Un Viaje A Londres | Herophine

Prólogo

Estaba sentada en mi cama escribiendo un ensayo para el instituto.

No entendía la necesidad de hacer un ensayo sobre porque es importante hablar en caso de que estuvieras sufriendo acoso si al fin y a cabo yo solo quería ser diseñadora.

Suspiré y terminé de escribir las últimas palabras de mi tarea.

Pensé seriamente en llamar a mi novio, Mateo pero no creo que le haga mucha gracia. Últimamente se molesta por todo, la última vez que me peleamos fue porque le pregunté "¿Que haces?" ¡Solo quería hacer tema de conversación! Pero comenzó a decirme que no era de mi incumbencia y que dejará de ser una entrometida.

A mi parecer, fue una reaccion demasiado absurda, es decir, no tiene absolutamente nada de malo querer saber que esta haciendo tu pareja. Quiero a Mateo, realmente lo hago, pero a veces me pregunto realmente si estoy haciendo bien en seguir con el, hay dias en los que pienso que estoy perdiento mi tiempo con el.

Busque en mi celular algo interesante que hacer, eran las 3:45 de la tarde, tal vez podría salir a caminar o algo.

Al final me decidí a comprar algunas cosas para hacer brownies.

***

Estaba terminado de pagar cuando escuché una risa familiar, era la de Mateo. ¿No se supone que hoy iba a estar en casa todo el dia porque tenia mucha tarea pendiente?

Sin pensarlo dos veces tome mis compras y me dispuse a buscarlo con la mirada. No tarde mucho en encontrarlo y sonreí levemente al verlo, pero mi sonrisa se desvaneció al ver con quién estaba. Kate, una chica pelirroja con ojos azules, con un cuerpo para morirse ,reía a su lado ocasionando que una gran punzada de dolor me golpeara el pecho.

Siempre me había gustado mi cuerpo y nunca tuve problemas respecto a eso pero cuando se trataba de Kate era completamente diferente, solo bastaba verla unos segundos para darme cuenta de que nadie se fijaría en mi mientras ella existieran y si, tal vez estaba siendo injusta o cruel conmigo misma pero todo lo que digo es verdad.

Soy el tipo de chica que sabe lo que vale y de lo que esta echa, pero se que Mateo siempre ha tenido una fijacion extraña por Kate y jamas he podido comprender a que se debe.

Siento el nudo formarse en mi garganta cuando lo veo abrazarla por su cintura y besar todo su rostro, conmigo jamas ha sido asi...

Mi vista se volvio borrosa y entonces me di cuenta de que estaba apunto de llorar asi que, con cuidado, salí de ese lugar para dirigirme a mi casa.

Llegué y prepare los brownies mientras escuchaba música, dejando que las lágrimas se deslizaran por mis mejillas.

Deje los brownies en el horno y la el timbre de la puerta sonó ¿Quien será? Mamá no creo que sea, ella no regresa de su trabajo hasta muy tarde.

Insegura, abrí la puerta para encontrarme con Mateo.

— ¿Interrumpo algo? — Miró a mi alrededor y después poso su mirada en mi — ¿Estuviste llorando? Sabes que odio que te pongas así

Oh, ni se les ocurra verlo de buena manera, a él no le gustaba que yo llorara porque decía que me veía débil y el odiaba a las personas débiles.

— Estaba escuchando música y de la nada comenzó a sonar música triste que me recordó a un libro donde la protagonista muere eso es todo Mateo — Suspiré.

— Bien, sabes que te ves horrenda cuando eres débil

Y hasta ahí llegó mi paciencia

— ¿Viniste solo para insultarme? ¡De ser así podrías regresar con Kate y dejarme en paz! — Grite hecha una furia

El al escuchar el nombre "Kate" se tenso.

— ¿Cómo sabías que estaba con Kate? ¿Acaso me espías?

— ¿Que? ¡No! Fui a comprar para hacer algunos brownies y te ví con ella eso es todo

— Si, claro

— ¡Basta ya Mateo! ¿Sabes que? — Era ahora o nunca — ¡Ya no quiero estar contigo! ¡Terminamos! ¡Ahora lárgate y no vuelvas a cruzarte en mi camino! — Mis ojos se llenaron de lágrimas pero evite llorar, no iba a mostrarme débil, no enfrente de el — ¡Todo el tiempo solo me comparas con otras personas! ¡Me gritas y te enojas por todo y estoy harta de eso! — Tome aire — ¡Así que mueve tu trasero y lárgate ahora mismo!

Con toda la fuerza de mi ser lo empuje fuera de mi casa

— ¡Jodete mucho! — Y sin más, cerré la puerta en su cara