El guardián de Pallas, ¡Vuela Pegaso!

220 9 15
                                    

Los caballeros del zodiaco no son de mi propiedad, esta historia la realizó con el único fin de entretener a otros fans y a mí mismo sin fines de lucro. Agradezco a los dueños de las imágenes y videos que usare para aumentar la calidad de la historia, sintiendo mucho respeto y admiración por ellos.

Desde la era mitológica, el legendario caballo alado Pegaso fue conocido como una criatura protectora de los inocentes, el cual era cuidado en el Olimpo afectuosamente por Atena, la diosa de la guerra y la sabiduría. Atena tenía una hermana la cual la quería más que a nada y las dos eran inseparables, está era Pallas, la diosa del amor. Cuando Atena decidió ir al mundo terrenal, se encariñó con la humanidad y Pallas se enceló con gran rencor por ya no ser el objeto del afecto de su hermana. En un intento por eliminar a todo lo que pudiese apartar a Atena de ella, la diosa del amor estuvo a punto de borrar a los humanos de la existencia, cosa que hubiese conseguido de no ser porque la misma Atena le hizo frente. La batalla entre ambas diosas fue brutal y bastante longeva, hasta que culminó con la victoria de Atena cuando ella enterró una daga dorada en el corazón de su hermana. Los siglos fueron pasando y la diosa Atena reencarnaba de nuevo en cada era para continuar su labor de proteger a la tierra e igual que ella Pallas también reencarnaba en cada era. Por miedo a que la hermana de Atena volviese a intentar eliminar a la humanidad, la diosa del amor era asesinada nuevamente en cuanto su reencarnación era identificada.

Esta es la historia del caballero de Pegaso que dio la espalda a Atena al ver la verdad en el alma de Pallas y dedicó su vida a ella con pasión.

El santuario, hogar del templo de Atena. Un sitio sagrado en donde viven y entrenan los fieles servidores de la diosa para poder convertirse en uno de sus 88 caballeros, guerreros inigualables que portan armaduras inspiradas en las constelaciones esparcidas por el firmamento.

Aioros, caballero dorado de Sagitario, caminaba hacia la zona común del santuario donde vivían los aspirantes a caballeros más jóvenes de Grecia, aunque no iba solo, tenía como compañía a una pequeña niña que caminaba ocultándose detrás de las brillantes alas de su armadura.

Mientras en el interior de una casa ...

Seiya, un niño de ocho años, mitad japonés, mitad griego que era aprendiz de caballero, se encontraba quejándose al aire mientras cortaba vegetales para una sopa.

Seiya: Estupido Aioros, me golpean desde muy temprano en la mañana, seis días a la semana, me pone a cocinar para él diario y para terminar, sólo tengo treinta minutos libres antes de que me pongan a entrenar de nuevo. 

¡Ya estoy arto de esto! ¡Si Atena es de verdad una diosa no requiere de caballeros, ella es capaz de cuidarse a sí misma! ¡En cuanto Aioros regrese le diré lo que pienso y que me largo! Declaró y con una coordinación de miedo, se pudo escuchar como la puerta se abría. 

Aioros: Seiya, he regresado.

Seiya apagó el fuego y arrojó los vegetales a la olla para después ir a recibir a su maestro y hacer lo que había jurado.

Seiya: ¡Ya te habías tardado! Iba a empezar a armar todo show, hasta que la curiosidad por algo que noto se había escondido con velocidad detrás del hombre, tomó la prioridad de sus pensamientos.

Aioros: Lo se, tenia unos asuntos que atender antes de regresar. ¿Hiciste una porción más para la cena como te pedí que empezaras a acostumbrar a hacer?

Seiya: ¿Eh?, si, ¿tendremos visita? Preguntó por reflejo ya que estaba más interesado en encontrar un ángulo que le dejara ver lo que estuviese detrás de Aioros. El caballero dorado solo sonrió ante la actitud de su discípulo y se hizo a un lado, dejando al descubierto a una niña de ojos llorosos como de la misma edad que Seiya.

Mi caballero, mi amado, PegasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora