Dream letter [ChanLix]

I'll

Ya habían pasado años desde aquellos sueños, años donde el corazón adolescente de Félix dejó de sentir la calidez de amar y ser amado. Sus padres lo detestaban, lo sabía con cada mirada que le dedicaban cuando salía de su habitación. No les importó en lo más mínimo cuando su hijo empezó a caer en decadencia.

Sam había sido una gran ayuda en esos años, decidiendo juntos irse del país cuando terminaron el colegio y tenían suficientes ahorros, lanzándose al mundo tomados de las manos en búsqueda de nuevas a aventuras.

A sus 22 años tenía muchas preguntas, tantas que podía escribir un libro entero con páginas repletas de cuestionamientos sin una respuesta. Sentando cabeza de una vez por todas en Corea donde no tardó en poder iniciar una vida junto a su mejor amigo.

Discutieron, lloraron y celebraron muchas veces cada uno de sus logros como los grandes amigos que eran, cuando Sam encontró a su alma gemela en la universidad el tercer chico se volvió uno más en su hogar.

Félix inició un trabajo dentro de una cafetería para poder pagar las cosas en iniciar con su universidad, tiempo antes había luchado por una beca que terminó consiguiendo luego de lágrimas y sudor.

La primera semana dentro de aquel campus fue algo casi mágico antes de golpear con la realidad, cansado llegaba a su departamento donde su amigo del alma le daría algo de comer antes de lanzarle a la cama con una patada en el culo, haciendo lo mismo al sacarlo todas las mañanas.

Un día cualquiera cuando a un profesor se le ocurrió la gran idea de no dar la clase por alguna razón privada Félix se tomó aquellas horas para sentarse y mirar a las personas pasar, bajando la mirada a veces al libro entre sus manos y así leer un poco de su tema; cuando de un momento a otro su mirada encontró a un chico de su estatura caminando algo encorvado, su cabello castaño algo desordenado y su rostro severamente cansado.

El chico pálido le era conocido, lo que era ilógico teniendo en cuenta la baja cantidad de vida social que tenía dentro de aquel país. Lo miró caminar hasta una de las banquetas atraído por su imagen y curioso por su estado.

Se le veía agotado, como si dormir no fuera algo que hiciera seguido.

Sin prestarle mucha más atención se levantó de aquella banca empezando camino hacia su aula con esperanza que el profesor se encontrara allí.