3. Rosas

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-¡Mamá! - grité pegada a la puerta del baño.

-¿Que pasa? - me respondió desde la ducha.
- ¿Cómo se llaman esas palabras que parecen ruidos?

El agua caía apenas tibia, mamá intentaba comprender mi pregunta, la gata dormía y yo esperaba.

- ¿Palabras que parecen ruidos? - repitió
- Sí. - y aclaré -: Plum, Plaf, Ugg...

¡Ring!

- por favor- dijo mamá -, están llamando.
No tuve más remedio que abrir la puerta.

- ¡Hola! - dijieron las rosas que traía Ricardo.
- ¡Hola! - dijo Ricardo asomado detrás de las rosas..

Yo miré a su hijo sin piedad. Cómo lo había imaginado, traía puesta una remera ridícula y un pantalón que le quedaba corto.
Enseguida, apareció mamá. Estaba tan linda como si no se hubiese arreglado. Así le pasaba a ella. Y el azul le quedaba muy bien a sus cejas espesas.

- Podrían ir a escuchar música a tu habitación - sugirió la mujer que cumplía años, desesperada por la falta de aire. Y es que yo me lo había tragado para matar de asfixia a los invitados.

Cumplí sin quejarme. El horrible chico me siguió en silencio. Me senté en una cama. El se sentó en la otra. Sin dudas, ya estaría decidiendo que el dormitorio pronto sería de su propiedad. Y yo dormiría en el canasto, junto a la gata.
No puse música por qué no tenía nada que celebrar. Aquel era un día triste para mí. No me pareció justo, y decidí que también el debía sufrir. Entonces, busque una espina y la puse entre signos de preguntas:

- ¿Hace cuánto que murió tu mamá?

Juanjo abrió grandes los ojos para disimular algo.

- cuánto años- contestó.

Pero mi rabia no se confirmo con eso:

- ¿Y como fue? - volví a preguntar.

Está ves, entrecerró los ojos.
Yo esperaba oír cualquier respuesta, menos la que llegó de su voz cortada.

- Fue..... fue como un viento - dijo.

Agaché mi cabeza, y dejé salir el aire que tenía guardado. Juanjo estaba hablando del viento, ¿Sería el mismo que pasó por mi vida?

- ¿Es un viento que llega de repente y se mete en todos lados? - pregunté.
- Sí, es ese.
- ¿Y también susurra? - dijo Juanjo -. Pero no entendí lo que decía.
- yo tampoco entendí. - los dos vientos se mezclaron en mi cabeza.

Paso un silencio.

- un viento tan fuerte que movió los edificios - dijo  él -. Y eso que los edificios tienen raíces...

Paso una respiración.

- A mi se me ensuciaron los ojos - dije.

Pasaron dos.



Continuara

amigos por el vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora