04.08

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He causado mucho daño, lo admito.
Soy una persona tóxica, vulnerable, ansiosa y neurótica. Esto no es excusa para pedir disculpas, es una manera de poder perdonarme por lo que hice y dije después de todo el intento de forzar a que algo funcione. Quien conoce tus defectos, sin duda no los saca a relucir, te ayuda a transformarlos.
Quien sabe que eres airada no te hace perder la paciencia, te ayuda a encontrar paz.
Quien sabe que eres orgullosa no te lastima el ego para empeorar la situación, trata de mejorar todo con un "hablemoslo con calma, porfavor".
Quien conoce que eres sensible y melancólica te levanta el ánimo con un abrazo sincero, sin dagas por la espalda.

Siempre he dicho que no me arrepiento de nada pero lo que es cierto es que sí lo he hecho. Me he arrepentido mucho cuando herí a alguien que me hizo relucir mi lado desagradable, me arrepiento de lastimar con mis palabras, con mi indiferencia. Estoy tan acostumbrada a la soledad que un rayo de compañía en ocasiones me molesta de más, otras tantas me sana.
Esto es para pedirme perdón a mí misma. Sé que a pesar de todo soy una persona muy transparente y a quien le doy el honor de conocerme, me conoce bien. Conoce desde mis sonrisas hasta mi mal humor matutino. No hay excusas y lo debo entender, soy tan honesta conmigo y con los demás que me perdono las veces que me enojé con alguien y me culpé a mi misma cuando fue la otra persona quien hizo renacer las cenizas de mi furia e hizo brotar mi monstruo interior. Me pido perdón porque he tenido personas equivocadas que no han podido entender que esto es una batalla constante. Me pido perdón por confiar mis secretos en gente que no los supo valorar.
Me perdono a mí misma por no saber controlarme, por no detenerme a tiempo antes de ofender a personas que me importan mucho. Me perdono por haber perdido todo a causa del monstruo airado que habita muy dentro de mí. Me perdono por no haber podido valorarme, por no reconocer mis virtudes y por dejar que lo malo resalte en mí.

Perdono a esa criatura indefensa que habita en mí, esa que está tan lastimada ardiendo latente en mi interior y que al simple contacto con situaciones difíciles explota porque no sabe de que otra forma expresar su miedo y su dolor. Perdono a esa criatura incomprendida, inocente y herida y le pido perdón a aquellos a quienes lastimé a causa de ese monstruillo que no supieron entender.
Me perdono esperando dejar dormida por un buen tiempo esa criatura para que pueda lamerse las heridas y cicatrizar para sanar. Me perdono. Lo perdono pero sobretodo lo amo, porque el amor es perdón y el perdón es comprensión.

A mí y al monstruo de furia que intento con vano esfuerzo dominar.

Me amo, me perdono, me comprendo.

Bitácora De Un Girasol MarchitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora