36. Helena

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Es fin de semana, así que aprovecho para ir con Vanesa al centro comercial. Cuando se lo propongo, chilla de felicidad, hasta puedo imaginarla dando saltitos de alegría.

Una vez que llegamos a nuestro destino, empezamos a ver las tiendas. Nos metemos a una donde venden vestidos hermosos.

—Hola, buenos días. —Una chica un poco más grande de edad que nosotras se acerca—. Soy Lily y con gusto las atenderé.

Nos ayuda a escoger varios modelos para probárnoslos. Por la época escogemos vestidos veraniegos. Hay muchos de graduación pero esos no nos interesan por el momento. Vanesa sale del probador con un vestido color verde agua.

—¿Cómo me veo?

—Te ves muy bien —acepto—. Trata de probarte aquel sombrero, combinaría perfecto.

—A ver...

En lo que se admira el conjunto puesto, yo me pruebo uno de color morado.

—¡Qué bonito! —Exclama Vanesa al verme.

—Gracias.

Después de comprar, salimos con nuestras bolsas de compras y buscamos un lugar para comer.

—¿Vamos a un restaurante de comida china? —Me pregunta.

—Si quieres, ¿o prefieres comida italiana?

—Mmm, no sé. —Se queda pensativa.

Estamos decidiendo a dónde ir cuando alguien interrumpe nuestra conversación.

—¡Vanesa! —Exclama una voz femenina y dulce.

Ambas volteamos y vemos a una chica bella de facciones perfectas, piel muy blanca, cabello negro y lacio que le llega más abajo de los hombros, ojos grandes y oscuros, y para colmo tiene los labios pintados de rojo; parece la personificación de la princesa Blancanieves de los hermanos Grimm. Aclaro que me gusta ese cuento, pero esa chica luce como una muñeca viviente.

—¡Eva! —Chilla Vanesa al verla—. ¿Cómo estás?

—Muy bien, ¿y tú? —Responde.

—Bien, gracias. Por cierto, ella es mi amiga Helena —me señala. La chica, que parece notar mi presencia por primera vez, me ve sin mucho interés—. Ella es Eva —señala a la chica.

—Mucho gusto —dice con frialdad. Ya me cae mal.

—El gusto es mío —contesto con el mismo tono.

—Ella también tiene un mellizo, como tú —le comenta Vanesa. De seguro cree que tener eso en común hará que nos llevemos bien, pero la verdad no sé por qué piensa eso.

—¡Ah, qué bien! —Dice sin mucho interés—. ¿Qué has hecho? —Se vuelve a dirigir a mi amiga.

—No mucho, en la escuela y así —contesta Vanesa.

Empiezan a charlar y yo ruedo los ojos, es incómodo oír una conversación de la cual no formas parte. Sin embargo, un chico rubio interrumpe su plática cuando se acerca a nosotras; admito que es bastante guapo. Está cargando unas bolsas de compras que se hicieron en diferentes tiendas, y el ver los diseños femeninos me hace pensar que sólo está ahí de cargador.

—Mi vida —le dice a Eva viéndola con amor—, ya vine. —Besa su frente.

Genial, es el príncipe de Blancanieves, carga sus cosas y la ve como si fuera el ser más perfecto de este planeta. ¿Dónde se lo consiguió?

—Víctor, ella es mi amiga Vanesa —señala a la morena—, y esta es Helena. —Me señala. Hija de puta, ¿cómo que "esta"?

—Mucho gusto —dice Víctor sonriéndonos unos segundos; en seguida se enfoca en su novia.

—Vane estudia en el Instituto Águilas Doradas —le dice al rubio, que se nos vuelve a mirar con interés.

—Helena también estudia conmigo —comenta mi amiga.

—Entonces ustedes deben conocer a mi prima —nos dice.

—¿Quién es tu prima?

—Pamela Rosas.

¡Genial, el príncipe de Blancanieves es primo de la odiosa...! Vanesa y yo nos volteamos a ver unos segundos, pero de inmediato miramos hacia enfrente.

—Ah, sí —Vane es la primera en responder—. Va en nuestro salón —sonríe sin tratar de demostrar su incomodidad.

—¡Qué bien! —Dice Víctor. No se da cuenta de que algo cambia en el ambiente pero su novia sí.

—Bueno, ya nos tenemos que ir —se despide con rapidez—. Me dio gusto verte, Vane.

—Igual me dio gusto.

—Por cierto, pásame tu número —le pide—, para que estemos en contacto.

—Está bien.

En lo que intercambian números, me quedo pensando en mi situación. Suelo ser una chica fría que no le interesan los chicos y está enfocada en sus estudios, pero admito que ver ahí a Eva con su novio me hizo sentir un poco de envidia, se ve que está dispuesto a hacer cualquier cosa para verla feliz. A veces pienso que yo no estoy hecha para esa mierda llamada amor.



Ojalá les guste el capítulo, si puedo actualizar otro capítulo en esta semana estaría avisando por los anuncios :3

¡Nos vemos!



El excéntrico Esteban © |Completa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora