Extra III

362 47 22
                                    

Eight year:
La vez que ambos fueron felices.

Se levantó más temprano de lo usual, se arreglo más, incluso se trató de peinar, dejó a la vista el color platino antes de verse al espejo por quinta vez para aprobar como se veía.

¿Estaba nervioso? No. Para nada...

Mentía. Realmente si lo estaba. Tanto. Mucho. Demasiado. Todos los sinónimos le quedaban, si no transpiraba era porque Dean le ayudaba a calmar su respiración para tratar de estar tranquilo.

- Carajo, Harry. Cuando Malfoy te diga que no... ¿Puedes decirle que estoy libre? Sin problemas, compañero.

- Cállate, Finnigan.

- ¿Qué? Su facha de héroe me pone.

- ¿No sales con Lavander?

- Sí. ¿Qué tiene?

- Qué eres un asqueroso. ¡Tú puedes, Harry!

Potter sonrió a Neville. Se había corrido el rumor de que le gustaba cierto chico, pero no comprendía aún como, seguramente a Ronald se le escapó o algo similar. Lo bueno que ahora se habían unido bastante como para que no saliera de la torre.

Bajaron juntos, como era normal. La tranquilidad del castillo daba miedo... O tal vez estaban muy tramados para pensar en ello. Llegaron al gran comedor para almorzar, donde Ginny y Hermione se unieron hablando de sabe que no presto tanta atención. Lo busco con la mirada, no lo encontró.

Durante todo el día, lo busco casi con desesperación, pero no sacó el mapa del merodeador para no levantar más sospechas ni bullas de sus compañeros de casa. Sonrió a Horace cuando entró al salón y se fue a sentar hasta atrás, ignoro la cara de curiosidad que Parkinson le dio cuando se sentó a su lado, pero la ignoro por los nervios que empezaban a crecer en su cuerpo.

- Aquí se sienta Draco.

- Genial. Aún hay un asiento más.

- Sí, para Blaise.

- Debemos dejar eso de lado, Parkinson. Haz más amigos.

Pero sus nervios crecieron cuando Draco llegó antes de aventar a Blaise lejos, quien le paro el dedo después de darle un beso a su novia y sentarse con Theodore.

Harry trató de llamar su atención, pero Draco casi no se la dio. Ninguno se dio cuenta que cuando el otro no lo veía, se daban pequeñas miradas, sonrisas indiscretas y pequeños roces de manos, nadie lo noto más que Pansy. Tal vez por eso creyó lo que creyó.

Pero Draco no habló en toda la clase, al contrario, salió casi corriendo del aula al finalizar la clase. Ronald tuvo que abrazar a Potter con un brazo para darle ánimos.

- Tranquilo, compañero, podrás hablarle a la próxima que se te ponga de frente.

- No sé, Ron.

- Si te da pena, bésalo.

Pero el pelirrojo sólo lo jalo para ir a su siguiente clase. Fue hasta la cena que Luna se acercó con amabilidad antes de sentarse con ellos y empezar a cenar, como quien no quiere la cosa, pregunto a Potter:

Draco Malfoy, la historia oculta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora