#01

1.1K 112 127
                                    

Vestite cómo quieras y gustate a vos mismo, lo demás es gilada. 

Se preguntaba si todos lloraban el día de su cumpleaños. Él espera no ser el único idiota que se ahoga en líquido salado en un día tan especial. Justo en ese momento Louis se odia mucho, ansiaba que este día llegase.

Su cumpleaños número trece.

Oh, Jesús. Louis esperó demasiado, lo espera hace exactamente un año, lo desea desde que cumplió los doce. Recuerda estar soplando las velitas de un número doce y haber pedido como deseo que el trece llegara lo antes posible.

¿exactamente por qué? Bueno, el tan inteligente Tomlinson cree desde siempre que trece años es la edad perfecta para ya ser un adolescente. Él recuerda muy bien la charla que tuvo con su madre hace varios años atrás. Él preguntó muy preocupado cuando podría hacer cosas de grandes y mandarse solo - o por lo menos un poquito- Ya saben, cosas de adolescentes comunes. Recuerda que su mamá le dijo " Cuando quieras, pero yo diría que a los trece sería la edad perfecta para decidir ser adolescente. Yo a esa edad salía con hombres y creo que eso es lo que tú quieres". 

Mierda, él desea salir con hombres. Desde siempre lo ha soñado y está a un paso de tener el permiso. Ni siquiera sabe muy bien el por qué de querer salir con chicos tan desesperado, pero cada vez que escuchaba a su mamá hablar de lo maravillosos que eran los hombres y lo hermosa que la hacían sentir, él quedaba con la intriga y quería descubrirlo, y este capricho no es reciente, empezó cuando tenía nueve años y escuchó a su mamá - por primera vez- comentar sobre los elogios que su último amante le cantaba y de lo hermosa que se sentía.

Louis quería sentirse hermoso.

Quería que le dijeran los bonitos ojos que tenía, que su voz era preciosa y que sus caderas eran perfectas. ¿Y qué mejor escuchar esos halagos por la boca de un hombre? él realmente quería a un hombre, pero uno mayor e inteligente. No le gustaba los chicos que iban a su curso, él miraba a los chicos dos años mayor. Y cada vez que alguno aceptaba besarlo en los baños u en salones vacíos, él tenía un buen humor toda una semana entera.

Entonces, su día tan ansiado estaba ahí, ¿por qué lloraba?

Louis ama al fútbol con su ser, incluso lo ama más que a la idea de gustarle a  los hombres.

Y eso era un problema ahora. Su mamá hace tiempo le dijo que a los hombres no le gustaban los chicos masculinos - por lo menos no a los hombres que según su mamá, serían los indicados para Louis- y escuchar eso desmoronó al chiquillo de bonitos ojos, él siempre creyó verse bonito con las remeras de su equipo favorito, su papá siempre le regalaba alguna y... Ahora ya no quería - podía- usarlas, incluso si lo hacen sentir cómodo.

- ¿Qué es lo que realmente me haría ver hermoso? - Se preguntó a si mismo mirándose en el espejo del baño. Estaba solo en aquella habitación observando su cuerpo, que según él lucía mas curvilíneo porque ahora era un adolescente - ¿ Y si no vale la pena? Quizás los chicos que vengan no sean atractivos ¡o peor! no sean tan mayores... pero papá dijo que lo eran y papá dijo que esta remera es linda aunque sea de fútbol, entonces... - Se calló tapándose la boca con sus manos, quería convencer a sí mismo hablándose solo.

Todavía con sus ojos rojitos miró la hora en su celular, vió algunos mensajes de su papá y otras notificaciones de Spotify e Instagram. No le dió tanta importancia, incluso si los mensajes de su papá eran preguntado qué torta sería la más linda para llevar. A Louis no le importa, no le importa la torta, no le importa la decoración carísima que su papá pagó y mucho menos le importa los regalos pedorros que recibiría. Lo que a él le importa en ese momento es decidir qué ponerse. ¿Lo peor? su mente no quería colaborar, seguía pensando en que se vería bonito con aquella horrorosa camiseta demasiado masculina.

Lolita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora