1. ¿Jaque Mate?

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- Quieto. - Dijo Alicia con calma mientras el disparo al aire sonó por toda la húmeda y opaca sala.

El Profesor se quedó atónito. Si bien tenía todo calculado al milímetro, lo menos que esperaba en ese momento es que una embarazada de 9 meses en busca y captura apareciera en el lugar menos probable.
Pero ahí la tenía, a la mismísima Alicia Sierra. Y con una banda de policías pisándole los talones.

Observó con rara tranquilidad los pasos de la mujer mientras ésta se bajaba la capucha y se acercaba cautelosamente hacia él con una media sonrisa.
Alicia se sentía orgullosa, satisfecha consigo misma. Pues había dado en el clavo ella sola.

- Como siempre debí haber hecho -. Pensó sin quitar la mirada de aquel hombre que le había dado el gordo de la lotería.

Pero el profesor siempre tenía un plan. Siempre. Hasta en los momentos más cruciales y menos probables.

Inspectora Sierra -. Dijo después de recuperarse de la entrecortada respiración. - Pero bueno qué agradable sorpresa. He de reconocer que de todas las situaciones ésta es la que menos me esperaba, la felicito por su enorme labor y su... - En tono picaresco mientas gesticulaba tranquilamente con sus manos.

- Profesor. - Cortó Alicia antes de que acabara la frase. - Es usted mucho más atractivo en persona. - Dijo bajando el arma. - No debí haber subestimado a Raquel.

Al oír ese nombre la sangre de le congeló de repente. Echaba de menos su presencia, estaba claro.

Bueno Inspectora -. Agachando la cabeza con una sonrisa sarcástica mientras se sube con el dedo las grandes gafas negras. - Me alegra oírlo. He de decir que usted parece más embarazada. - Dijo observando su notoria barriga que increíblemente aún estaba en su sitio.

Alicia no dijo nada. Se quedó parada con una media sonrisa que provocó un achinamiento de ojos al instante.

- Por favor no piense usted que estoy faltándole al respeto con su físico. El embarazo es una etapa maravillosa. Además, fijo que es un niño. Tienes las mejillas especialmente sonrojadas y ese rubor es sumamente atractivo en las madres de varones. - Espetó el profesor.

- Podría ser. Aunque igual es más este horrible calor que hace viniendo por el descampado. -. Dijo tocándose el cuello por la nuca. -. Casi me desmayo ahí en medio, Profesor... Se podría considerar asesinato en segundo grado. - Dijo en tono de burla.

Estaba cansada. Más de lo que le gustaría reconocer. Y necesitaba agua con suma urgencia.

•••

- Asesinato? - Apareció por detrás Marsella apuntando a Alicia firmemente con la pistola. - No es de nuestro estilo Inspectora.

Con fuerza la mujer cogió de nuevo el arma que había bajado anteriormente y apuntó con firmeza a Marsella, pero sin dejar de observar al profesor. Jamás estaría con la guardia baja tras su espalda.
Por lo tanto se fue a un lado de tal forma que tuviese vista de ambos hombres.

- Oh, pero mira quién apareció. - Exclamó Alicia con una media sonrisa sin dejar de apuntar al hombre. - Uno de tus séquitos, profesor?

- Algo así. - Respondió Marsella. - Baja el arma, Alicia.

No dijo nada, se quedó parada tal y como estaba sin saber muy bien qué hacer. Pero con la mirada firme y segura.
Tenía tan sólo una pistola. Y ahí había dos personas.
Era suficientemente inteligente como para saber que estaba en desventaja, pero también lo suficiente como para saber que a ellos no les convendría pegarle ni un solo tiro.

El profesor estaba serio. Esta era una situación tan poco probable que no había tenido el tiempo de pensar, y sabía que Alicia tendría su as bajo la manga.
Sin embargo, siempre tenía un plan B.

- Marsella, baja el arma. - Dijo tranquilo el hombre. - Hagamos esto de forma civilizada. A ninguno nos conviene que esto acabe mal, cierto Inspectora?

- Cierto profesor -. Afirmó Alicia sin dejar de mirar a Marsella. - Así que baja el puto arma, "Marsella". - Pronunció el nombre en tono burlesco.

En cuanto Marsella hizo caso y bajó el arma, Alicia repitió el gesto. Y para su sorpresa, en menos de cinco segundos y por un pequeño despiste la mujer ya tenía al jodido profesor sujetándole los brazos por detrás.

- Pero qué estás haciendo -. Dijo Alicia con tono desagradable y sorpresa mientras intentaba escapar de sus brazos. - Suelta coño, que he guardado el arma. Tienes miedito profesor?

- Alicia... No quiero ser maleducado, pero hay cosas que inevitablemente tenemos que hacer. No te alteres, no le vendrá bien a la criatura. - Dijo intentando parar su intento de escapar. - Eres inteligente. Yo lo sé, así que mejor que hagas exactamente lo que te digamos... Y con tranquilidad.

El profesor mencionando el nombre de Marsella le hizo saber que era el momento de ponerse manos a la obra si no querían que esto acabase mal. Iban con ventaja, pero esta mujer era jodidamente imparable.

Marsella acompañó bajo la profunda mirada de Alicia a la mujer a una silla vieja, mientras el profesor cogía cuerdas que tenía guardadas para cualquier situación.

Alicia rió.

- En serio, profesor? - Con raro sarcasmo. - De verdad me ves como un animal tan potente que necesitas atarme de pies y manos a una jodida silla de mierda para que no te mate? Te esperaba más astuto.

Sin mediar palabra, pero tranquilo, el profesor dio a Marsella las cuerdas para que en mismo atara a Alicia.

Tranquila Inspectora - Dijo Marsella. - Te vamos a tratar mejor que en un hotel de cinco estrellas -. Con una amplia sonrisa mientras hacía su trabajo pero sin aplicar demasiada fuerza.

- Pues te quedan otras dos - Dijo Alicia mirándole directamente a los ojos.

A decir verdad, no estaba asustada. Pensaba que el profesor era un imbécil, pero no una malísima persona. Y tenía claro que el otro hombre tampoco.
Ella tenía todo previsto, hasta en más mínimo detalle que pudiese pasar. O puede que no.

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