Final: El príncipe y el violín

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Dos años y tres días más tarde.

Jungkook.

Mi compañero Min Yoongi me pasa los porotos enlatados para condimentar lo que queda de mi ensalada. Estamos sentados a las afueras de la primera base, viendo cómo los novatos entrenan cuerpo a cuerpo.

Muchos de ellos salen lastimados al primer golpe.

Yoongi niega con la cabeza y les grita que resistan, se gana un golpe del Mayor Lee, nuestro lider, por hacer eso.

—No hagas que me arrepienta de enviarlos a casa hoy por la tarde, Min. —Le advierte el mayor Lee.

—Deberías hacerle caso. — Digo terminando mi ensalada. Me estoy muriendo del calor con el traje.

No veo la hora de regresar.

—¿A que hora nos iremos? — Le pregunto al Mayor mirándolo de reojo.

— En dos horas. Saldrán con el tercer micro que los llevará a Seúl con un par de accidentados. Pararan en el hospital central y seguirán su viaje a la estación.

Contengo una sonrisa en la cara, pero se desvanece al recordar que mis padres tendrán que verme en silla de ruedas.

Me lastime la cadera la semana pasada. Los médicos locales me han dicho que no es nada grave, pero estaré aquí sentad un par de meses, no más de dos o tres. Espero volver a ponerme en pie pronto.

Yo les dije a mis padres que no me iba a lastimar, pero si la semana pasada no hubiera saltado ese muro de alambres eléctricos todo hubiera estado genial hoy.

Tuve suerte de no morir electrocutado y debo dar las gracias por eso.

—Ah, casi se me olvida, Jeon. — el Mayor Lee saca de su bolso un paquete pequeño — alguien envío eso ayer por la noche, tenia tu nombre.

Abro el paquete y me encuentro con que está vacío. Pero al sacudirlo, dejo caer sobre la mesa un billete.

—Vaya, te envían un billete, podrían enviarte miles de dólares. — se queja Yoongi — ¿Quizás...? No mejor cierro la boca.

Tomo el billete entre ambas manos. Solo  son cien wones. ¿Que hago yo con esta misera?

—Tiene algo escrito atras. — Dice Yoongo.

Doy vuelta el billete y me encuentro con una caligrafía conocida... y un apodo que conozco de hace tiempo.

—¿Caramelito? —Pregunta Yoongi y luego se ríe — ¿Qué clase de mujer te envia cien wones y esa estupidez?

Pero yo no puedo evitar contener una sonrisa en la cara.

—¿Puedo consultarle algo, Mayo Lee?

—Habla. — dice desinteresado.

—¿Usted está al tanto de las noticias del Príncipe de Inglaterra, Kim Taehyung?

El mayor Lee asiente con la cabeza.

—Ex principe de Inglaterra. Según la BBC de Londres, Kim Taehyung abandono su puesto y aterrizó en Busan hace cuatro semanas y media. Los medios Coreanos afirman que renunciona su fortuna y ahora vive como concertista y profesor de idiomas en la Universidad de Busan.

Y casi empiezo a llorar.

—Gracias, eso es todo lo que necesitaba saber.

. . .

Mi madre lanza un grito ahogado cuando el mMayor Lee me ayuda a ponerme en la silla de ruedas al bajar del autobús.

Espero que mi madre no le corte el pescuezo por verme así.

El Mayor Lee se despide de mí  y Yoongi me saluda desde la ventana. Tiene que ir a otra estación y bajar para irse a Daegu. Me mantendré en contacto con él.

Cuando el micro se va, mi familia corre a abrazarme.

—¿No puedes caminar? —Pregunta Jihyo

—Me golpee la cadera, en dos meses estará curada. Puedo levantarme pero me recomendaron que por ser la segunda semana me mantenga aquí sentado. Sin hacer esfuerzo o puedo empeorar.

Mamá llora al verme y papá me palmea el hombro con fuerza.

—Te trajimos una sorpresa. — dice papá llevándome en la silla de ruedas y tapandome los ojos con sus manos.

Un momento después él me hace parar en ño que creo que será una esquina y luego oigo el sonido de unas llaves de auto que se conectan con uno.

Papá me quita las manos de los ojos y descubro frente a mí un Hyundai Negro.

Abro los ojos como platos al verlo con las luces encendida.

—Esperen un segundo... ¿Compraron esto para mí?

Todos ellos me sonríen.

—Bueno, hubo alguien que nos prestó un poco de dinero. —dice mi hermana dejando un beso en mi mejilla. Se ha cortado el cabello y leva un traje de oficina. Ha empezado a trabajar, me alegro por ella.

—¿Quién?

—Tu príncipe azul — Dice una voz grave y reconocida a nuestras espaldas.

Contengo el impulso de levantarme y salir corriendo cuando Jihyo gira mi silla de ruedas hacia la derecha.

Taehyung está parado, con un chaleco negro a rayas grises y una camisa con bolados en las muñecas. Su cabello rubio, ahora ceniza y casi castaño, le cae por la frente y le hace mullet detrás de la nuca.

Él carga un violín en la mano. Se lo coloca al hombro y se acerca a mi con una sonrisa. Al parecer el esmalte de uñas que habíamos comprado juntos en el tour que le di por la ciudad todavía lo tiene, porque las lleva pintadas de un negro mate y parece feliz con eso.

Taehyung toca El Lago de los Cisnes y varias personas se reúnen a su alrededor para verlo tocar. Es magnífico.  Sus dedos se mueven con agilidad y rapidez. Me cuesta seguirlo con la vista. Su rostro transmite toda la emoción que su corazón siente. Los pelos de mis brazos se erizan al oírlo tocar el final de la canción y cuando acaba, las personas le hacen una reverencia y le demuestran respeto y admiración.

Él se acerca hacia mi y guarda el violín en el estuche.

—Hola, mi caramelito.

Abro los brazos para recibirlo en un abrazo gigante y no pasa mucho tiempo hasta que él rompe a llorar colo un niño.

— Me has hecho mucha falta, amor. —Le susurro llorando.

Y le sonrio cuando lo miro a los ojos.

—Te dije que lo nuestro no seria un juego perdido, Jungkook. Ahora quiero vivir una vida tranquila a tu lado. Cuando lleguemos a nuestra casa te haré saber lo mucho que te he añorado durante este tiempo.

—¿N-nuestra...?

—Sí, nuestra casa — Él se acerca a mis labios y antes de besarme me dice — Aunque para mí no habrá mejor lugar seguro que tú, Jeon Jungkook.

Un juego perdido - Tk ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora