·₊˚୧﹕¿Karmaland? ‧₊˚੭ ┊ Rebornplay [DISCONTINUED]

╭⊹₊˚ ┈┈ ୨ Capítulo 10 ୧ ┈┈ ˚₊⊹

— ¿Qué pasó entre ese tal Luzu y Tú?

Esa pregunta tomó al de mechón naranja desprevenido, en verdad no esperaba que en su primer día preguntaría algo así.

— Eh... pues... Y- — Balbuceó nervioso, en verdad no tenía palabras, su mente estaba en blanco.

— ¿Entonces lo que dijo el albino ese es verdad? — Interrumpió.

Auron soltó un suspiro.

— No te dejes engañar por esa Rata Jack. Vayamos a recorrer el pueblo como dijo Alex y- 

— No evadas mi pregunta. — Volvió a interrumpir, esta vez alzando un poco la voz.

Otro suspiro salió de la boca de Gustabo.

— Está bien, sí, fui pareja de Luzu, pero eso fue en el pasado, entre él y yo no hay nada más que amistad. 
Y no, no me fui con el primero que encontré, yo te elegí a ti porque te amo, no por otra cosa, si hubiera sido como dice Willy ya estaría con Segismundo ¿Sabes? 

Eso último hizo reír un poco al castaño, el ambiente se había aliviado un poco.

— Está bien, tienes razón, pero si te veo muy cariñoso con Luzu no te sorprendas que le de con la porra ¿eh? — Bromeó Reborn, acercándose a Auron, sste sólo rió.

— Ya ya, eso no pasará no te preocupes. — Contestó, tomando la mano de su esposo y comenzando a caminar.

Ya eran las 3pm, y en la casa, más bien mansión de Vegetta, el dueño de esta sólo se dedicaba a cuidar su espacioso patio, los animales, cultivos, sus aldeanos, siendo ayudado por el oso.

Bueno, en realidad mucha ayuda no recibía de este, ya que se distraía con cada cosa que estaba a su alcance.

— Oye Rubius, no me vendría mal un poco de ayuda aquí — Dijo Vegetta.

El pelinegro estaba agachado juntando algunos tomates, mientras veía como su pareja estaba intentado robarle miel, fallando en el intento.

— Ouch! ¡Joder! — Refunfuñó Rubius al ser picado por una abeja.

— Si es que... — Samuel suspiró decepcionado.

— Calla, que tampoco es tan- — Doblas fue interrumpido por unas voces, bueno... gritos.

— ¡Mierda! ¡¡Que me muero!! 

— ¡Te dije que esperaras gilipollas!

De Luque corrió hacia la puerta, sacando de su inventario un pequeño mando con el cual desactivó las torretas.

Rubius le siguió.

— ¿Qué cojones era eso! ¡Acaso no es ilegal tener armas de fuego afuera de tu casa?