Sinner [Suna Rintaro y tu]

6. Im not okay

Justo como era de esperarse, el siguiente día no asististe a la escuela.

Tu vida se estaba desmoronando poco a poco, estabas cansada de fingir y pensabas que el alejarte de todos sería una buena idea, claro que el besarte con Suna no ayudaba mucho. Aunque pensaras que los gemelos compartían una sola neurona eran demasiado intuitivos, desde aquella vez, que chocaste contra ellos saliendo del caer hace uno tiempo atrás, supieron que algo no andaba bien contigo, sin embargo, confiaban en que tarde o temprano tendrías la confianza de contarselos.

Sin embargo, eso parecía que nunca iba a suceder.

Suna había hablado con los gemelos, les había contado sobre el incidente de la enfermería, omitiendo los besos, claro, incluso de aquella vez que dormiste en su departamento. Habían llegado a la conclusión que debían hacer algo.

Aquel día, los tres chicos caminaban rumbo a la preparatoria, absortos en sus pensamientos, disfrutando del clima fresco y la falta de sol, asegurando que sería una buen día, el fresco del ambiente les recordó a los días lejanos de otoño, por un momento, solo un efímero momento les pareció que la primavera hubiera desaparecido.

—Hey, ¿esa no es ______?— preguntó Osamu con un movimiento de cabeza, señalando a la chica que caminaba con rapidez hacia la estación del tren.

—Que raro — musito Suna al darse cuenta que no estabas portando el uniforme.

Atsumu fue el primero en avanzar, no iba a esperar a sabe dios cuando volvieras al Inarizaki, prefería parecer un acosador a que algo malo te pasara, Osamu y Suna se emparejaron con el rubio, ya después pensarían en una excusa para justificar su falta al entrenamiento de ese día. Tenían cosas más importantes que hacer.

Caminabas perdida en tus pensamientos y sonreiste con tristeza al notar el clima que gobernaba la ciudad, como si el cielo se compareciera de tu culpa, tus uñas se clavaban en las palmas de tus manos debido por el nerviosismo ocasionado, la idea de no asistir a aquel evento cruzo por tu mente como un cometa fugaz, pero lo desechaste casi al instante, no tenías ánimos de averiguar que podría pasar si desobedecieras.  Antes de entrar a la estación de tren te detuviste para acomodar tu ropa, y quitar alguna que otra pelusa invisible, soltaste un suspiro cansado, al no poder retrasar más aquel agrio encuentro. De tu bolso sacaste u a pequeña pastilla azul y la colocaste sobre tu lengua, le diste un gran sorbo a la botella de alcohol que habías escondido un día antes en tu bolso e hiciste una mueca cuando el licor bajo por tu garganta, quemandola. Ahora si estabas lista para enfrentar el infierno.

El tren estaba casi vacío, al ser de mañana en un día entre semana, suspiraste agradecida ya que no te gustaban que el vagón fuera atiborrado de gente, era asqueroso.

                         Xxx-xxx-xxxx
¿Donde demonios estás?

   Voy camino a casa.

Esta ya no es tu casa.
    
                                                            Bien.

Lamentablemente el viaje no podía ser eterno.

Caminar por las calles de tu antiguo  barrio era casi surreal, como si fuera de otro mundo, los recuerdos buenos quedaban eclipsados por cada lágrima derramada, el dolor era tan intenso, que ni tu estado fuera de si lograba mitigar. De vez en cuando se te escapa una risita tonta cuando tus pies se tambaleaban y terminabas recargada en una pared tratando de recobrar las compostura.

Una vez más, recorriste aquel parque, sintiendo la nostalgia de los viejos tiempos, y una triste sonrisa se posó en tu rostro cuando observaste a dos niñas jugar en los columpios, felices y sin preocupaciones, como si todo en la vida fuer tan sencillo. ¿Que se sentía ser feliz? ¿Realmente era necesario seguir existiendo? Hoy más que  nunca esos pensamientos rondaban por tu cabeza, simplemente podrías desaparecer, de un momento a otro podrías morir. ¿Suicidarte? No, incluso muerta te dirían cobarde. Tal vez tropesarte en plena avenida o fingir que llevabas prisa cuando un camión pasara a toda velocidad, tal vez así, podrías descansar en paz.