HENRY CAVILL
El rugido del motor hizo que todas mis emociones se tiraran a flor de piel y la excitación era la estrella del momento. Mi pelo revoloteaba libre por el viento y la velocidad de mi descapotado Chevrolet Corvette 1970, que costó tanto sudor y esfuerzo. Lo manejaba con una gran sonrisa luego de salir del registro y tener oficialmente mi licencia de conducir.
¡Y que bonita me veía en esa porquería! Traté de ocultar los frenillos con una sonrisa cerrada puesto que ya no estaba en edad de tenerlos, o al menos así lo consideraba yo y otras personas, aunque ciertamente no me veía tan mal pero me rebaja mil veces más la edad.
La joven que me tomó la foto me hizo una broma y arruino mis planes haciendo que saliera de lo más natural y con una sonrisa abierta. Al final al ver la licencia incluso aquel detalle me agradaba. Sin contar con que arregle mi cabello en perfectas ondas castañas para esa foto.
Había trabajado increíblemente duro por un año entero en un ostentoso bar en el centro de Londres. Tenían bebidas riquísimas, y costosas, una hermosa barra de madera importada y llegaba mucha gente importante cada noche. Claro que lo que si no tenían era un buen ambiente de trabajo, por lo que fue una tortura trabajar ahí. Aunque no voy a mentir la paga era buena y suficiente para comprarme ese hermoso coche rojo por mis propios méritos.
Era mi primer auto y estaba muy orgullosa. Mi papá era un gran inversionista en varias empresas, fácilmente podría habérmelo comprado, pero yo quería ganármelo. Y estaba segura de que se iría de nalgas para atrás cuando me viera llegar en esta belleza.
Antes de ir a casa quería hacer una parada especial, para ver a mi chico.
Me encandile pensando en lo orgulloso que estaría de mi. Había sido testigo de todas las veces que llegue exhausta a su casa cuando se encontraba en Londres y no grabando. Llegaba con todo el deseo de dormir entre sus brazos, aunque la última cosa que hacia era dormir...
Solía besarme el cuello cariñosamente con la excusa de hacerme mimos, hasta que no resistía más y le pedía que me tomara, y él se hundía entre mis piernas hasta hacerme explotar en mil pedacitos y saciarse de mi cuerpo.
Sentí sus grandes manos escurrirse por la camiseta que le había robado y jadeé cuando pellizco mis pezones suavemente.
— ¿Qué pretendes? — Le pregunté en un murmullo, mientras me retorcía gozososa por sus caricias y me acercaba hasta que sentí su pecho desnudo en mi espalda. Gemí cuando sus dedos traviesos se deslizaron entre mis bragas, que solo necesitaron de aquellas pocas pero diestras caricias para humedecerse por completo.
— Solo quiero relajar a mi chica. — Su voz completamente ronca y caliente en mi oreja hizo estragos en mi, y sin protestar deje que me sacara las bragas y extendiera mi humedad con sus dedos sobre mi necesitado clitoris.
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ONE SHOTS - Henry Cavill / Chris Evans
RomanceAmor, otros cuentos y universos de magia inspirados en dos pares de ojos de diferentes oceanos coloridos.