En aquellos tiempos, en los que el emperador de Obelia aún era un muchacho de 16, ante la traición que recibió por parte de su prometida y hermano, sus actos cometidos luego de ello solo lo llevaron a tener trastornos traumáticos que llegaron a ser de tal gravad que el mismo el Consejo de Obelia estaba dispuesto a poner cartas sobre la mesa.
El Emperador no podía perder la cabeza; con un monarca loco solo hallarían la destrucción de la nación. Se necesitaba la ayuda de algo que no solo garantizará el bienestar de Obelia sino, la del mismo monarca.
—Mi nombre es Calíope. —se presentó aquella joven de cabello rubio y ojos celestes; una diosa.
Una mujer que portaba una sonrisa tan brillante como las mismas estrellas del firmamento negro. Aunque usara vestiduras simples de una campesina, debajo de toda la simpleza se escondía un brote hermoso de rosas.
—Estoy aquí porque yo puedo ayudar a su majestad a calmar su estado.
—¿Cómo podrías tú ayudarme? —preguntó.
Era mucho el silencio que él hizo, pensó que ocasionaría en ella incomodidad por su penetrante mirada, pero la mujer prevalecía en calma, tan serena.—Eh nacido bendecida por Dios, majestad. —respondió ella. Jamás perdía aquella sonrisa y aquella gracia de habla tan particularmente tranquilizadora—Mi don podrá ayudarlo a usted a calmar sus miedos.
—¿Crees que voy a creer en tonterías? —no quería reírse delante de ella. Eran puras estupideces lo que estaba oyendo—. ¿Un don?, ¿Dices ser bendecida por Dios? Si es así dime, campesina: ¿Cómo es posible que Dios permita que su elegida viviera en la miseria? Tan solo mira tu reflejo a un espejo, ni siquiera llevas algo en tus pies.
—Déjeme demostrárselo. —pidió nuevamente extendiendo su mano a él.
¿Qué podría perder a estas alturas? Su estado mental estaba más que destruido pero si es verdad que está hermosa mujer podría ayudarlo entonces... Lo intentaría.
Ante la atenta mirada de Félix, Claude se aproximó a Calíope. Tomó su mano. Sintió un calor recorrer todo su cuerpo hasta llegar a sus mismas mejillas. Su mano temblaba un poco, ¿Qué era esté maná tan sorprendente?
—Relaje su cuerpo. —pidió. Acató sus ordenes y se calmó, luego de unos minutos más sosteniendo la mano de aquella mujer pudo sentir una tranquilidad tan grande que tomaba poder en su cuerpo. Desde hace meses que había dejado de sentir esa paz; sus hombros parecían haber sido librados del peso tan grande que antes sentía; su mente se aclaró, nuevamente podía ver la luz de la calma.
—¿Qué es lo que me hiciste? —preguntó.
—Solo le quité los pesos de su mente, mi señor. —respondió—. Estoy aquí para servirle; mi alma le pertenece, por favor, permitame estar con usted.
Se lo ha permitido, mantuvo a Calíope junto a él, cerca suyo, en todo momento.
Aquella mujer formaba parte de sus días; ante ese lindo carisma cayó rendido ante sus pies.
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𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 𝐓𝐈𝐄𝐒 ────who made me a princess?
Fantasía. . . ❪ 𝕭𝐋𝐎𝐎𝐃 𝕿𝐈𝐄𝐒 ❫ ❝ para que un imperio se alce de sus cenizas otro 𝙙𝙚𝙗𝙚 𝙙𝙚 𝙘𝙖𝙚𝙧 ❞ ALGUNA VEZ fui feliz...pero todo terminó demasiado rápido. Demasiado rápido para a...