1. Thriller

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Glassdrop, 2014

Marlon era un chico asustadizo. Regularmente era objeto de burlas por parte de sus amigos y de Steph, su novia. Esta le había puesto la piel de gallina desde que llegaron a la fraternidad. Tuvieron que cortar el camino a través de la arboleda sur.

Marlon se había aferrado a los brazos de Steph y esta no hacía más que molestarlo por ello. —¿Escuchaste eso? —Era la broma favorita de Steph.

Marlon temblaba tanto que lo podían medir en la escala de Richter.

Decidió retirarse de la fiesta temprano. Tenía un examen de cálculo al día siguiente y no había estudiado ni un solo segundo. Tomó la mano de Steph y se encaminó de regreso por la arboleda hacia la zona residencial.

Steph clavó sus uñas en el brazo de Marlon, este se exaltó pegando un grito de horror. Steph se reía a carcajadas. —¿Puedes sentirlo, no es así? —Steph escurrió su mano por la espalda de Marlon, lista para asustarlo. —Es como si los muertos intentaran ponerte una mano encima. —Entonces le tocó el cuello y Marlon se echó a correr despavorido por el bosque.

Al principio pudo escuchar a Steph riéndose, pero corrió tan rápido y sin rumbo que terminó por perderse en algún punto de la imponente arboleda. Sin Steph a su lado para llevarlo a casa, Marlon tardaría una eternidad en regresar. Si es que lograba salir del bosque.

Su mente le jugaba bromas, imaginaba ruidos, sentía miradas. Se le había puesto la cara tan blanca como la leche. —¡Steph! —Gritó, pero no hubo respuesta alguna.

Marlon sabía que se había metido en un gran problema. Creyó ver un fantasma a la distancia. Tenía que serlo porque estaba seguro de que no había otra razón para que un hombre vistiera una capucha, llevara una pala y su boca estuviera ensangrentada. Marlon estaba equivocado. Aquel extraño era tan real como su miedo. Las piernas se le hicieron de gelatina, al caer quebró una rama la cual atrajo la atención hacia sí mismo, el extraño le volteo a ver con una mirada siniestra y unos ojos blanquecinos brillantes. En su boca tenía una rata de la cual escurrían chorros de sangre hacia su ropa, la rata aún estaba viva cuando el extraño le pegó un mordisco y dejó caer el resto. Mostró sus dientes ensangrentados, su aliento se vaporizó en aquella frívola y aterradora noche.

No había forma en que el desconocido no se hubiera percatado de la presencia de Marlon, por lo que este recuperó la sensación en sus piernas y se echó a correr. Desafortunadamente sus pisadas eran ruidosas. Las ramas crujían con cada paso que daba.

Corrió y corrió sin mirar atrás, el bosque no parecía llegar a su fin.

De pronto el suelo se le acabó. Cayó en un agujero sobre algo blando y frio al contacto. Cuando trató de levantarse lo primero que vio fue su mano ensangrentada. Excepto que no era su mano, era demasiado delgada y fina como para ser de él. Apoyó su otra mano sobre un borde blando, era un pecho. Volvió su mirada al suelo y unos ojos perdidos le saludaron. Se trataba de una mujer y por su apariencia, Marlon hacia bien asumiendo que estaba muerta. Pero esto no era un alivio, sino evidencia de que Steph tenía razón. Los muertos querían ponerle una mano encima 

Mentiras PeligrosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora