Narra Tomás
Terminé de acomodar mi ropa en el pequeño armario mientras pensaba en mi familia y en cómo había llegado a este punto. Para resumir, alguien le había contado a mi madre sobre mi orientación sexual y este secreto llegó a todo el resto de mi familia. Ellos estaban muy decepcionados y terminaron echándome de la casa. No fue una buena noche en absoluto, pero pude contactarme con una vieja amiga y ella dejó que me quedara en su departamento. Prometí comenzar a buscar un trabajo en la mañana, así podía colaborar con los gastos. Pero en ese momento todos mis pensamientos iban a lo que había pasado, todavía me resultaba increíble.
― ¿Ya te acomodaste, Tomi? ―preguntó Maia, mi amiga, entrando a la habitación donde me quedaría.
―Sí, acabo de terminar de acomodar todo. Estoy cansadísimo ―respondí, suspirando.
―Tenés suerte que tenía esta habitación de más ―rio―. ¿Querés comer algo?
―No Maia, gracias. Me voy a dormir directo.
Le lancé una última sonrisa mientras ella salía de la habitación. A penas lo hizo me recosté en la cama y me dormí inmediatamente, sin cambiarme de ropa ni apagar la luz.
***
A la mañana siguiente fui despertado por una cara sonriente. Al principio me asusté y salté un poco, pero después reconocí a Maia.
―¡Adiviná que! -dijo, notablemente emocionada―. Te conseguí un laburito.
―¿Posta? ―respondí, con una mezcla de asombro y miedo.
―¡Sí, posta! Mirá. Tengo una amiga que está buscando alguien que la ayude con las tareas del hogar. Ya sé que por ahí no es el mejor trabajo de todos, pero paga bien. Le dije que tenía alguien de confianza y aceptó conocerte esta tarde. ¿No es genial?
Terminé de escucharla, sorprendido. Una mezcla de emociones me revolvió el estómago, no estaba seguro de qué sentía.
―Muchas gracias, Maia ―dije, abrazándola. De verdad estaba muy agradecido por todo lo que estaba haciendo por mí. Era la mejor amiga que tenía.
―Vení a desayunar, dale. Después date una ducha y empezá a prepararte.
Ella parecía estar más contenta que yo, daba pequeños saltitos y sonreía mucho. Esta chica es muy tierna. Tengo suerte de conocerla.
Unas horas después...
―Tengo miedo, Maia ―dije en un susurro, observando la casa gigante frente a mí. Parecía una mansión.
―Tranquilo, Tomi. Son un amor.
Tocamos el timbre y esperamos unos segundos. Una chica rubia nos abrió la puerta. Yo asumí que sería mi nueva jefa.
―¡Hola, Maia! Tanto tiempo ―dijo la rubia, abrazándola. Después de un abrazo grande se dirigió hacia mí, como analizándome. Maia me golpeó sutilmente con el codo, levantando las cejas hacia la chica.
―Eh, sí. Soy Tomás Arbillaga.
―Este es el chico del que te hablé ―intervino Maia―. Es trabajador y lo más importante, necesita este laburo.
―Ajá. Yo soy Sofía ―me miró de arriba abajo―. Vení, pasá, te voy a mostrar la casa y lo que vas a tener que hacer.
Entré con ella mientras Maia se quedaba en la puerta, levantando sus pulgares con una sonrisa. Le devolví el gesto, un poco nervioso.
Recorrí junto a Sofía todo el lugar, y para mi sorpresa era enorme. Me dijo una gran cantidad de tareas que iba a hacer, y yo traté de memorizarlas todas. Por lo poco que veía de ella, no era muy buena onda. Me hablaba como si fuera menos que ella, mirándome desde arriba. Detesto ese tipo de gente, pero iba a tener que aguantarla si quería este trabajo.
Llegando al último lugar, la cocina, me mostró como debía lavar los platos, como si yo no lo supiera. Mientras observaba sus explicaciones, una voz detrás nuestro me sobresaltó. Al darme vuelta vi a un hombre muy alto, con pelo negro y una hermosa sonrisa.
―¡Hola! Vos sos Tomás, ¿no? Yo soy Pedro ―saludó.
Me quedé sorprendido. ¡Nadie me dijo que iba a trabajar con alguien... alguien... así! Era demasiado hermoso. Casi irreal. Y su mirada me puso nervioso. ¿Cómo se supone que iba a concentrarme con un hombre así?
Maldita suerte.
¡Bienvenidxs a mi historia! Muchas gracias por haber leído este primer capítulo. Si te gustó no olvides votar! Me haría super feliz :)
-Mars
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¿Casualidad o destino? - Pedrobleis (Terminada!)
FanfictionPEDROBLEIS Tomás, luego de una disputa familiar, se ve forzado a abandonar la casa en donde creció. Consiguió irse a vivir a la casa de una amiga, con la promesa de conseguir trabajo y colaborar con el apartamento. Cerca de allí, Pedro y su novia bu...