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Fourth Year:
Draco Malfoy y los broches de "Potter Apesta" para probar mi amor por él.

Decir que fue su mejor verano, sería mentir. Fue el peor.

Había tratado de salir con Pansy como una relación sólida y presuntuosa, más no fue la gran cosa ya que la chica parecía contenta con sus insinuaciones y él no deseaba eso, deseaba que lo retara, que le pusiera un no para que sea más interesante aquella extraña y dichosa relación, que le ignorara y de posible, le peleará tan solo un poco. Al tiempo (lamentablemente) se dio cuenta que era por la sencilla razón que le gustaba más Potter que Pansy, por lo que le bajó un poco a sus insinuaciones sin importarle mucho lo que digan los demás. Era su jodida vida, que se callaran la boca y lo superarán de una vez por todas.

Potter logró salvarlos, de nuevo, pero había algo mal. Algo inconcluso a la historia que habían redactado. Sirius Black fue libre por escasos momentos y de pronto, ya no se hablaba de él más que los periódicos sólo eran leves menciones y advertencias en el diario el profeta. Veía más sospechosos al trío y debía de quedarse con sus ideas ya que no podía preguntar por no ser su amigo y eso me disgusta a más de lo que debía de admitir.

Su padre estuvo de un lado a otro, nervioso y ansioso durante casi todos los días y noches, logró oír susurros enojados de sus padres en toda la casa cuando no lo oían caminar, ver como se sobaba su antebrazo en advertencia como si pícara, incluso vio a su padrino más veces de las que recordaba haberlo visto en antaño paseándose por la casa, leyó cuantos libros pudo y trato con su vida no hablar de Potter frente a sus progenitores por miedo a que lo abofetiaran de nuevo. Fue inevitable cuando su padre le pidió saber un poco más de Potter cuando estaban en su despacho en un horrible y siniestro silencio incómodo. Fue la plática más extraña que jamás tuvo.

- ¿Dónde vive?

Había iniciado su padre, lo vio con curiosidad antes de que su padre con desprecio dijera: Potter. Tuvo que dejar su libro de lado antes de alzarse de hombros, eso era un dato interesante que podría investigar ese año. Su padre lo vio con enojo, por lo que tuvo que relamerse sus labios antes de hablar, tratar de que no se viera nervioso o ansioso, a pesar de que su padre lo notaría en cualquier momento. ¿Significaba que podrían aceptarlo como futuro cónyuge? Con qué al menos supiese que estaban listo para aceptarlo, era más que suficiente. Se aclaró la garganta antes de ponder hablar.

- Eh oído algo sobre sus tíos, muggles. – Movió su mano, quitándole total importancia para poder huir de ahí, no quería hablar de él sin saber que no fuese aceptado del todo. – No sé la ubicación exacta. Digo, no es como que vaya y le diga: hey, Potter, ¿dónde vives? Jaja, que idiota, vives con tus patéticos tíos muggles.

- ¿Exactamente dónde?

La insistencia de su padre le dio mala espina, se volvió a alzar de hombros sólo por la necesidad de hacer algo, vio de reojo la puerta, necesitaba salir de ahí o sería más incómodo aquella extraña situación.

- No lo sé. Ya te dije.

- ¿Va con los Weasley cada verano?

- No lo sé. Supongo que sí, como mejores amigos y esas cosas.

- No me estás ayudando.

- Hace unos meses te daba igual, ¿por qué ahora es importante? ¿Por qué me gustaba? Ya te dije, lo dejé de lado o al menos trato. Soy Malfoy, ¿recuerdas? Mi deber es con ustedes.

- Porque vamos a reflejar lo que somos, pronto. ¿Irá al torneo de Quidditch?

- ¿Lo que somos o lo que eres?

Draco Malfoy, la historia oculta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora