Mis juntas terminaron horas después, salí de la sala de juntas dirigiéndome a mi oficina. Cuando entre encuentro mi oficina ordenada y limpia.
Busco a Elizabeth y ella está dormida en el pequeño sillón que tengo en mi oficina.
—Elizabeth despiértate la moví.
—5 minutos más—pidió.
—¡Elizabeth te levantas ya!—exijo, ella suelta un chasquido, aun así hace lo que le pido.
—Ya, ya me levanté.
—Leerás esto.—estiró un papel hacia ella y la castaña lo toma.
—¿Todo esto tengo que leer?—pregunta con una mueca.
—¿Tienes un problema o acaso no sabes leer?— pregunté
—La lectura no es mi fuerte...
La ignoré y camino hacia mi escritorio.
—Y léelo en tu mente, que no quiero escuchar tu voz.—pido ya fastidiado.
Ella solo asintió y se puso a leer. Minutos después se levanta del sillón y camina hacia donde mi.
—Si no acepto que consecuencias, ¿Qué pasaría?— pregunto.
—Algo muy, pero muy malo.—alce mi mirada para verla.
Abrió la boca para protestar, pero mejor se quedó callada. Miro el papel, soltó un suspiro y lo firmo.
—Toma.—me deslizó el papel por el escritorio.
—No fue tan difícil, no te preocupes Elizabeth, tendrás una buena vida.
—Lo que digas.—su mirada está vacía, es como si no tuviera absolutamente nada dentro de ella, es como si está perdida.
Ni siquiera me preocupo, pronto le pasará.
Vuelvo a mi trabajo.
—Puedes usar tu celular, yo qué sé.—dije tratando de que se fuera.
No respondió, escuche sus pasos, pero se detuvieron.
—Mark...—pronunció mi nombre y yo la miro—¿Ellos me querían?
—¿¡Otra vez con eso!?— respondí, fastidiado.
—Solo responde esto, por favor.—pide.
—No lo sé, Elizabeth, no sé si te querían.—respondo con sinceridad.
—¿Por qué me compraste? — pregunto
No respondí. No le puedo decir que yo no la compré, haría muchas más preguntas estúpidas.
—Nos vamos en 1 hora— comenté cambiando de tema.
Me miro y bajo su mirada.
—No estás lista para saber la verdad, Elizabeth.—dije—Cuando estés lista yo te diré.—asegure.
Ella solo asintió aún con esa mirada perdida.
***
—Elizabeth vamos.—la levantó.
Ella se levantó y camina detrás de mi confusa.
—Camina.—¿A dónde vamos?— pregunta
—Te llevaré a cenar, dime que quieres comer—pedí en lo que miro mi celular.
—Mmm...—se quedó pensando.
—No tengo toda la noche, Elizabeth.
—Comida italiana—responde segura de su respuesta.
—Al menos tienes un buen gusto en comida.— comenté.
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Yes, Baby Girl
RomanceUn hombre con un corazón frío como el hielo, una chica con el corazón cálido como el fuego. El es un empresario muy influyente en todo el pais y ella es hija de empresarios, ella sabe muy bien de lo que son capaces sus padres. Pero jamás pensó que u...