era analizarlas, y lo sorprendente que era saber que dentro de cada individuo se ocultaba una realidad diferente, buena o mala, pero diferente. Él nunca había sido fan de creer en cosas como que las personas nunca se terminan de conocer lo suficiente, sin embargo, ahora que tenía delante a una persona tan compleja como lo era Park Jimin, los que eran sus conceptos sobre las personas comenzaban a cambiar. Si a Jungkook le hubieran dicho que la causa detrás del cuerpo de su compañero se debía a cualquier cosa menos a la mala alimentación y a la vida sedentaria, habría reído irritado porque para él las causas equivalían a las excusas... Leer a Jimin había sido tan mágico como atroz, tenía los ojos abiertos ante la realidad del mundo por lo sucedido con Lisa, pero Jimin lo había hecho querer cavar sus cuencas por cada letra leída esa misma mañana cuando estuvieron juntos en el salón de conserjes. Todo se descontrolaba para Jungkook, todavía más, cuando recordaba a un Jimin asustado que sentía que la culpa de todo era suya, que el malo del libro era él, el chico grasa.

Jimin paró su rápido andar al ver a la persona que tenía delante, el muchacho se sobresaltó y en sus ojos se pudo ver el pánico cuando Jungkook comenzó a caminar hacia su dirección. Fue instintivo para Jimin comprobarse las espaldas en busca de algún matón o, por sorprendete que fuera, la presencia de algún oficial de policía. Jimin se preguntó qué habría dicho Jungkook respecto a lo leído, necesitaba saber si su compañero había sido tan desalmado e ido a contarle a medio colegio su confesión, Jimin ni siquiera descartó la posibilidad de encontrarse con alguna autoridad para llevárselo a la comisaría... Pues él no sabía bien que esperarse de Jeon Jungkook.

Grasa | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora