Sentía tanto miedo, mas bien terror, estaba parada en la entrada de mi nuevo instituto, tenía el pelo un poco alborotado por el viento que hacía, llevaba el pelo por los hombros, me había crecido bastante rápido, hace tres años que no iba a clases, desde que tuve una recaída de leucemia con catorce años, había pasado mayor parte de mi vida encerrada en un hospital, había sido muy duro, también caí en una depresión cuando me volvieron a detectar cáncer, pensaba que moriría, que el mundo me odiaba, pero gracias a él, el chico que me escribía cartas aguanté ese tiempo de tratamientos, nunca descubrí quien era, pero siempre tuve mis sospechas de un chico que estaba justo al final de donde estaba el pasillo de las habitaciones, él no hablaba nada, ni conmigo ni con Jace, mi mejor amigo el cual también conocía del hospital, el y yo estuvimos casi el mismo tiempo hay encerrados. El chico del final del pasillo era un chico muy guapo, con ojos azules y pelo negro, sinceramente era muy atractivo, lastima que nunca se hubiese acercado a hablar conmigo, porque yo lo intente muchas veces, la verdad, me pregunto qué pasó con ese chico, cuando yo ya llevaba un año y medio en el hospital, deje de verlo, su habitación estaba vacía, desee con todo mi corazón que ese chico se hubiese ido por que se había curado, la otra opción que siempre cruzo mi cabeza la apartaba lo más rápido posible, ojala ese chico siguiese vivo, no se por que pero siempre supe que el era el chico de las cartas, porque cuando él se fue dejaron de mandarme cartas, pero mis dudas comenzaron cuando me entere que otro chico había dejado el hospital el mismo día, pero bueno eso son cosas del pasado.
La entrada estaba ya casi vacía, excepto por unos cuantas personas que corrían para no llegar tarde. Note como mi madre me daba un apretón en el hombro, se sentía tan reconfortante cuando hacia eso, mis padres habían estado todo este tiempo apoyándome, no se habían separado de mí.
Mire a mi madre de reojo, sus ojos verdes se cruzaron con los míos del mismo color y me fije en todas las marcas de cansancio y estrés que el paso de los años le había dejado en la piel. Por mi culpa la había llorado tanto, la había visto derramar tantas lagrimas de dolor, se que ella lo había pasado fatal al igual que yo, por ello haría que se sintiese orgullosa de mi
- Vamos, Keila, ¿no querrás llegar tarde a tu primer día de clase? Tú puedes cariño – Me dijo mi madre, la mire con un poco de duda en los ojos – ¿Si quieres puedo acompañarte? – Venga Keila tu puedes, hazlo por mama.
- Emm... No hace falta, ya puedo entrar yo sola – Dije dándole una de mis mejores sonrisas.
- Te quiero cariño, cualquier cosa que necesites que me llamen – Yo asentí con la cabeza.
Me quede parada frente a la puerta principal viendo como mi madre se alejaba caminando hacia el coche.
Empecé andar lentamente tomando grandes bocanadas de aire, tenía las manos tan sudadas que parecía que las había metido debajo de un grifo o una fuente, justo cuando iba a abrir la puerta, recibí un empujón, cuando me fijé en la persona que me había golpeado solo pude ver su sombra avanzando por el pasillo.
Cuando fui a levantarme note una presencia al lado mío, alce la vista para ver a un chico de ojos azules y pelo moreno.
- Lo siento mucho, mi hermano es un poco imbécil, siento mucho que te halla empujado – Me dijo el chico tendiéndome la mano para ayudarme a levantarme, volví a mirar su rostro, era atractivo, muy atractivo
cogí su mano, mientras me levantaba. Por lo menos el se había parado a ayudarme no como su hermano.
- No pasa nada – Dije dándole una sonrisa, el me la devolvió.
- Mierda, voy a llegar tarde – Dijo mientras abría la puerta – Por cierto, me llamo Taylor Hardford, ¿y tú? – Añadió antes de irse en dirección hacia su clase
- Me llamo Keila, Keila Scott – Le conteste, este chico era muy agradable, y tenía que admitirlo.
- Bonito nombre, Keila, ya nos veremos – Se despidió.
Yo me quede parada como una tonta en la puerta, Taylor Hardford, su apellido me sonaba de algo me no estaba segura de que, aunque como no me iba a sonar su apellido, seguro que había mucha mas gente que se apellidase así.
Cuando entre dentro fui directa a secretaria, donde encontré a una mujer de unos cincuenta y pico sentada detrás de un enorme mostrador lleno de folletos.
- Buenos días – Dije yo para llamar la atención de la señora que parecía muy enfrascada en una novela que leía.
- Oh, que susto, no la había oído llegar – Me dijo ella mientras se ponía la mano en el pecho.
- Lo siento, es que soy nueva y me dijeron que tenía que venir aquí para que me dieran el horario. – Le dije yo.
- Claro querida, dime tu nombre. – Me dijo mientras se ajustaba bien las gafas las cuales se le habían bajado un poco.
Empezó a tomarme los datos para poder encontrar mis horarios, cuando ya estaba casi al acabar de darle los datos note como un chico de pelo negro, con una figura musculosa posaba sus brazos sobre el mostrador.
- Que tal señora Smith – Dijo el sonriéndole, ni si quiera se había dado cuenta de mi presencia,
- Que has hecho ahora Darek, es el primer día de clase y no llevas ni una hora aquí – Dijo ella con un tono de reproche.
- Hay te equivocaste Samantha, no he hecho nada, el profesor me ha mandado a por unas tizas, que gandul podría ir el mismo que no está cojo – Eso ultimo me hizo gracia y solté una pequeña risilla, en ese momento el chico se percato de mi presencia. – Eh, hola, no me había dado cuenta de que estabas aquí, me llamo Darek – Cuando me miró pude ver sus ojos azules, eran preciosos.
- Eh, hola me llamo Keila Scott. – Dije automáticamente, aunque mi mente seguía en su rostro, era el chico más atractivo que había visto nunca.
- Ejem, Darek Hardford, si vas a ligar con la chica hazlo fuera de horario escolar – Espera, ¿había dicho que se llamaba Hardford? ¿Era el hermano de Taylor?
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Nota de autora:
Hola, esta es una nueva historia que estoy escribiendo, espero que les guste <3
Arriba les dejo una imagen de como me imagino a Keila
Un beso😘
Love_stories07
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El chico de las cartas
RomansaKeila Scott a pasado mayor parte de su vida en el hospital, Cuando tenia seis años le diagnosticaron leucemia, ella lo supero, pero cuando tenia catorce tuvo una recaída que le provocó una depresión, mientras ella estaba en el hospital, empezó a rec...