Hace años los demonios devoraban humanos para sobrevivir, pero en la actualidad eso ha cambiado. Ahora en el reino de Neverland humanos Y demonios conviven por igual.
Sin embargo, aun existen humanos que temen a los demonios, deseando su desaparició...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Una cadena de hierro sujetaba los cuellos de 4 demonios. Cada uno llevaba las muñecas esposadas a la espalda, y una serie de soldados del palacio los custodiaba por el sendero caminando a pie tras unas carretas, y caballos. Los caballeros iban sobre estas, platicando, comiendo, y descansando, mientras que aquellos demonios apenas y tenían aliento suficiente para respirar sin que el aire les lastimara la garganta.
Hacía días que ellos habían sido capturados, y desde entonces, sus bocas no habían sentido ni una gota de agua, y mucho menos alguna migaja de comida. Además, las cadenas que llevaban encima, eran pesadas y gélidas, incluyendo que estas estaban ya algo oxidadas; esto provocaba un terrible ardor en la piel, que era terrible. En especial para la pequeña niña de especie contraria, que era menos paciente con su llanto y quejas ante tal aberración causada por los humanos.
-¡Alto! - Anunció de repente el comandante de aquella tropa de soldados. Desenfundo su espada, y miro alrededor con cautela. -En guardia señores. Creo que... tenemos una visita.
Todos los soldados tomaron sus armas entre manos, y observaron cuidadosamente su alrededor... Nada. Solo la espesura del bosque. Un viento gélido cruzo, y junto con este, una curiosa sombre que se ocultaba entra las hojas de os abetos. Uno de ellos disparo. Algo estaba mal, el comandante había tenido razón, no estaban solos...
-Valla, valla. Así que... ¿capturando seres malignos? - Todos apuntaron al origen de la voz.
Sobre el carruaje, una figura encapuchada yacía recostado sobre esta, y su rostro, estaba recubierto por una máscara de Natsuki. El enmascarado se puso de pie, y se colocó un sombrero de copa cubriendo sus blancos cabellos.
-Eso esta muy mal señores. Muy mal. - El enmascarado alzó su mano por sobre su espalda, y tomó una espada. -Es el momento de hacer las paces, ¿no les parece?
-¡No haremos las paces con su especie asesina de humanos! - El enmascarado negó con la cabeza.
-Vaya, que mala noticia... Entonces, duerman un momento, ¿si? -
-¡Disparen! ¡Disparen!
Como un resplandor, aquel encapuchado paso al lado de cada uno de los soldados. Solo un golpe de su espada hacía que cayeran al suelo. Las balas parecían alcanzarlo, sin embargo, no surtían ningún efecto. Según el rey, el punto débil de los demonios era en el rostro, y aquellos movimientos no le permitían a los soldados apuntar bien. Incluyendo que, aquella máscara de Natsuki era demasiado gruesa.
-No se preocupen, todo estará bien... - El encapuchado, tras terminar con los soldados, se acerco a los encadenados. -Permítanme, en un momento los saco de esas cadenas.
