Ni siquiera sé porqué lo estoy considerando

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El celo de Hyunjin, como en cada ocasión, se avecinaba como un completo desastre. El día anterior Minho había notado que el aroma del alfa era más fuerte, y aunque el omega no lo admitiera también era muy atrayente, por lo que fue medianamente difícil mantenerse alejado de él. El alto también había estado muy irritable, incluso peor que los primeros días de Minho como niñero de Sunoo, y eso era mucho decir. El omega había visto a alfas entrar en celo antes; alguno que otro de sus compañeros en la preparatoria tuvo uno adelantado teniendo que ser retirado por sus padres, pero nada comparado al del rubio.

El menor se había levantado sumamente obstinado, rechazando el desayuno y apartándolo cuando se acercó, lo último que hizo fue gruñirle. Era la primera vez que Minho escuchaba a un alfa hacerlo tan profundamente. Por dios, la voz de Hyunjin en esos momentos era unos tonos más baja que la de la mayoría de los alfas y el gruñido que le dio junto a sus colmillos afilados fue suficiente para espantar al omega que se encerró con Sunoo en la habitación del bebé.

La madre de Hyunjin terminaría su turno temprano así que solo debía quedarse hasta el almuerzo; la mayor estaba muy avergonzada por hacer que Minho trabajara en un día así, pero ya había tenido sus días libres en la clínica y el omega la entendía por lo que no le molestó, o por lo menos no lo hizo hasta que la señora Yeji llegó y se ofreció a llevarlo a su casa.

—Casi olvido mi celular— comentó el moreno tanteando en sus bolsillos, haciendo memoria de donde dejó el aparato y apresurándose a buscarlo en la cocina mientras la señora Yeji lo esperaba en el auto. El aroma de Hyunjin se volvía cada vez más fuerte dentro de la casa, cosa que lo descolocó un poco.

—¡Lárgate de una vez Minho!— gruñó Hyunjin cuando al salir de su habitación en busca de hielo o cualquier cosa fría se encontró con el niñero aún en la cocina. El aroma del omega era jodidamente atrayente y si este no se iba de una vez por todas temía no poder controlarse.

—Y-Yo ya- m-e iba— Minho nunca se había sentido tan asustado antes. No asustado, estaba nervioso, y quizá también un poco ansioso. Hyunjin estaba sonrojado y un poco sudado, el cabello pegado a su frente y desprendiendo demasiadas feromonas. Tenía los labios hinchados y sus colmillos sobresalían.

—Si no te vas ahora no podré contenerme y te morderé.

Y eso fue suficiente para que Minho corriera hasta la entrada, olvidando tomar su celular e ignorando tanto como podía a su lobo lloriqueando y rasguñando en su interior porque quería ir con su alfa. Sí, su alfa, suyo y solo suyo y de nadie más.

Estaba jodido.

Yeji dejó a Minho y Sunoo en la casa del moreno. Su intención no había sido que este siguiese cuidando de su hijo, pero pensándolo bien, prefería dejar a Sunoo por unas horas mientras lidiaba con Hyunjin en casa, después de todo las fuertes feromonas podrían ser incómodas para el bebé y sabía lo intensos que podían ser los celos de su hijo.

Y no se equivocaba, la casa era un desastre. Al parecer Hyunjin había tropezado con algunos muebles dejándolos descolocados, en la cocina el refrigerador seguía abierto, habían cosas en el suelo y un rastro de agua que seguro era hielo derretido empapando en el suelo.

—Jin, ¿ya tomaste tus supresores?— preguntó en voz alta recibiendo un fuerte y ronco 'No los encontré' desde el baño—. Ya te los llevo.

La mayor rebuscó entre los cajones de su habitación. Seguramente la habitación de su hijo era un desastre así que mejor decidió buscar los que tenía de repuesto, tomando una botella de agua para ir hasta el baño donde este estaba metido aún con su ropa puesta en la bañera, el agua todavía tenía pequeños trocitos de hielo y no pudo evitar preocuparse al ver como el alfa temblaba un poco.

algo que no necesitas ver 「hyunho」 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora