Es nuestro camino

El nuevo

Piloto

Bip bip bip bip

¡Dios! Esa molesta alarma otra vez, no hay nada más odioso que el sonido de un aparato hecho para despertarte de tus lindos sueños todas las mañanas con el mismo sonido. Ni modo, hay que empezar el día...

— ¡Raphtalia, hija! ¡Baja a desayunar, debes llegar temprano!

— ¡Ahora bajo!

Una hermosa chica de cabellos castaños, piel clara y grandes ojos rosados dio un salto para salir de su cama con mucha energía. A simple vista, esta linda jovencita no parece fuera de lo común, pero no se puede estar más lejos de la realidad. El hecho de poseer una cola larga y esponjosa además de orejas parecidas a las de un mapache ya hacen a nuestra querida amiga un poco más especial de lo que se ve.

— Será mejor que me apresure. — Dijo la chica, entrando al baño de su habitación.

En la planta baja, una señora de aspecto dulce y gentil terminaba de colocar un plato caliente comida frente a una adorable niña de ojos azules y cabello dorado, tenía el aspecto de un angelito.

— ¡Yay! ¡Hot Cakes! Muchas gracias abuelita. — Cantó la pequeña niña, quien vestía un uniforme escolar.

— Anda mi niña, come o se enfriará. — Contestó gentilmente la anciana. — Tu hermana no debe tardar en...

— Buenos días abuela, buenos días Filo. — Saludó amablemente la joven castaña, ya vestida con su uniforme escolar.

— Buenos días linda, anda desayuna — Rió cariñosamente la abuela, tomando una taza de té.

— Muchas gracias, abuela.

Mientras que Raphtalia se sentaba para desayunar, noto que la silla a lado de su hermanita estaba vacía.

— ¿Y el abuelo? — Preguntó a su abuela.

— Salió temprano hoy, dijo que tenia cosas importantes que hacer en la oficina.

— Ya veo. — Contestó Raphtalia, volteando hacia el reloj de la cocina. — Aún hay bastante tiempo ¿Qué tal si pasamos por el parque para ver las flores? Filo.

— ¡Sí! Me gusta mucho ir por el parque.

Ante tan animada respuesta, tanto la abuela como la joven chica rieron animadas, Filo podía ser bastante entusiasta con muchas cosas que le gustaban. Raphtalia miró a través de la ventana de la cocina, observando los grandes rascacielos de la ciudad de Melromarc, podía sentir que hoy sería un gran día.

Instituto de estudios media-superior, Melromarc

— Señorita Kassana, en realidad no creo que esto sea una buena idea.

Un hombre maduro vestido con un traje negro, se encontraba dentro de la oficina general de la escuela, parado frente al escritorio de la que era la mayor autoridad en la institución, la superintendente Sakura Kassana.

— Sinceramente es mucho esperar que alguien como este joven quiera incorporarse a nuestras instalaciones.

La señorita Kassana, quien se había mantenido en silencio escuchando cada una de las palabras de su compañero de trabajo, dejó a un lado la taza de té que estaba disfrutando y se levantó de su asiento.

— ¿Qué trata de decirme profesor Sato? ¿Piensa que esta escuela es demasiado buena como para negarle la entrada a este joven?

El documento de inscripción de un nuevo solicitante que yacía sobre el escritorio, fue tomado por la superintendente, quien lo revisó por quinta vez ese día.