Bucle

la generación en depresión

El mundo se ha vuelto un lugar bien jodido. Este año tanto como el pasado se han visto oscurecidos por la horrible pandemia global, todos nos hemos visto encerrados en casa y admitámoslo, al borde de la locura. La ansiedad y la depresión, el miedo a lo impredecible, a la enfermedad, la monotonía, la rutina, el aislamiento, la oscuridad de nuestra paredes se han convertido en grandes monstruos que nos aplastan el pecho sin dejarnos cabida al aliento. Vivimos al filo de la navaja que amenaza cortante a las finas venas de cristal de nuestra mente y nuestro corazón, en una constante caída libre hacia la oscuridad del futuro y del presente, sostenidos por la esperanza que nos brinda ub pasado distante donde las cosas estaban ya muy jodidas, solo que menos. Estamos llenos de hoyos existenciales buscando respuestas a preguntas que ni sabemos formular. ¡Joder! ¡somos la puta generación en depresión! La que escucha canciones de Billie Eilish en la habitación recordando lo mierda que nos va en la vida; la que degusta el sabor del filo en la muñeca en el baño con el eco de NF en las paredes; la que grita en la almohada las letras de Lewis Capaldi; la que se tortura pensando en el dulce dolor del pasado con Olivia Rodrigo, y podría seguir con los ejemplos. ¡Somos adolescentes y estamos deprimidos! -¿Por qué?. -¿Por qué no?. Sí, tienen razón esos que hablan, es cierto, no tenemos guerras mundiales, no estamos en conflictos globales, ni amenazas nazis, ni tampoco solos mandados a luchar y morir por la arrogancia y el ego de los que están allá arriba donde nadie los puede alcanzar. Pero también luchamos nuestras batallas. Luchamos por el medio ambiente, por qué nuestro pequeño pedazo de tierra y agua no se vaya al carajo en un futuro próximo y el aire se vuelva tan tóxico como el alma de los que no les importa una mierda. Luchamos por la igualdad, por los derechos, por el reconocimiento, por la tolerancia, por la justicia; vamos al campo de batalla de las calles y de las redes sociales y los medios de comunicación a combatir contra los archienemigos del progreso: el retrógrado machismo; el antiguo y gastado racismo; la enfermiza homofobia; la explotación humana; el maltrato infantil, animal y contra la mujer; la discriminación; la xenofobia; la corrupción de los políticos de cartón, y todo lo que va mal con el mundo moderno.