El espíritu del viento

78 6 3
                                    

Nissa ayudaba a Aria cada día a sanarse las manos por las quemaduras, y la animaba a hacer más coronas de flores pues era lo que le gustaba. Eran hermanas y debían ayudarse en los malos momentos. Aunque ya no eran iguales, no irradiaban esa fuerza del inicio, y Aria ya no deseaba regalars flores a nadie. Nissa, incapaz de poder resolver nada por su cuenta, partió en un viaje en busca de alguna solución, pues antaño ya había empleado métodos más duros para sacar a Aria de un problema, pero no quería volverlos a emplear, no eran buenos para ninguna de las dos. Necesitaba un remedio para que sus dos espíritus volvieran a brillar con la fuerza de antes.


Mientras Nissa estaba ausente, Aria seguía en su taller de flores, realizando cada día lo que ella creía que era una vuelta a sus mejores trabajos, más rápido de lo que creía, sospechosamente más rápido. Ella intentaba volver a la normalidad, necesitaba sentir que todo era como antes, aunque realmente nada era como antes, y no se daba cuenta.

Además por el taller aparecían muchos visitantes, añorando su trabajo y deseando que volviera a regalarles alguna de las coronas de flores que hacía con tanto cariño, pues eran muy especiales y traían buena suerte a aquellos que las poseían. Ellos creían que ayudaban a Aria pidiendole que hiciera lo que siempre hacía. Así que ella con esmero cumplía sus peticiones.

Hacía tiempo que otro espíritu, el espíritu del viento, admiraba su trabajo, y decidió viajar a visitar a Aria, para pedirle una muestra de su magia, una corona de flores. Aria, sorprendida de que alguien se interesase por su trabajo tan poco elaborado en esos momentos y nada alegre, le hacía preguntas a diario al espíritu del viento, preguntándole por que le interesaban sus flores. ¿Cómo iba a pensar que un espíritu tan puro como el del aire fuera a hacerle daño?

Él le contaba que amaba sus coronas de flores, eran como una luz en su horizonte. Tanto alegraron a Aria estas palabras que creyó que había encontrado a quien poderle regalar las coronas de nuevo, alguien que la inspiraba con sus historias, alguien que apreciaba lo que ella tenía para ofrecer. Y así, le regaló una corona al espíritu del viento, que contento con esto, pedía cada día una corona más.

Pasó el tiempo y Nissa regresó del viaje, con la respuesta a sus preguntas y la solución para sanar a su hermana, encontró que esta había vuelto a regalar aquellas coronas tan especiales, y que tanto representaban para ambas. Advirtió a Aria que, el viento así como puede ser bueno, tiene una fuerza mortal que no podría soportar en su estado, pero Aria no era consciente de estas palabras y continuó regalando coronas al espíritu del viento. Nissa se prometió seguir de cerca los pasos de su hermana. Casi la había perdido una vez, y no iba a permitir que pasase de nuevo. Y aunque le molestaba que Aria no tuviera en cuenta sus advertencias, no la iba a dejar sola.


Pasaban los días y Nissa notaba que a Aria cada día le costaba más realizar las coronas de flores. No combinaba los colores como antes, e incluso comenzó a usar aquellas flores que solo Nissa utilizaba, aquellas flores melancólicas, tristes, apagadas. Aria estaba perdiendo de nuevo la poca magia que le quedaba, apenas se había recuperado de su encuentro con el espíritu del fuego y se estaba exigiendo demasiado.

Sus coronas ya no transmitían aquellafuerzade antes, ya no eran bellas, eran peor que comunes.

El espíritu delviento se impacientaba y la visitaba a menudo y aunque él no era un espíritu maligno, presionaba a Aria para que le mostrara su magia cada día Él se entristecía porque Aria ya no podía hacerlas coronas deflores tan bellasquehacia antes. Se estabamuriendo, y Nissa moría con ella, puesNissasiempre ha necesitadode la luzde Aria.


Nissa, observó esto y decidió que debía hacer algo al respecto, no podía permitir que su hermana sufriera de nuevo, pues las quemaduras estaban volviendo a aflorar y junto con las apremiantes peticiones del espíritu del viento, Aria estaba llegando a su límite.

Con una determinación férrea a poder salvar a su hermana, Nissa cerró el taller de coronas de flores y eliminó todo rastro de estas. Nadie más tendría las coronas de flores de Aria por un tiempo, no por el momento. Ahora el taller sería tarea de Nissa. Ella mandaba ahora, y mataría por cuidar a su hermana, ella decidiría como hacer esas coronas, cuando y en qué cantidad.

Habló con el espíritu del viento, y le explicó que su hermana debía irse lejos, muy lejos, pues no tenía energías para poder vivir durante mucho más tiempo ni para poder ofrecer siquiera un pedazo de su magia al mundo. El espíritu del viento aceptó la nueva situación, pues aunque deseaba más coronas de flores, no quería ver a Aria desfallecer por ello

Aria se estaba agotando. Y ahora sería Nissa quien se encargase de las coronas, las cuales mantendría ocultas durante un tiempo. Era tiempo de recuperar a su hermana.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 21, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Las dos PrincesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora