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A Chittaphon le encantaban los desafíos, era un poco competitivo o más bien muy competitivo porque sabía que él era lo suficientemente bueno como para obtener lo que quisiera... o al menos la mayor parte del tiempo pensaba eso porque también tenía que aceptar ciertas limitaciones y unas cuantas inseguridades, pero aún así, amaba las cosas que fueran difíciles de obtener.

Esa había sido una de las razones por las que había terminado en la carrera de derecho y por supuesto, era una de las razones por las que estaba tan encantado por su profesor.

Kun era difícil, era reservado, pero amable-casi dulce, ocultaba la mitad de sus emociones y eso hacía que al ser tan descarado fuera más sencillo de manejar, porque Ten podía guiñarle el ojo de la forma más coqueta que le era posible y Qian Kun no haría otra cosa más que fruncir un poco la boca y seguir con cualquier cosa que estuviera haciendo.

Ten aceptaba que Kun era un imposible, pero eso no impedía que cada día cayera más ante sus bonitos rulos y su elegante traje. Estaba seguro de que sus labios eran igual de suaves que la piel de su mejilla cuando lo besó y el solo pensarlo hacia que sus manos se movieran hasta su rostro para ocultar su vergüenza.

Habían pasado la mitad de las vacaciones y Chittaphon aún se preguntaba como había sido capaz de haber hecho algo así, por algún milagro nadie los vio y por otro había logrado mantener la fuerza en las piernas para salir corriendo de ahí. Al menos tenía la otra mitad de las vacaciones para volver a juntar la valentía que se le había ido con aquella travesura, de todos modos, su padre había hecho que se metiera a una florería como trabajo de verano y eso había hecho que su mente se mantuviera despejada.

"No necesito el dinero" Le había respondido con cierto desgano.

"No lo harás por el dinero" el hombre lo miró con el rostro divertido "Lo harás porque ya estás en la universidad y aún tienes la cabeza en las nubes, necesitas ser más centrado y responsable con tus acciones"

Y de ese modo había terminado con un delantal gris, una camisa blanca, unos pantalones negros aburridos y unos guantes amarillos de mal gusto. A Ten le encantaba lucir bien en todo momento y ese atuendo definitivamente no lo hacia lucir sensual.

Como sea, los días en la florería marchaban con bastante tranquilidad, había aprendido rápido así que la dueña del negocio, una anciana muy agradable, solía dejarlo solo en el local y con el pasar de los días, se había acostumbrado y prácticamente ya disfrutaba del lugar, era tranquilo y el aroma de las flores siempre era placentero.

Aquel día el negocio estaba un poco más vacío de lo normal, no había mucho ruido por lo que había decidido poner un poco de música mientras leía las notas que la anciana le había dejado. Eellas estaba el significado de cada flor que había en su negocio, le fascinaba, pues la mujer tenía una gran cantidad de flores en el local y a pesar de que algunas fueran del mismo tipo de flor, el color influía totalmente en ellas.

Después de unas horas, Chittaphon se había adentrado tanto en su lectura que ni siquiera había notado cuando una figura había cruzado por la tienda y se había parado justo frente al mostrador.

"Oye..." le habían llamado, pero él no había escuchado "Oye.." seguía sin escuchar "¡Chittaphon!"

Ten casi se atragantó con su propia saliva cuando cayó en cuenta de la voz y más aún cuando notó que quien lo llamaba no era un desconocido sino la persona que estuvo atormentado sus pensamientos durante todo el verano y sobre todo, que estaba parada frente a él y no solo eso, pues Qian Kun se había desecho de su tinte rubio, de sus rulos y ahora portaba un color negro intenso y las puntas de su cabello caían sobre un lado de su rostro dejando una parte de su frente al descubierto.

"K-kun" Estaba tartamudeando.

"Está bien que aquí no sea tu profesor, pero tampoco es para que me llames tan informalmente" tragó saliva.

"¿Señor Kun?" Dudó.

"¿Sabes qué? Déjalo en Kun" Ten tuvo que reprimir una pequeña risa, los nervios estaban invadiéndolo "Dame un ramo de rosas, por favor"

Ten frunció el ceño.

"¿Es para su novia?" Preguntó aún sin moverse de su lugar. Kun lo miró seriamente.

"Solo dame lo que te pido" respondió duramente.

"No me malinterprete" fingió desinterés "Es que personalmente creo que las rosas no son tan especiales como todos lo creen" dijo tomando suavemente del brazo al más alto y lo llevaba a un lado más adentro del local "Mire, hay flores que son menos comunes y que significan cosas igual de lindas" dijo mientras comenzaba a señalar y a explicar el significado de cada flor. "por ejemplo, las camelia" sonrió "las de color blanco significan el primer amor, en rojo significan el amor incondicional, el deseo o la pasión, mientras que el rosa tiene el significado de seducción o el querer estar con una persona" para ese momento, Ten se había perdido un poco en sus palabras y para cuando lo notó ya había hablado por más de tres minutos. "Lo siento, he hablado mucho" Volvió a sonar tímido.

"Esta bien" respondió el mayor con algo parecido a una sonrisa en el rostro, el corazón de Ten se agitó "no sabía que sabías tanto de esto"

"Bueno, creo que usted no sabe muchas cosas de mi"

Kun asintió. "Tú tampoco sabes cosas de mi, así que no lo digas en ese tono"

"Estoy seguro de que sé más cosas de yo de usted que usted de mi" replicó con un pequeño puchero en los labios.

"Dime tres" lo desafío.

"Sé que su color favorito es el azul" contestó "que prefiere el té al café y por supuesto, que no es un buen novio porque compra cosas muy predecibles, como las rosas" frunció la nariz con desagrado sin mirarlo.

Kun comenzó a reír en voz alta y Ten no pudo evitar sentir como su corazón volvía a acelerarse mientras giraba su rostro para mirarlo con un invisible destello en las pupilas.

"Dame las camelias" dijo aún con la risa en los labios.

"¿De qué color?"

Kun ladeó la cabeza. "No lo sé, ¿a ti qué color te gustaría que te dieran?"

Ten sonrío con un poco de tristeza mientras tomaba un ramo y se dirigía hacia el mostrador para cobrar.

"Tal vez venga la siguiente semana por otro ramo, esta vez para mi abuela, ¿te parece si intercambiamos números para que así solo pueda pasar a recogerlas? Ahora que sé que eres un gran conocedor, sé que sabrás elegir un buen ramo por mi. "

El menor asintió escribiendo su número rápidamente en una hoja de papel y recibía la tarjeta de papel grueso que le extendía el ahora pelinegro.

"Entonces, te mandaré un mensaje un par de horas antes de venir"

"De acuerdo, estaré esperando" sonrío mientras veía como el mayor se alejaba con un ramo de camelias color rosa en las manos.


Lamento haber tardado jeje gracias por leer, espero que les guste el capítulo c:

When I Kissed The Teacher • KunTen / Ten x KunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora