Anne
Desperté por la luz que entraba a través de la ventana que tenía a mi lado. Lastimosamente, las cortinas rojo vino no alcanzaban a tapar por completo el sol.
Froté mis ojos mientras me acostumbraba a la luminosidad, bajé mi mirada al piso y me encontré con una montaña de ropa desordenada. En la cama de mi derecha estaba Cole y en la izquierda Diana, ambos dormidos como un tronco.
Suspiré con pesadez, no quería dejar la cama y enfrentarme al frío de afuera.
Con mi mirada busqué mi reloj de mano, no recordaba habérmelo quitado, pero daba igual. Me levanté y lo tomé. Las 10 de la mañana.
No había dormido ni un poco. No tenía energías para absolutamente nada.
Rodé los ojos enojada conmigo misma y busqué alguna prenda algo abrigada para poder salir de la habitación.
Encontré un buzo negro, en la espalda tenía el diseño de Walls. Diana seguramente me iba a matar cuando se entere que me lo había puesto.
Abrí la puerta con cuidado y salí. Bastante astuta y sin ruido, me sorprendí, nunca fui buena en esas cosas.
Al sentir el frío de las blancas baldosas se me erizó la piel. Corrí hacia las escaleras ya que eran alfombradas. Bajé y observé, todo era un desastre.
Asomé mi cabeza hacia el lugar central donde había sido la fiesta. Copas con poco líquido por todas partes, restos de comida en las bandejas y suelo, almohadones fuera de lugar y las guirnaldas doradas un poco despegadas. Moriría si me dijeran que tenía que limpiar todo esto.
Volví a mi camino y me dirigí a la cocina. Allí me encontré con el desayuno listo y una nota.
Fui a visitar a unos conocidos. No se vayan sin despedirse.
Josephine.
Sonreí al ver la delicada letra característica de ella.
No tenía hambre, así que me dispuse a salir al gran jardín detrás de la mansión.
Abrí la puerta de cristal y sentí el fuerte viento tirar mi cabello hacia atrás. La cerré detrás de mí y me senté en la pequeña escalera.
Observé todo. El aspecto de las mañanas era tranquilizador. De niña pensaba que la mañana y la madrugada eran hermanas, las dos me generaban paz, eran tan distintas la una de la otra pero se complementaban entre sí. Una tan oscura, con sus estrellas, su luna y su aspecto "terrorífico"; y otra tan clara, con su sol, su fondo azul y su aspecto angelical. Pero tenían una cosa en común: las dos daban paz, tranquilidad y podías sentirte abrazadx por ellas.
Miré a mis lados y encontré unas botas amarillas, seguro del jardinero. Las agarré y me las coloqué, así pudiendo pasear por aquel jardín.
Olí cada una de las flores y guardé en mi memoria cada uno de los paisajes. Siempre lo hacía, nunca se sabe cuando va a ser la última vez que estés en ese lugar o con alguna persona. Todo cambia tan rápidamente.
Sentí unos pasos detrás mío y pude ver a Di al darme vuelta.
-¿Pensando?- Preguntó con una pequeña sonrisa mientras admiraba las vistas al igual que yo.
-Supongo-Respondí elevando mis hombros.
-Cole ya está desayunando y quejándose de las mañanas- Reímos.
ESTÁS LEYENDO
El antifaz (Shirbert)
Fanfiction[E N P R O C E S O] Una fiesta de antifaces y una pelirroja confundida tratando de descifrar quién era su pareja de baile ¿Qué podría salir mal? Portada: @NobodyisMadid