En casa de mi abuela

136 3 1
                                    

Me sentaba en el borde de la cama mirando un punto fijo. Intentando animarme, ya que carecía de alguien que lo hiciese por mi.

Cuando se acercaban los fines de semana sonreía por dentro, al saber que durante dos días estaría en paz con mi abuela y mi padre. Que desgracia que no fuera cada semana.

Me encantaba estar ahí, tenia con quien jugar y con quien hablar.

Me llevaban de paseo, y lo mas importante... ¡Me compraban regaliz!

Ahora que lo pienso, debo de dar gracias a esas grandes cantidades de regaliz que me compraban, ya que ahora soy capaz de zampármelos de inmediato para que nadie me pida. Me encanta compartir.

Yo consideraba a mi padre como el padre perfecto, puede que algunas veces se levante cabreado, pero con los abrazos que le daba se le pasaba de inmediato.

Nunca me ha gritado. Bueno si, una vez me dijo que le enseñara Kárate (daba Kárate) y... Que mejor que pegarle una patada. ¡Cómo gritó!

Sigo sin entender porque me despuntó. Misterios de la vida.

Según la ley del Ying Yang, después de que suceda algo bueno te tiene que suceder después algo malo.

Cuánta razón... Tocaba llegar a casa.

¡MAMÁ! ¡PARA POR FAVOR!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora