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3 semanas después...



Jimin estaba en la sala recostado en la alfombra, raspándola con sus garritas, su celo había acabado hace días atrás y a pesar de esto seguía sintiéndose de mal humor. Definitivamente algo había cambiado en él, pues su abultado vientre lo delataba.

Pensaba en aquella noche, tres semanas atrás, con Yoongi; se supone que sería solo la puntita, pero ahora intenten decirle eso a las crías dentro de él. Sabía que no debía haber cedido ante el deseo. Lo peor de todo era que aquel idiota no había vuelto a aparecer por aquella casa, debió suponerlo, ¿no? Él solo había sido atraído por el aroma.

Se sentía un estúpido por haberse creído toda esa palabrería que le dijo mientras estaban en el acto. Tonto Yoongi y su buena labia. Podía tener una parte gatuna a la cual no le interesaba demasiado con quién se envolvía y su solo deseo era llenarse de pequeñas crías, pero su parte humana se sentía llena de humillación.

—Jimin-ssi... —Jungkook lo llamaba extendiéndole un poco de su compota en la cuchara pequeña de plástico. Su papá le había dicho que no podía darle su comida así al gatito, pero la verdad él solo quería ser bueno compartiendo sus cosas y así, quizás, Jimin quisiera jugar con él.

El gatito se estiró y bostezó sin hacer caso a los llamados del bebé, ignorándolo como si ni siquiera estuviera allí pidiendo por su atención.

"¿Ese niño no entendía cuándo un gato estaba despechado? Uhm, probablemente no".

—Él me mintió... Él me dijo que me amaba y no era verdad... Él me mintió... —maullaba el gatito lastimero.

Jungkook frunció su pequeño y adorable ceño ante la actitud de su gato, además de su forma extraña de maullar, no podía entenderlo, así que prefirió buscar ayuda de un experto.

—¡Eomma! —se levantó con un poco de dificultad y caminó hasta dónde se encontraba su papi, que estaba haciendo el puré de papa para su almuerzo, y tiró de su pantalón.

—Es Appa, Jungkook, soy appa.

El niño hizo caso omiso señalando al gatito sobre la alfombra, al parecer rascando su espalda con esta y maullando aún de esa forma extraña.

El mayor lo observó; era un poco extraño mirarlo así en su opinión.

Había notado el cambio en su gatito juguetón; antes solía saltar en los sillones y sofás, correr por la casa y hacer tropezar a Jungkook de vez en cuando, pero últimamente estaba como decaído. ¿Será que Namjoon tenía razón y debía buscarle una pareja a Jimin? Creyó que mejor sería llevarlo al veterinario; en su comunidad había un pequeño consultorio, quizás podría llevarlo al correr de esa semana.

—Creo que Jimin se siente enfermo. —le comunicó al pequeño, obviamente preocupado por la situación.

—¿fermo? —preguntó con un tono triste.

Asintió, un poco enternecido por la preocupación de su bebé.

—Sí, Kookie. —respondió volviendo a su tarea de aplastar la papa que sería almuerzo de su bebé pues no le gustaban los grumos; ese niño mimado gracias a Namjoon.

Jungkook estaba preocupado por su Jimin, no entendía mucho de enfermedades, o quizás absolutamente nada, pero sonaba a que era realmente feo. Corrió hacia la peluda alfombra y tomó al gatito de imprevisto, abrazándolo fuertemente contra él, casi dejándolo sin aire.

—Jimin~ te amo. —dio muchos besos sobre su cabeza peluda. Sus papás hacían eso con él cuando lloraba mucho, quizás podría ayudar de alguna forma.

MININOS. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora