Veo, veo.

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-Veo, veo.

Harry se encontraba sentado en un rincón sobre la cama de Louis, y él en frente de su fiel amigo.

- ¿Qué ves?

Jugar al "veo, veo" se volvió una costumbre en ellos para matar el aburrimiento desde que tenían cuatro inocentes añitos, y con actualmente dieciséis y dieciocho años vividos seguían jugándolo.

¿Qué otra cosa podrían hacer un viernes por la noche?

Claro, cualquiera pensaría "Son adolescentes, ¿Por qué no salen?", Y he aquí la realidad: Harry tiene quince benditos años y una madre sobre protectora que solo confía en los Tomlinson lo suficiente como para que la casa en donde vive Louis y su familia sea la única donde le dé permiso a Harry para quedarse a dormir.

¿Y Louis? Bueno, él podría ser mayor de edad y hacer lo que quiera, pero nada se comparaba al tiempo que pasaba junto al rizado. Valía la pena arriesgar cualquier viernes con tal de ver esa hermosa sonrisa acompañada de dos tiernos hoyuelos.

Harry meditó un momento su respuesta, pensando en qué objeto podría elegir, hasta que notó algo realmente asqueroso que no lo habían visto ninguno de los dos por regresar distraídos del instituto del menor contando chistes malos.

-Una cosa - Respondió lanzando una carcajada, pues lo que había escogido le hizo gracia.

En sus diecisiete años, Louis no había visto un chico que se encontrara a la par de Harry. En el buen sentido, porque Harry era una persona tan maravillosa, tan difícil de no querer... Y puede que a veces llegue a ser un tanto infantil ‹‹ A veces, siempre ›› pero Louis lo quería. Y realmente estaba jodido porque no solo lo quería como un amigo.

El mayor sonrió de costado ante la carcajada del rizado, pensando en que había pasado por esa hermosa cabecita.

- ¿Qué cosa? - Preguntó. Se encontraba intentando seguir la mirada del chico de ojos verdosos buscando rastro de lo que aquel había pensado, aunque con semejante mirada le era imposible concentrarse.

-Maravillosa. - Harry intentaba contener la risa. Sus hermosos y llamativos hoyuelos se hicieron notar, haciendo querer a Louis pasar su lengua por ellos de lo tierno que se veían, pero eso sería raro.

El rizado observó de reojo, mordiéndose el labio, hacia la cabeza de Louis.

¡Vamos! ¿Quién no se reiría de aquello que sus ojos captaron?

- ¿De qué color? - No era una persona muy paciente, << Aunque Harry fuera la excepción>> pero el hecho de que el menor se reía prácticamente de él y no saber exactamente de qué, le molestaba.

-Color, Color... - Se le volvió a escapar otra risita- ¡Color mierda!

Eso fue la gota que colmó el vaso, el rizado se encontraba riendo a carcajadas como si nunca en la vida lo hubiera hecho.

- ¡Maldición, Harry! ¿De qué mierda te ríes? - Gritó exasperado Louis, con el ceño fruncido.

- ¡Es que...! -Intento dejar de reír, pero era inevitable - ¿No lo sientes? ¡TIENES MIERDA DE PALOMA EN LA CABEZA! - Respondió señalando hacia la melena del mayor.

Louis abrió su boca con expresión de desagrado, y elevó su mano hacia su preciado cabello.

- ¡JODER, HARRY! ¿¡ME LO DICES JUSTO AHORA!?- Se levantó frustrado de la cama dispuesto a buscar algo que le ayudara a limpiar lo que evidentemente una paloma había defecado sobre él al mediodía.

Harry suspiró mientras limpiaba las lágrimas que su risa había logrado sacar, y se acercó hacia su mejor amigo, antes tomando una pequeña tela (trapo) que el idiota de Louis no había visto que se encontraba sobre su mesita de noche.

&quot;Veo, veo.&quot;  |O.S| » l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora