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La sabana blanca sobre su piel, el calor de su amado detrás de ella. Esas cosas la hacían despertar, pero no pararse de la cama.

Itadori rodeó su cintura, metiendo su juguetona mano bajo su blusa negra de seda, acariciando su piel, se pegó más hacia Kugisaki, haciendo que su trasero chocara contra su entrepierna.

Ronroneo en su cuello, su voz era ronca, acababa de despertar. Beso suavemente su nuca y su espalda, mientras su mano bajaba cada vez más, hasta chocar contra el elástico de su pijama de seda.

Nobara chasqueó la lengua y se dio la vuelta, quedando frente a frente.

—No hagas eso, idiota.—parpadeo, ajustando sus ojos a la luz que entraba por la ventana.

—¿Eh? ¿No quieres hacerlo?—pregunto, con un lindo puchero.

—Uhm... hoy no.

Yuji chillo, recostándose en la cama, mirando al techo. Se estiró como león, y bostezo. Dejando una mano sobre una teta de Kugisaki. Sin apretarla, ni masajearla. Solo la dejo ahí.

—No quiero pararme.—escupió al aire, alargando la última letra.—Quiero quedarme aquí, contigo, acostados haciéndonos mimos.

Nobara rió, y quito su mano de su pecho, se sentó en la orilla de la cama. Y solo por un momento lo olvido. Abrió los ojos a la par y sonrió de nuevo.

—Yuji, ¿hoy vendrás a comer a casa?—pregunto, mirándolo.

—Si mi linda esposa lo quiere, claro que lo haré.—sonrió, aquella estupida sonrisa, que, le alegraba el día a Kugisaki.

Itadori era jefe de bombero, su trabajo soñado desde pequeño, era feliz y tenía una buena paga, mientras tanto, Kugisaki era maestra suplente—estaba esperando a que le dieran un puesto fijo—no tenía una materia en particular, ella podía manejar cualquiera.

Su celular vibró, Nobara lo miró rápido, y volvió a dirigir su mirada a un universitario, que exigía una mejor puntuación en su examen.

—Vamos sensei, solo fue una pregunta.—rogó el chico.

Nobara lo miró, con cara de pena y sonrió.

—Fueron más de una.—dijo. Sonriendo de oreja a oreja.—Te vi copear y créeme. No es la primera vez.—colocó el examen del chico en el escritorio y tamborileo con las uñas.—¿Te bajo más punto o vamos a seguir?

El chico suspiro, arto de rogar algo que nunca iba a suceder, se disculpó y amablemente se alejó del escritorio para volver a su banca. Nobara tomó su celular y abrió el mensaje.

Idiota :
¿Pasó por ti cielo? (≧◡≦)
13:15pm

Nobara:
Por favor✌🏻
13:20pm

Siempre se preguntaba porque Itadori nunca utilizaba los emojis de su celular, descargaba aplicaciones que le daban acceso a otros, que... para ella, eran raros pero muy típicos de él. Nunca lo iba a decir, pero le parecía tierno.

Recogió sus cosas, y salió del aula, con su bolso beige colgando de su hombro, se dirigió a la sala de maestros para marcar su salida.

Un tipo alto y rubio deslizó la puerta, chocando con ella.

—Lo siento.—murmuro. Bajando la mirada.—Nobara, ¿ya te vas?—pregunto Nanami, acomodando sus lentes.

—Así es, ¿y tú?—abriéndose paso entre Nanami, entro a la sala, esperando la respuesta del otro que salía.

—Si, tengo clase, pero dentro de unas horas.—Nobara solo asintió, y se despidió con una reverencia de su compañero de trabajo.

Sweet boy || ItaNobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora