Sweet Dreams (+18)

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Era un viernes de enero cuando la Legión de Reconocimiento salió a su 50va expedición fuera de los muros. Recibiendo en apoyo de la gran mayoría de ciudadanos del Distrito Trost, se embarcaron en una nueva búsqueda para descubrir la verdad acerca de los titanes. Cada vez estaban más cerca de conseguirlo, y eso los motivaba de sobremanera.

Los equipos encabezados por los más fuertes se dividieron para patrullar las extensas zonas verdes, atentos a cualquier movimiento inusual que pudiera romper su formación.

La relativa tranquilidad hizo sospechar al Comandante. Y no se equivocó, ya que de la nada aparecieron una serie de titanes de distintos tamaños que salían del suelo, se aproximaban a toda velocidad por el horizonte o caían del cielo.

Dada la anormal situación, se alertó a los demás grupos y comenzó el ataque. Haciendo uso el equipo de maniobras tridimensionales, los soldados acabaron con aquellos monstruos y se llevaron un par de ejemplares para su correspondiente estudio.

Para sorpresa de todos, no hubo ninguna baja.

El retorno a los muros sucedió al atardecer, cuando el sol empezaba a ocultarse tras las montañas. El éxito de la misión fue elogiado y eso acrecentó los ánimos.

Ya en el cuartel, Mikasa dejó a su caballo en el establo, se despidió de sus compañeros y se fue directo a la habitación. No tenía hambre; lo único que quería era quitarse esa sucia ropa y algunos vestigios de sangre de titán que la cubrían.

Entró en la bañera y permaneció un buen rato bajo la tibia agua que la relajó por completo. Escuchó algunos pasos fuera, en el pasillo, pero no prestó mayor atención.

Seguro eran sus compañeras retirándose a descansar.

Una vez terminado el baño, salió de la tina, se secó, se puso un camisón, apagó las luces y se dirigió a su cama. Se acurrucó entre las cobijas y poco a poco cerró los ojos, esperando que el sueño la venciera.

Estaba a un paso de dormirse cuando un viento fuerte sopló y abrió la ventana. Casi enseguida sintió un peso extra sobre ella, sin aplastarla del todo. Volteó a ver y se encontró con la silueta de alguien muy cerca, mirándola fijamente.

No supo estar segura de quién se trataba (y tampoco le dio miedo) hasta que las nubes permitieron el paso de la luz de la luna, luz que alumbró a aquella persona.

Al descubrir quién era, dejó de respirar.

—Em...

—Shh... no digas nada.

Esa voz... No había duda. Era Levi.

Su desconcierto era evidente, pero antes de preguntarle por qué estaba ahí, él acortó los escasos centímetros que los separaban y la besó. Fue un contacto tan suave y lento que la hipnotizó, haciendo que correspondiera sin mayores esfuerzos.

El beso se profundizó hasta dejarla sin aliento. Levi contorneó sus curvas por debajo del camisón, levantándolo en el proceso, y ella jugueteó con su cabello hasta bajar sus manos a su camisa, en un intento inconsciente por quitársela.

Los suspiros se escapaban de su boca sin parar. La sensación era tan agradable que no quería detenerse por nada del mundo.

—Eres preciosa, Mikasa...



Abruptamente abrió los ojos, encontrándose con las penumbras de la habitación. Su respiración estaba agitada y sentía algunas gotas de sudor correr por su frente. Sin levantarse miró hacia un lado; Sasha dormía plácidamente, con una que otra cobija alborotada, ajena a su repentino despertar.

ETERNAL FLAME (RIVAMIKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora