Capítulo tres

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Ya no sentías tanta como el momento en que el profesor mencionó el nombre de la cafetería, ya estabas más relajada, de hecho, te sentías comoda. Abriste lentamente los ojos, y al moverte pudiste verte portar un levantador largo y blanco, no llevabas nada por dentro, habías estado durmiendo en una cama color marrón con un colchón color miel y sabanas del mismo color, por otra parte el lugar en el que te hallabas se veía oscuro, las paredes eran grises, y no había ninguna ventana o ventanilla, como si fuera un.

-- Sótano... -- susurraste, te paraste y al tratar de caminar tropezaste, yendote hacia adelante y poniendo las manos al frente para no golpearte el rostro. Tus muñecas estaban esposadas, y al dirigir la vista a tus piernas viste tu pie izquierdo encadenado a la enorme cama matrimonial -- Qué es...

-- ¿Te sientes mejor?

Ahogaste un grito del susto al escuchar la repentina voz. Rápidamente te incorporaste y miraste a quien te hablaba, tu rostro se llenó de sorpresa al toparte con Raizel, sereno como siempre solía demostrar. Era demasiado precipitado pensar en cosas negativas sobre la situación, debías recordar todo lo ocurrido antes de llegar a ese extraño lugar, y saber exactamente por qué habías terminado en un sitio desconocido con el azabache. Sin embargo, nada llegó a tu mente. Recordabas haber caído en los brazos de él, incluso lo llegaste a acariciar, esto provocó un sonrojo en tus mejillas que se desvaneció casi al instante, seguramente te desmayaste entre sus brazos y ahora, estabas ahí.

-- ¿Qué hacemos aquí Raizel? -- recordabas como, hace unos meses, Raizel te había preguntado el por qué no lo llamabas "Rai" como lo hacían todos, a lo que tú con una gran sonrisa le dijiste "quiero ser la unica que te llame por tu nombre", según tus compañeros su comportamiento hacia ti cambió después de esto, ya casi no se separaba de tu lado y en las reuniones que no acudías siempre miraba hacia la puerta. Aunque casi no creías en estas historias porque sabías que tus amigos tendían a exagerar, un recuerdo fugaz cruzó por tu mente.

Te hallabas de pie en el patio de la escuela, la jornada escolar acababa de terminar y los estudiantes salían a sus casas, pudiste ver a tus amigos caminando a lo lejos, y estabas a punto de irte cuando una mano sobre tu brazo derecho te detuvo. Era Shinwoo, quien portaba una mirada inusualmente seria.

Sonreiste cálida hacia él.

-- ¿Te puedo ayudar en algo, Shinwoo?

-- Ten cuidado.

Tan repentinamente. Esto te confundió, ladeaste la cabeza y estuviste por pedirle que repitiera lo dicho.

-- Te digo que tengas cuidado -- suspiró aun sin soltar tu brazo -- Mira, se que no debo verme muy bien cuando te estoy advirtiendo sobre uno de nuestros amigos, pero aun así... -- se rascó la nuca con la mano libre.

-- N-No creo poder entenderte...

-- Solo te digo que tengas cuidado con "él", ultimamente se le ve muy centrado en ti, no te suelta para nada, y a no ser que sean las chicas no deja que andes sola por ahí. ¡Es más! Ni Ikhan ni yo podemos estar contigo.

Sonreíste divertida.

-- Ahora mismo estás conmigo.

-- ¡Ya lo se! Pero eso es porque les dije que el profesor me había vuelto a llamar, ahg...___, él ya ni siquiera mira hacia la ventana.

-- ¿La ventana?

-- ¡Ustedes dos!

Shinwoo y tú se giraron al escuchar una voz llamarlos, se trataba de Tao y sus compañeros de trabajo. Los tres se aproximaban a ustedes.

-- ¿Qué hacen aun por aquí? -- preguntó Tao -- ¿Es algún tipo de declaración amorosa?

-- ¡P-Por supuesto que no! -- aclararon los dos al unísono. Takeo y Tao rieron.

-- Bueno chicos, anden, que ya se hace tarde y no podemos vigilarlos por siempre -- apuró M-21.

Después de que se despidieran no volvieron a tocar el tema, incluso hubo una vez en la que te quisiste encontrar con Shinwoo para hablar sobre aquello, sin embargo las respuestas que recibiste fueron bastante desconcertantes.

-- ¿Hmm? ¿qué yo te advertí de qué cosa? -- Shinwoo se señaló a si mismo, estaba sentado sobre una camilla del hospital. Según lo que te habían dicho, el día que él te dio esa "advertencia" fue asaltado de camino a casa por varias personas, y aunque se trataba de alguien como Shinwoo no pudo evitar el ser apuñalado. Aunque algo en la historia aun no terminaba de concordarte -- ¡Venga, ___! -- se carcajeó -- ¡Si querías una excusa para venir a verme solo tenías que decirlo! No tienes que inventar nada.

¿Por qué ahora todo eso comenzaba a tener sentido? Sobre todo después de ver como Raizel sacaba un látigo delante de ti, lo dejaba por un momento en el suelo y se comenzaba a desabotonar la camisa blanca como si siguiera las notas de una elegante canción.

-- R-Raizel... -- te sonrojaste violentamente al ver el torso descubierto de él, instintivamente desviaste la mirada.

No era secreto para Yuna y Suyi lo que sentías hacia Raizel, de hecho tiempo después de que comenzaras a divertirte con el azabache fue que aclaraste tus sentimientos y diste por concluido que lo que sentías por él no lo sentías por nadie más, definitivamente se trataba de amor.

Ahora mismo las cosas eran muy confusas, no podías ver a Raizel, y tu cara estaba tan caliente como roja.

Cuando menos lo esperaste Raizel estaba delante de ti, puso sus delicadas manos en tu rostro y te hizo voltear a verlo. Un apuesto hombre con ojos tan profundos que taladraban cada esquina de tu ser. Él se acercó rozando peligrosamente sus labios, entonces susurró.

-- Di mi nombre...

-- ¿Raizel...?

Soltaste un agudo chillido al sentir un latigazo en tu mano izquierda, cerraste los ojos con fuerza y jadeaste, no fue lo suficientemente fuerte como para abrir una herida, pero si había dolido.

-- A-Ah...C-Cadis Etrama Di Raizel...

Apenas alcanzaste a verlo por el rabillo del ojo, él sonrió con una notoria expresión de satisfacción, se relamió los labios y poniendo una mano en tu nuca te aproximó con fuerza para juntar sus labios en un aprisionado y demandante beso.

Era tu primer beso.

No sabías que hacer, aunque tampoco era como si él fuera a dejar que hicieras algo. Se dejó llevar por el momento junto a ti, de vez en cuando te dejaba tomar aire antes de volver a aprisionar tu labios. Finalmente te tumbó en la cama y se hizo arriba tuyo, poniendo una rodilla bajo tu entrepierna y la otra rozando el lado derecho de tu cadera. Los besos de Raizel cada vez se hacian más candentes, y cuando dejó tu boca y pensaste que se detendría, comenzó a besar tu clavícula, dejando pequeños chupetones y leves mordiscos que te hacían apretar las sabanas de la cama.

Estabas más que excitada, el levantador blanco no dejaba ver mucho de tu cuerpo, pero se alcanzaban a notar tus pantorrillas blancas, y cada vez que te retorcías bajo el cuerpo del azabache ésta se levantaba más, dejando a la vista tus muslos.

No supiste en que momento Raizel bajó la parte alta del levantador, dejando a la vista tus pechos junto con los pezones erectos. Él sonrió de nuevo de una manera casi imperceptible, entonces comenzó a jugar con ellos. Cada parte de tu ser se retorcía, apretabas tus labios y finalmente dejaste escapar un suave pero audible gemido.

-- Raizel...

El azabache se detuvo por un momento, levantó la mirada y se encontró con tu rostro sonrojado y una pequeña sonrisa en tu rostro. Tus piernas que aun tenían libertad se removieron un poco, entonces rodeaste la cintura de Raizel y lo atrapaste entre ellas, pegándolo aun más a ti.

-- No...aun es demasiado pronto -- susurró él, dándote un suave beso en los labios -- ___.

-- Dime...

-- Ahora eres propiedad de la Nobleza -- te acarició la mejilla y volvió a lamerte el cuello -- Eres mía y de nadie más.

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⏰ Última actualización: Apr 07, 2021 ⏰

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