Grand Joe

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The Mask

Todos guardamos un secreto, a ninguna persona se le conoce al 100%. Y él no dejaría que nadie descubriera su secreto... ¿o si?

Capítulo 4

Grand Joe

          Era otra de esas noches.

         Donde Kojiro estaba sudando y temblando, preso de las sensaciones.

         Su cuerpo estaba cubierto y amarrado por telas y nudos rojos, Ángel los estiraba y cuando los soltaba, golpeaban la piel de Kojiro.

— ¡Ugh! –Kojiro gemía como siempre.

          Aquella era la décima noche que él pasaba con Ángel desde su primer encuentro en su restaurante, ahora que ya habían pasado varios días y varias noches, ambos 2 habían logrado establecerse e incorporarse para hacer sus actividades en la casa de Kojiro, el modus operandi siempre era el mismo, Ángel llegaba a una determinada hora a la entrada del restaurante, ninguno de los dos hablaba hasta que se encontraban en su morada y sin más, Ángel comenzaba con la frase "esta sesión te ayudará a gustarle más a Bj Aghata"

— Vamos Joe aguanta un poco más

— ¡Ah!

          Su piel ardía a cada que la tela le golpeaba, sus músculos palpitaban, sus piernas sudaban y su miembro se batía de un lado a otro desesperado por algún tipo de atención. Ángel acariciaba su pecho, su abdomen y caderas y de improvisto jalaba la tela y

— ¡Ah!

— Quedan dos minutos

— Ngghh

           Ángel acaricio su miembro, Joe sentía que iba a explotar en cualquier momento, acariciaba y masturbaba con la misma rapidez y fuerza de siempre. Entonces se detenía en seco, volvía a acariciar su cuerpo y volvía a jalar la tela.

— Mmmm...Dios -La cabeza de kojiro daba vueltas y tenía poco aire en sus pulmones - siento que voy a morir

— Ya pasaron los dos minutos, bien hecho

           Kojiro suspiró

— Tal y como te lo prometí, te concederé un deseo como regalo por lo bien que te has portado en estás en 10 noches ¿qué vas a querer?

— Un beso

— No crees que es un poco cursi?

— Tú me prometiste que me darías lo que yo quisiera pudiera pedir algo más pero sólo pediré un beso

           Ángel suspiró, pero tomó por las mejillas a Joe y le besó. Joe no tenía ninguna intención de dejarlo ir así que a pesar que tenía las manos atadas detrás de su espalda Se las arregló para atrapar a Ángel entre sus piernas y no dejar que se fuera. Entonces profundizó el beso, Ángel no pudo más que sorprenderse, pero el hecho que más le sorprendió fue el descubrir sus deseos internos.

          No es como si Ángel no quisiera ese beso.

          Las lenguas danzaron por un rato, Kojiro mordía los labios de Ángel, mordía, lamia, chupaba, lo mismo hacía con su lengua. Se estaba canto un deleite cual comensal, y aquel solo era el aperitivo.

          Pero como todas las noches, Ángel lo empujó lejos de él, desamarró sus manos y luego se fue, prácticamente corriendo, como si estuviera huyendo de una situación y no quisiera lidiar con ello. Kojiro suponía que su relación con ese amo dependía de la suerte, algunas noches quedaba tan satisfecho que incluso el día siguiente se levantaba renovado. Pero había otras noches como esa, que Ángel lo dejaba a tal punto de calentura que le molestaba ...pero cuando aquel hombre escapaba tan rápido y no podía hacer nada, sólo podía acudir a sus propias manos.

          Kojiro nunca había pensado que podría interesarle un hombre, o siquiera que un hombre podría llamar su atención. A menos que se tratara de...

Ah... Olvídalo...

          Su presente relación con su amo le sorprendía, en su momento aturdió y hasta escandalizó, ¿cómo podía ser que un espécimen como él estuviera perdiendo tiempo con un hombre? Pero realmente lo disfrutaba, Kojiro lo veía como otro secreto que debía guardar de todos y ya estaba.

          La siguiente noche en que se vieron, Koiiro notó algo muy extraño. En primer lugar, Ángel estaba temblando mucho, lo poco que podía ver de su rostro le expresaba que algo no andaba bien, sus orejas todo el tiempo estuvieron rojas, al igual que su cuello, su mirada púrpura siempre la desviaba, a pesar de que el mismo Ángel le había dicho que él tenía prohibido desviarle la mirada y sus labios temblaban.

— ¿Estás bien? -Preguntó preocupado

— Porque no debería de estar bien -Ángel arrastró sus palabras.

          Kojiro no sabía por qué, pero algo le decía que esa era la oportunidad que había estado esperando desde hace tiempo. Aquel día no hicieron nada nuevo, algunas caricias, pinzas para sus dos puntos más sensibles, en el pecho latigazos con Jazmín y unas cuantas cachetadas.

          Sin embargo, que fuera monótono no quería decir que Joe no lo disfrutaba, por eso pudo liberar todo lo que no liberó la noche pasada, entonces llegó el momento en que Ángel le apartaba de su lado y escapaba. Pero esta vez, Kojiro había desatado sus propias manos de antemano. Ángel no había atado bien los nudos esa noche.

         Atrapó a Ángel entre sus brazos

— Esta vez no escaparas de mí

— ¡Suéltame! –Ángel sonaba desesperado

— Porque siempre te vas como si tuvieras miedo de que yo descubriera algo

— Ja, no tengo nada que ocultarte

— A mí me parece que sí

           Bajó su mano hasta la parte inferior de Ángel para encontrarse con una gran erección.

— ¡Ah!

—Así que era esto lo que ocultabas

— SUELT.. NGHH

— Usted también puede disfrutar Amo...

— Ah...

           Kojiro lo llevó hasta su propia cama, ese lugar nunca había sido usado por ellos. Toda la actividad siempre pasaba en el suelo. Ángel cayó en la cama, siempre estaba sin camisa pero esta vez su pantalón le fue arrebatado, Ángel estaba sudoroso, sonrojado, caliente, con el cabello negro desparramado en el almohada y el flequillo pegándose a su frente.

— Ese antifaz no le molesta Amo. Puede quitárselo

— No...¡Ah! -Joe tomó el miembro de Ángel entre sus manos.

— El pene del Amo es bastante lindo, justo como lo esperaba

— Cállate Joe ¡ah!

           Kojiro atendió la emergencia de Ángel gustosamente. Pero quiso aprovechar aún más la situación así que tomó su miembro, que nuevamente yacía erecto, entre sus manos y los junto con el de ángel y dijo:

— Amo tenga, tome ambos entre sus manos

— ¡Ah! -Los miembros se frotaron entre sí.

          Las caderas se movieron, ambos hombres empezaron a gemir. Joe en ese momento se encontraría con una grata situación y es que, Ángel podía mostrarse orgulloso pero no era avergonzado, mirarlo acomodarse y llevando su cabeza hacia atrás debido a lo placentero de la sensación le calentó demasiado, irremediablemente luego de unos minutos ambos explotaron y Ángel cayó encima de Joe, extasiado y extenuado.

           Esa fue la primera noche que tuvo completamente desnudo a Ángel

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