Merci de m'avoir sauvé mon amour

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🌙

Era un nuevo día para ella, se levantó con pereza junto con una pizca de molestia, de su cama y caminó hasta el baño de su habitación. Se lavó el rostro teniendo cuidado de su labio cortado y los ya no tan notables rasguños cicatrizados en sus mejillas.

—Esto es un mierda - musitó cansada -

Deseaba largarse de ese lugar y empezar de nuevo, odiaba a las personas de allí así como ellos a ella, se lo reprochaba cada que podían y la golpeaban cuando solitaria se encontraba.

Ese era su pan de cada día desde hace ya ocho años, detestaba saber que ahora tenía diecisiete años de edad, donde seguía siendo tan patética como para no defenderse o decir alguna palabra.

—Llegaras tarde a la prepa, vamos mueve tu blanco trasero al comedor - dijo divertida la hermana de la chica desde la habitación -

Ella seguía en el baño, ocultando su cortada con algo de maquillaje, evitaría tomar agua durante el día y si lo hacía iría al baño de inmediato. Sabía que mientras más resaltaba en ese lugar, peor le iría.

—¡Amity, baja de inmediato! - la voz de su madre se hizo notar por el pasillo -

Sin esperar más, puso su mochila en el hombro y salió de la habitación para largarse de allí.

—Se puede saber ¿porqué tus notas bajaron jovencita? - preguntó su padre con enfado -

Si contestaba no traería nada bueno hacía ella, de todas maneras se había convencido que si lo hacía o no, nada bueno sucedería, así que, con atrevimiento, pasó de largo chocando con el hombro de su padre y sin importar el griterío que eso había armado, salió de su hogar rumbo a la espantosa escuela.

Oh Hexide, una de muchas preparatorias para la formación de los jóvenes del mañana. Que tal porquería de lema. La ojiambar consideraba que era el vulgar nido de vándalos irrespetuosos hipócritas. ¡Que linda era la sonrisa de todos en los salones frente a los maestros! Pero vealos luego en los pasillos llenos de mierda en la boca hablando por allí de las desgracias de otros como si fuera una escena comida de algún canal de televisión.

El peor de todos era Matt Uris, líder del club de idiotas que se creían lo mejor de lo mejor pero eran la escoria misma; como si les resultara poco, fastidiaban incluso a chicas que según ellos, no aprobaban los ideales masculinos.

—Pero que tenemos aquí, Amity zorra Blight, hola lindura - vaya manera de saludar -

Cerrando con fuerza su casillero, ignoró la presencia del chico, pasó de largo como lo hizo con su padre y camino rápido para que él no pudiera a tener chances de tomarla del brazo.

—Pido que me sueltes sino quieres que ese rostro esculpido por el mismo demonio termine estampado contra el suelo sucio - soltó y el chico orgulloso, incapaz de dejar las cosas así, se atrevió a sujetarla del codo -

—Bien que quieres conmigo - susurró en su oído. — oh Blight sabía que eras una zorra ¡pero seis! ¿No crees que es mucho para ti? - vocifero en todo el pasillo esa gran mentira -

Pronto la escuela ya hablaba de eso, el rumor se extendió tanto que podía notar las insolentes miradas en ella incluso antes de comenzar la primera clase. Era una mierda, su vida lo era, suficiente tenía en su hogar - si es que le podía decir así - como para que en la escuela fuera igual de horroroso.

Mi razón [OneShot- Lumity] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora