Capítulo 3

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Pasaron dos días después de conocer a Julio, cuando él me llamó. No pensé que fuese a llamarme en tan poco tiempo, de hecho no pensaba que me fuese a llamar.

-¿Quién es? -dije, pues yo le había dado mi número, pero él a mi no, por lo cual no sabía que se trataba de Julio.

-¿No me reconoces? Que rápido me olvidas -dijo el muchacho entre risas.

-Es difícil saberlo si no me apuntas tu número. ¿Querías algo? -me hice un poco el difícil, me gustaba hacermelo.

-Que borde. Yo que solo quería pedirte salir a dar una vuelta...

No me lo podía creer. Aquel chico, el muchacho que me gustaba me pedía salir. No sabía como reaccionar. Digamos que mi vida amorosa ha sido un completo desastre, si por "completo desastre" te refieres a "inexistente". Nunca me había besado con nadie, ni salido, ni relaciones más íntimas. Era virgen en todos los aspectos. Aun así supuse que estaba preparado para ello y le contesté

-Me parece buena idea, ¿qué día quieres que quedemos?

-¿Día? Yo quiero quedar contigo ahora -en ese momento mi corazón paró. No solo me estaba pidiendo una cita, sino que además la quería ahora mismo - Me apetece mucho verte.

-Vale, dame media hora para que me prepare. Nos vemos a las 18:30 en...

-En tu casa a las 18:30, voy para allá -terminó interrumpiendome. Le dí la dirección y tras ello colgó.

Me dispuse a cambiarme de ropa, peinarme y prepararme para todo. Estaba muy nervioso, me latía muy rápido el corazón. Ese chico estaba consiguiendo lo que a Ana le había costado unos meses: verme feliz. No paraba de sonreir, no se si debido al nerviosismo que padecía en ese momento o a que de verdad era una persona increíble. Cogí mi móvil y mis llaves y salí de casa. Allí fuera esperaba Julio, con una sonrisa de oreja a oreja.

-Hola Raúl, va usted especialmente guapo hoy -dijo haciendo una reverencia, como si fuese un mayordomo o algo parecido.

-Gracias Señor Julio, usted va también muy elegante y bello hoy -decidí seguirle el juego.

Tras esto comenzamos a caminar dando una vuelta al barrio mientras charlábamos y nos hacíamos diversas preguntas.

-Vamos a ver... ¿Cantante favorito? -preguntó Julio -el mío es Justin Timberlake, me parece muy guapo y me gustan mucho sus canciones.

-La mía es Christina Aguilera, me ha ayudado mucho con sus canciones, sobre todo "Beautiful"

-Esa canción es preciosa, bueno, ¿color favorito? -me disponía a contestar cuando él me interrumpió - Espera, digámoslo a la vez, a ver si coincidimos.

-Vale, 1, 2 y 3, ¡El verde! -me sorprendió, porque Julio dijo el mismo color.

-Vaya tenemos cosas en común, quien lo diría -comenzo a reir

-¿Y si hacemos preguntas más serias? Para conocerte mejor.

-Está bien. Pregunta -el chico estaba algo intrigado por lo que fuese a preguntar.

-¿Cuántas relaciones has tenido? -confieso que me picaba demasiado la seguridad.

-Serias, lo que se dice serias, ninguna. Solo he tenido algunos "rolletes", ¿y tú? -dijo mirándome sensualmente, lo cual me gustaba, y seguramente fuese una señal, pero me daba demasiada vergüenza lanzarme.

-Completamente solo toda mi vida, literalmente, salvo 3 excepciones -no se porque saqué el tema de mi soledad y mis problemas, no tenía porque amargarle la tarde - lo siento, no quería ponerme así.

-No pasa nada Raúl, sé que es duro, pero ya tienes una cuarta persona, yo. Puedes contar conmigo siempre que quieras -sus palabras me animaron mucho. Ese chico era para mí el ideal, lo presentía.

Tras hacernos varias preguntas estúpidas, continuamos andando hasta un parque precioso. Los árboles estaban verdes, pero además un verde fuerte y primaveral. Los arbustos estaban perfectamente colocados y daban la sensación de estar en un bosque. Continuamos andando hasta llegar a un lago precioso en el que se refejaba la perfecta puesta de Sol de aquel maravilloso día, la cual era adornada por unos patos que nadaban allí. Nos sentamos en un banco cercano, y nos limitamos a ver esa preciosa puesta. Hubo un momento que nos miramos a los ojos.

-Es preciosa, ¿verdad? -dije mirando a los ojos increíbles de Julio.

-Sí. Siento que puedo hacer lo que sea en este momento.

Julio se acercó más y más a mí, hasta que sus labios se juntaron con los míos. Era una sensación indescriptible, era genial. Continuamos nuestro beso durante un rato más. Julio se había lanzado en mi lugar, y eso hacía que me gustase más aún. Tras el beso Julio me miró y me dijo:

-Eres perfecto.

-Tú eres perfecto -dije repitiendo esa frase que se quedó grabada a fuego en mi corazón.

Volvimos a casa cogidos de la mano. En ese momento me sentía gigante, no me importaba nada de lo que fuesen a decirme, me sentía protegido, pero no por Julio, sino la confianza que el me había aportado en tan poco tiempo. Ese día fue el día mas perfecto de todos, fecha que nunca lograré olvidar.

Raúl y JulioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora