: O2 ! intercambio.

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Kei despertó a la misma hora de siempre, seis de la mañana. Había algo diferente esa mañana, no sabía si era el hecho que no reconocía aquella habitación como suya o si era porque podía ver perfectamente, como si no tuviera miopía.

Se levantó y se encaminó al baño para lavarse la cara, nuevamente, algo que hacía todas las mañanas. Tenía que retirar aquellas lagañas que habitaban sus ojos mientras él estaba en los brazos del morfeo.

Al mirarse en el espejo casi pega un grito, el peor de todos, pero se controló. No veía el rostro de cualquier persona, era de Kuroo, su pareja.

Rápidamente buscó el teléfono que le pertenecía temporalmente y lo desbloqueó, buscó su contacto y lo encontró rápidamente, de todas formas, hablaban todos los días. Le iba a mandar un mensaje normal, un típico "¿Tú estás en mi cuerpo?" Pero, al notar el nombre con el que el mayor lo tenía registrado, no pudo evitar sacar su naturaleza y burlarse.

Así que, de esa forma, escribió y envió unas simples palabras "Moonshine, qué idiota." No estaba seguro si Kuroo estaba en su lugar o no pero así de menos podría descubrirlo.

A los pocos segundos arribó una respuesta "¿Qué hay de ti, qué es eso de 'Kurooneko' eh?" Había olvidado por completo que tenía lo registrado de esa manera, sus mejillas tomaron un tono carmín y llamó a su pareja.

Un tono pasó hasta que Tetsurou (físicamente Kei) contestó. Era una videollamada, sólo para asegurarse.

—Te ves espectacular esta mañana, mi vida— Fue lo primero que pronunció el de mirada gatuna antes de reír. Tsukishima estaba impresionado, ¿esa era su voz? Tenía algo más para agregar a su lista de inseguridades.

—Tú luces demacrado, pero bueno— Claramente no intentaba autocriticarse, claro que no, o bueno... tal vez sí.

—No quiero que vuelvas a hablar así de mi novio— Le reprochó y siguió— En fin, corazón mío, ¿Qué deberíamos hacer? No puedo quedarme en tu hermoso cuerpo.

—Primero, deja de hablar así que es extraño escucharme y verme con las mismas expresiones que haces. Segundo, ¿Me ves cara de saber? Estoy igual de confundido que tú, Tetsu.

El ajeno amplió su sonrisa cuando escuchó que lo llamó por su nombre— Te veo cara de guapo, pero ese no es el punto. Hoy es sábado, ¿no?— Asintió— Bien, tengo dinero en alguna parte de mi mochila, toma lo suficiente para un pasaje de tren de Tokio a Miyagi, yo iré por ti.

—Es tan raro que digas eso con mi voz, odio esto— Meditó el plan unos segundos y notó algo— ¿Tendré que hablar con alguien? Ya sabes, tus padres o algo por el estilo.

—No, ambos trabajan y ahora mismo es muy temprano, amor, con que dejes una nota en el refrigerador de que vas a salir o algo es suficiente— Fue a buscar una hoja y una pluma para anotar el recado, lo anotaría cuando estuviera abajo, primero tendría que cambiarse— La ropa la dejo en el segundo cajón, aunque eso ya lo sabes.

El rostro del temporalmente pelinegro se puso rojo, todavía sentía vergüenza de muchas cosas que decía su novio— Uh, mi ropa ya sabes dónde está y...bueno, no te pases de listo.

—Nada que no hubiera visto antes— Le guiñó el ojo y cortó la comunicación. Tsukishima no sabía que lo tenía más perturbado, ver su rostro con las expresiones de Kuroo o saber que su cuerpo estaba en manos de ese idiota.

Buscó en el mismo cajón que Kuroo le dijo y sacó un cambio de ropa, él sabía que Tetsuro se había bañado en la noche entonces no habría necesidad de hacerlo de nuevo.

Por otra parte un rubio falso se debatía si salir de la cama o arreglarse para ir a buscar al dueño de ese cuerpo. Él podría imitar a Kei a la perfección, llevaba tantos años conociéndolo que sabía hasta las más pequeñas reacciones.

Su único problema es que, además de tener que lidiar con la familia de su chico también tendría que arreglárselas para vestirse sin observar por mucho tiempo el que no era su cuerpo. Pequeños problemas de adolescente, nada que no le hubiera sucedido antes, aunque el conflicto entraba en que él era un estudiante de universidad ya, debería ser maduro.

Sosegó aquellos pensamientos y se levantó, tendrían mucho que hacer.

__

Ya estaba en la estación de tren esperando a que el contrario hiciera acto de presencia, su mirada buscaba físicamente a Tsukishima, recordó que ya no se veía así y se reprochó mentalmente.

Divisó su propio peinado y se acercó, en efecto era él, ¿Tan apuesto se veía?

—Tienes pésimo sentido de la moda, Kei— Comenzó cuando se acercó, no sin antes plantar un fugaz beso en sus labios— Sólo tenías ropa que te quedaba holgada, y para colmo, los mismos tres colores.

—Verá, mi estimado traga pitos, la mayoría de la ropa que tengo en mi armario es tuya y me queda grande, por alguna razón— Le respondió sarcásticamente y tomó su mano, irían a casa de Tsukishima aprovechando que ese día toda su familia estaría fuera.

No iban a hacer nada, como ninguno de los dos tenía una pista de qué pasaba no iban a arriesgarse a empeorarlo. Ambos eran jóvenes y muy flojos para probar algo.

Al llegar a la casa del rubio fueron directo a su habitación y ahí Tsukishima se sintió verdaderamente en casa.

—¿Por qué está tan desordenado mi cuarto?— Observaba todo con detenimiento, habían cosas movidas y otras tiradas, le molestaba el desorden.

—Digamos que se me olvidó que no veías bien y por culpa de eso choqué con todo- Se excusó y no tardo en llegar un bufido como respuesta— En fin, soy tan lindo.

—¿Lo dices por el cuerpo en el que estás o porque me estás viendo a mí en tu cuerpo?— Una sonrisa burlona se posaba en sus labios, él sabía que su pareja era vanidosa, eso le gustaba, pero jamás lo diría en voz alta.

—Ambas— Se tiró en la cama y jaló al ajeno consigo, abrazándolo para que no pudiera huir— Me tiene en un conflicto si te abrazo como lo hacía cuando todavía tenía mi cuerpo o qué.

El menor ni siquiera respondió, lentamente se acomodó y escondió su cabeza en el cuello ajeno, aspirando su aroma— No me importa, yo estoy cómodo así.

La risa más animada que alguna vez pudo emitir Kuroo salió de sus labios, una risa que jamás se escucharía del mismo Tsukishima.

Sin lugar a dudas aquello que les estaba pasando era una locura, sólo les quedaba esperar. Probablemente le contarían a Bokuto y Akaashi al respecto.

Por ahora se encargaría de disfrutar estar con su novio aunque no fuera esa semana donde le tocaba visitarlo. Besó su frente y cerró los ojos, estaba demasiado cansado y no quería hacer nada más que dormir. Al parecer el cambio de cuerpo te dejaba agotado.

kurotsuk!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora