Su delgado dedo anular era abrazo gentilmente por aquel pequeño fierro dorado, con una gran piedra en medio, que brillaba más que el sol.
El sonido del fregadero resonaba en aquellas cuatro paredes blanquecinas, jugueteando con sus dedos. Caminando de un extremo a otro, ansiosa. El cronómetro sonó, indicando que aquellos tres minutos, –que ella juraba que habían sido eternos– habían acabado. Tomó el pequeño, pero largo, tubo entre sus manos, sosteniéndolo, de aquella pequeña curva que tenía, con su dedo pulga e índice.
Suspiro pesadamente, antes de bajar la mirada hacia aquel blanco tubo, con sus manos y piernas temblorosas, mordió su labio inferior, ahogando una pequeña risa.
Dos rallas verticales.
Salió del baño, arreglando su cabello, que apenas y llegaba a su mentón. Pasando por el frío y pequeño pasillo, arrastrando los pies.
La puerta chirrió, indicando que alguien había llegado. Se recostó sobre el mueble, enredándose con las sábanas azul marino, de nuevo. El sonido de unos pies siendo arrastrados, una maleta cayendo al suelo. La silueta de su hermoso y tonto esposo, frente a ella, poniéndose en cuclillas.
—Hola guapa.—Murmuro, depositando un beso en su frente.
Nobara arrugó la nariz, alejando su cara de él.
—Apestas a humo.—dijo, sonriendo.
Yūji chasqueó la lengua, divertido, se enderezó de nuevo, arrastrando los pasos hacia la cocina, tomó un vaso de vidrio y se sirvió agua.
Kugisaki se estiró, como un gatito despertando de su siesta. Se puso sus pantuflas rosas, y caminó hacia donde se encontraba su esposo, rascando su nuca y bostezando. Yūji la miró, con amor en sus ojos, como todos los días, desde que la había conocido.
—¿Vienes muy cansado?—interrogo, rebuscando algo en el refrigerador.
—Tal vez... un poco.—contesto, juntando sus dedos índice y pulgar, dejando una brecha entre ellos.—¿quieres que haga la cena?—la chica asintió, con una paleta de hielo entre sus labios, sentándose en la desayunador de mármol.
Después de una hora, los dos se encontraban en su cama king size, Nobara revisaba algunos exámenes, mientras que Itadori, masajeaba sus pies, suave y lentamente, apretando, ni tan fuerte ni tan débil.
Sus largas y chinas pestañas revolotearon, respirando pacíficamente. Los pies le dolían, de caminar de una punta del campus a otra. El sueño le había ganado, su cara era relajación pura, con una pequeña sonrisa en sus labios.
Kugisaki estaba feliz, en un pequeño cajón de la mesita de luz, en lo más profundo de aquel trozo de madera, se encontraba una hoja blanca, doblada, dentro de un sobre, con el estampado de la clínica. Y en aquella hoja, una sola palabra que había cambiado su vida, y tal vez, la de Itadori por igual. Con tinta verde, tatuada a ese trozo blanco.
POSITIVO
Si, Nobara Kugisaki estaba embarazada, después de 2 años de matrimonio, con aquel hombre que parecía el mismísimo sol. ¿Era planeado? Pues claro, lo estaban intentado, desde hace 4 meses.
✨
Hey, hola.
Solo para decir que en esta historia, Yūji y Nobara tienen la misma edad -28-.
Megumi igual jjjj.
Universo Alterno.
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Sweet boy || ItaNoba
FanfictionUna vida llena de sorpresas, el inicio de una hermosa familia que estaba por formarse. Las historias del pasado y las que faltaban, las desgracias que se presentan... Pero los finales felices, a veces, se cumplen. Publicación: 09/abril/2021 •Los pe...