¡ dos !

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Durante el almuerzo, tanto Jeongin como Seungmin se sentaron junto a Jisung, alejando de una vez por todas a Minho. Aunque Jeongin no compartía clases con ellos y debería irse a su casa —porque su madre se enoja muchísimo con él si llega tarde sin avisar— decidió quedarse con su mejor amigo y Seungmin porque casi fallece al enterarse que el mismísimo Knowie se había sentado junto a Jisung.

—¿El aroma de su perfume es rico? —preguntó, observando a Han con insisntecia.

—No me fijé en eso.

—¿Tiene un piercing en la lengua? Hay personas que dicen que sí y otras que dicen que no.

Jisung rodó los ojos, ganándose un bufido de Yang.

—Es que es muy lindo y ¡sos tan suertudo por sentarte junto a él!

—No creo, me dice princesa.

—¡Oh, Dios, Mío! ¡Han Jisung! —gritó Jeongin, tomando al mayor por los hombros y sacudiéndolo con insistencia— Creo que no sos consciente de la cantidad de personas que se masturban pensando en Knowie.

—Eso es asqueroso, Jeongin —musitó Seungmin, para luego empujar al menor de los tres otra vez al suelo donde estaban sentados.

—Sentarse junto a Minho es un privilegio, Seung.

—Me pareció un idiota.

Una mueca de espanto se instaló en el rostro de Jeongin.

—Yo amaría ser llamado princesa por Knowie —ratificó Yang, llevando una galletita de chocolate a su boca.

—Se llama Minho, no Knowie —habló Jisung—. En fin, deberíamos ir al gimnasio, la clase está por comenzar.

Seungmin asintió y Jeongin, luego de abrazar con fuerza a Jisung y recordarle que debía verse lindo para Minho, se fue a su hogar, mientras que los mayores caminaban al predio del colegio donde realizaban educación física. 

Antes de entrar en el gimnasio, Jisung cambió sus ropas pasteles por un conjunto más deportivo que había llevado en su mochila; sería horrible para él arruinar las prendas que tanto adoraba. Aunque odiaba la clase de gimnasia, no era malo, y hasta a veces, el profesor encargado lo utilizaba como ejemplo. Además, como todos lo adoraban, nadie tenía el corazón lo suficientemente frío como para tirar la pelota hacia él cuando jugaban al quemado.

O eso pensaba. 

A penas había puesto un pie en el gimnasio junto a Seungmin cuando un fuerte —y extremadamente doloroso— pelotazo se estrelló contra su rostro. El murmullo que llenaba el gimnasio se calló de forma repentina, todos los presentes fijaban su atención en el pobre Jisung y su nariz sangrante. 

—¡Princesa! No te vi —exclamó Minho, acercándose a él al trote.

—No molestes, Lee —Seungmin posó una mano en su pecho cuando llegó, alejándolo de Jisung—. ¿Tantas ganas tenés de molestar a Sungie?

—No quería lastimarlo. ¿Por qué querría hacerlo?

Seungmin se encogió de hombros.

—Porque sos demasiado estúpido como para pensar aunque sea un poco.

Dicho eso, colocó una mano en la espalda baja de Jisung, ayudándolo a caminar hacia el baño para controlar la hemorragia nasal provocada por tal golpe. Una vez allí, se encargó de colocar una servilleta en la nariz de Han, sosteniéndola con suavidad para no provocarle ningún dolor pero lo suficientemente fuerte para que la sangre no se escurriera.

—¿Duele mucho?

Jisung negó con un movimiento lentó de cabeza.

—Me siento ridículo.

—El único ridículo acá, es Minho.

Jisung soltó una risita.

—Es verdad.

—Encima te llamo princesa.

—Princesa de la sangre —bromeó Han, robándole una carcajada a Seungmin.

Antes de que Seungmin pudiera decir algo, la puerta del baño siendo abierta hizo que ambos girasen sus cabezas, viendo a Minho entrar.

—¿Estás bien? —preguntó, observando a Jisung.

Seungmin bufó, dándole a entender a Lee que su presencia no era bienvenida allí. De todas formas, Jisung sonrió.

—Sí... Gracias por preocuparte.

—De verdad no quise golpearte, princesa.

Los cachetes del menor se pintaron de rosado inmediatamente.

—¿Necesitas que traiga algo? ¿Agua? ¿Más pañuelos? ¿Llamo al profesor? —ofreció Minho, viendo como Seungmin rodaba los ojos y Jisung negaba despacito.

—Estoy bien.

—Siento haberte golpeado.

—Está bien, Minho. Entiendo que no fue a propósito.

El nombrado sonrió a penas y abandonó el baño, dejando a un Jisung bastante confundido por las amables acciones y a un indignado Seungmin.

—No lo hizo porque le importes —dijo el menor—, como es famoso, podrías decir en las redes sociales que él te lastimó y arruinar su imagen. Él sólo quiere caerte bien y hacerte creer que le importas para que no lo perjudiques.

Jisung apretó los labios en una fina línea.

—Quizás de verdad se sentía mal por haberme golpeado.

—Los chicos como Minho no se siente mal por lo que hacen —aclaró su amigo, posando una mano sobre su hombro—. No sienten nada.







PRINCESS ━ MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora