Ron Molan era un mayordomo integro, un asesino de primera y un buen padre, aunque últimamente estaba pensando que la edad le estaba llegando, porque su sonrisa benigna estaba temblando, aunque tal vez tenga algo que ver con la cantidad anormal de regalos de propuestas de matrimonio a su joven maestro, tenía ganas de quemar todos esos paquetes del diablo, también unas ganas inmensas de cortar el cuello de todos los que perseguían al inocente chico que no se daba cuenta de todos los depredadores que lo seguían.
Suspiro mientras escuchara al duque Deruth ordenar devolver todos los paquetes antes de que su hijo los viera, internamente estaba de acuerdo, todos esos estúpidos nobles no le llegaban ni a los talones a su inocente joven amo que creía que no le interesaba a nadie.
Trato de enfriarse mientras preparaba la limonada de su señor.
-padre cálmate un poco, tus intenciones se perciben- Beacrox dijo tranquilamente mientras preparaba la carne de la cena.
-me estoy haciendo viejo al parecer, las intenciones de esos desvergonzados nobles hacia nuestro joven maestro son demasiado descaradas y vulgares- su voz salió suave pero el frio de ellas se podía cortar con un cuchillo.
-padre, nuestro joven maestro ya está en la edad de casarse, además es el héroe del continente y el tesoro más grande del reino, es normal que reciba tantas propuestas de matrimonio-
-¿Cómo puedes decir semejantes barbaridades?, el joven maestro apenas es un cachorro, un bebe que da sus primeros pasos, hay que cuidarlo o bestias feroces lo pueden devorar- salió enojado de la cocina
-pero ya tiene 20 años- Beacrox suspiro al ver a su padre llevar la limonada al pelirrojo, recordó con nostalgia al pequeño niño que se escondía en la cocina para robar dulces- a mi tampoco me hace gracia que esas bestias quieran mancharlo- también recordó al hombre fuerte y feroz que lucho contra la estrella blanca arriesgando su propia vida por el bien de los demás- pero ya no es un bebe-
Por otro lado Ron estaba hecho furia, esas bestias indignas querían la mano de su joven maestro, jamás espero sentirse de esa manera, después de todo, Cale Henituse se había comportado como basura durante mucho tiempo y Ron jamás espero que se fuera a casar, pero ahora que brillaba como la joya más hermosa en el mundo y cada persona había visto su más que increíble ser, todos querían un pedazo de él, trato de controlarse para no romper el vaso, nadie de esos inmundos podría cuidar a su joven maestro como él lo hacía, llego al patio donde estaba su joven maestro cultivando su huerto junto a sus hijos y Choi han, frunció su ceño, ese pequeño punk siempre estaba persiguiendo al amo como un perro fiel, el anciano podía ver las intenciones de Adoración en sus ojos (aunque siendo sinceros, Ron veía a todos siendo una amenaza para su señor)
-joven maestro, le traje su limonada- puso su sonrisa benigna, aunque se convirtió en una divertida al ver la leve mueca de disgusto del chico que se tomo el vaso sin chistar.
-Ron, ¿ya se llevaron los regalos?-
-si mi señor-
-espero que los regalos llevaran a su destino, no puedo creer que se equivocaran al mandarlo a mi habitación- suspiro dejando en shock, Ron se recupero de inmediato.
-si mi joven maestro, los regalos serán devueltos y no tendrá que seguir lidiando con cosas molestas- el joven sonrió, los gatos negaron con su cabeza y el moreno espadachín miro al hombre con ternura mientras Raon hablaba con Cale.
Ron se fue a la cocina con una sonrisa, como podía siquiera pensar en entregar a su inocente e ingenuo joven maestro a alguien que no lo podría apreciar como su familia lo hacía, era inconcebible y en lo más profundo de su corazón deseaba que Cale se convirtiera en un santo para que nadie lo toque.
Tal vez de verdad estaba viejo, pero seguía con la convención que nadie se lo merecía.
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Cale Henituse
Acakson pequeñas historias creadas por capricho y sin relación alguna, pero me gusta la novela y quería aportar mi granito de arena a este hermoso pelirrojo que me enamora