₂₅.

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—Él es Tweek, mi compañero de club. —empezó a relatar. —A pesar de lo que es al igual que le ocurrió a Wendy me hubieran atrapado los demonios. No ha lastimado a nadie, eso lo puedo jurar. —los observó estudiando sus expresiones. —Me han encargado protegerlo.

—Es mi culpa. —intervino Tweek dando pasos al frente. —No soy humano ni si quiera un demonio por completo. Me transforme un día y Craig me encontró. Mis padres no tardaron en llegar ya que ellos trabajan aquí pero... No le hicieron nada. Craig nunca tuvo intenciones de decirle a nadie para evitar que me hicieran algo. —los miró a todos de manera seria. —Puedo contarles todo lo que necesiten si planean enfrentarse con los demonios y ayudar si... Logro hacerlo.

La azabache observó a Clyde esperando su respuesta. Al verlo callado sin decir nada más miró hacia el suelo.

—Mi nombre es Wendy, ya que sabemos sobre tu identidad creo que es justo que sepas la mía.

—Wendy... —Craig le llamó.

—Está bien. Después de todo lo hago porque confío en ti Craig.

Clyde tomó la mano de Wendy.

—Espera un momento. —sentenció. —Creo que es mejor primero hablar sobre algunas cosas antes de eso.

—Como quieran. —dijo Tweek relajando los hombros.

Los cuatro se sentaron en un pequeño círculo, Craig estaba al lado de Tweek en el lado de la ventana mientras que Clyde y Wendy se mantenían del lado de la puerta. La caída de la noche hacía ver la habitación de hermosos tonos cálidos.

La única chica era la que se encontraba más tranquila del grupo, mientras que Clyde estaba pensativo. Tweek veía su regazo en silencio y Craig solo buscaba las palabras que diría.

—¿No es irónico que lo que más temes que ocurra siempre tiene más posibilidad que pase? —el de chullo habló mirando hacia el suelo.

—Estábamos destinados a involucrarnos en esto desde el principio, no debes sentirte culpable por eso. —trató de consolar Wendy.

—Lo sé, pero aun así fui muy egoísta pensar que podía manejar todo esto solo. A pesar de que he cambiado mucho, antes no me importaba casi nada además de mi conejillo de indias... —sintió como un nudo en la garganta le impedía hablar. Retuvo el aire intentando que no se le quebrara la voz. —Yo... No quería que les pasara nada, así no fuera capaz de intervenir si algo malo ocurría...

Clyde finalmente levantó la vista.

Se levantó del suelo para caminar hacia el azabache bajo la atenta mirada de Tweek y Wendy.

El castaño abrazó a Craig.

—Debí haber hecho algo antes. Pero tenía miedo, no he sido más que un niño llorón y cobarde... —se separó para verle a los ojos. —Desde que mi madre murió por mis acciones me he culpado por no haberlo evitado, pero me siento peor que nunca por no poder si quiera ayudar a mi amigo aun sabiendo que su vida peligraba. Nada ha cambiado, soy tan inútil. —dijo con la voz entrecortada.

—No digas eso. Yo también tengo miedo y no sabía qué hacer.

—Pero tú fuiste más valiente que yo. Tengo habilidades y no me sirve de nada, no soy capaz de dominarlas.

—No eres el único. Podemos encontrar a alguien que nos ayude. —dijo Tweek. —¿Qué clase de habilidades tienes?

—N-no estoy seguro, simplemente sé que soy capaz de repeler a los demonios y crear un pequeño hechizo para ahuyentarlos. Es eficaz pero solo puedo hacerlo con mucho esfuerzo y en una zona en específico.

𝐒𝐞𝐧̃𝐚𝐬 ¦ CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora