Capítulo 6

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BÁJATE DE TU NUBE

Los ojos de Samuel se posaron sobre Ruben, su mirada era intensa que él sintió que quería matarlo, al percatarse de eso, el castaño no se atrevió a seguir viéndolo a los ojos. Entonces, el hombre, con su encantadora voz, le pregunto: "¿Acaso hiciste algo malo? Te noto un poco asustado".

"No me haga caso. Estas noche ha sido muy ajetreada, he estado sirviendo bebidas por todos lados. Ahora me duelen un poco las manos, eso es todo. Permítame ofrecerle una disculpa", le respondió Ruben. Una vez que coloco el vino en la mesa, se dio la vuelta y estaba a punto de irse, cuando, de pronto, escucho: "¿Te di permiso para retirarte?", Samuel dijo lentamente, su tono de voz se escuchaba serio. Ruben comenzó a temblar ante el sonido de su voz, tenia mucho miedo de voltear y verlo a los ojos. "Acércate y siéntate aquí", continuo él.

"Lo siento, señor, pero no puedo beber".

"Te dije que te sientes", le ordeno Samuel con un dejo de impaciencia en su voz. Ruben trato de prepararse para lo que estaba por venir e intento soportar la frialdad con la que lo trataba; para esto, se fue al asiento mas alejado de él y se sentó. Samuel no quiso decir nada al respecto, pues no quería seguir incomodándolo, pero con una sonrisa maliciosa en los labios, le pregunto con indiferencia: "¿Cuanto cuesta esta bolleta de vino?".

"Creo que cinco mil doscientos". Él ni siquiera se dio cuenta del tipo de vino que estaba sosteniendo. En el momento que Samuel le pregunto, él le respondió por instinto, pues estaba muy nervioso. Había estado trabajando muy duro los últimos días. Siempre que tenia un poco de tiempo, recitaba la lista de precios de las distintas botellas de vino y trataba de memorizarla.

"Ábrela".

"Si, señor". Ruben se apresuro a abrir la botella y luego se volvió a sentar en donde estaba.

Al verlo, Samuel frunció el ceño. "¿Ya has estado trabajando aquí por algún tiempo y ni siquiera tienes los conocimientos básicos?¿Acaso esperas que me sirva yo mismo?"

Ruben no le respondió y se dispuso a servirle el vino de inmediato.

Una vez que termino, no pudo evitar poner la mirada en el dorso de la mano del hombre; tenia varias heridas, además de gotas de sangre que, al parecer, seguían frescas.

De pronto, Samuel lo jalo hacia sus brazos bruscamente. Su las labios se juntaron el uno contra el otro. El castaño estaba tan impresionado que ni siquiera se dio cuenta de lo que estaba sucediendo hasta después de unos segundos. Mientras él luchaba, Samuel le abrió la boca y lo dejo probar el vino de la suya.

Ruben sintió que se ahogaba por la fuerza del sabor del vino  y empujo a Samuel. De inmediato, comenzó a toser y sus ojos se le llenaron de lagrimas, entonces, se aparto hacia una esquina de la habitación y comenzó a ver a Samuel con mucho miedo.

"Me dijiste que no podías beber, pues ahora ya puedes", le dijo él y lo miro. "Debes saber que en este lugar tienes que dejar de hacerte el digno, de lo contrario, todos pensaran que eres un mojigato. Si quieres sobrevivir aquí, bájate de tu nube".

Mientras hablaba, sus delgados dedos comenzaron a jugar con el encendedor. Su mirada hizo que Ruben se sintiera desnudo ante él. Él tenia la razón, sin embargo, lo único que podía hacer ella era aferrarse a su dignidad irracional.

Ruben tosió unas cuantas veces mas, pues sentía que la garganta le raspaba por el alcohol. Después, se seco apresuradamente las lagrimas y agrego: "Si no hay otra en la que le pueda servir, me retiro para seguir trabajando".

Al decir eso, rápidamente abrió la puerta y salió corriendo. Luego, se escondió en el baño y comenzó a llorar amargamente sobre su brazo para evitar que se escucharan sus sollozos. Trabajar en aquel lugar parecía ser demasiado para él. Sin duda, estaba al borde del colapso. Lo único que deseaba en esos momentos era salir corriendo de ahí. Su urgencia por escapar lo agobiaba. Aunque solo llevaba unos días trabajando ahí, sabia lo suficiente sobre Samuel. Si intentaba huir, sin duda la encontraría. Al parecer, no había ningún lugar a donde escapar en Karmaland.

Además, si escapaba, Samuel se desquitaría con su tío.

Ante la situación, él no tuvo mas que quedarse un rato mas en el baño para calmarse. Su radio estaba sonando sin parar. Así que antes de salir, respiro hondo varias veces y se echo un poco de agua fría en la cara. Luego, se miro en el espejo y se arreglo el cabello.

Al salir, un hombre se tambaleo hacia Ruben y él rápidamente se aparto de su camino. Sin embargo, le bloqueo el pasillo y cuando él lo miro a los ojos, él le estaba mirando con una expresión por demás vulgar. 'En este lugar lleno de mujerzuelas, este niñato parece un ángel bajado del cielo'. Él hombre se le quedo viendo fascinado, notaba una pizca de melancolía en la mirada de Ruben. Se pregunto como podía haber un joven tan hermoso en un lugar como ese. "¿Eres nuevo aquí?", le ronroneo.

"Así es", le respondió Ruben con indiferencia. Al darse la vuelta para retirarse, el hombre lo agarro del brazo y lo detuvo. Con un rápido movimiento, saco un puño de dinero de su billetera y lo deslizo directamente hacia su bolsillo. Ruben frunció los labios y estaba a punto de patearlo, pero de repente recordó las palabras de Samuel.

Entonces decidió que no haría nada, así que simplemente agacho la cabeza y no dijo ni una palabra.

"Hermoso, es una pequeña propina para ti. Recuerda llevar un poco de vino a la habitación 204 mas tarde. Cuando vengas, te daré otra buena propina"

Al escucharlo, Ruben se dio la vuelta y se alejo rápidamente.

El hombre solo se quedo viendo a su figura mientras se alejaba y pudo notar su esbelta figura y sus piernas torneadas debajo de la falda. Sin duda estaba muy excitado al verlo y se le ocurrió que tal vez podría conseguir algo mas aquella noche.

Una vez que se aseguro de que el hombre ya no estuviera a la vista, Ruben saco el dinero de su bolsillo. Era un total de tres mil dólares. No esperaba que aquel hombre fuera tan generoso, así que sonrió amargamente contemplando el dinero en sus manos. Al parecer, podía ganarse tres mil dólares si dejaba a un lado su orgullo, de hecho, había la posibilidad de otra propina aquella noche. Haciendo cuentas, podría ganarse mas del salario de un mes en solo diez minutos. En efecto, su orgullo no la llevaría a ninguna parte.

Poco después, Ruben se dirigió a la barra para pedir otra botella de vino y le dijo al encargado el numero de la habitación. Cuando su colega escucho que era la habitación 204, volteo a su alrededor con una mirada preocupante y le dijo en voz baja: "A ese hombre se le conoce muy bien por ser un pervertido. Es gordo y muy asqueroso. Es también muy engreído, pues tiene mucho dinero. Cada vez que viene, pide muchas chicas y chicos para que le hagan compañía. Cuando lleves el vino, trata de salirte de inmediato. No vayas a quedarte mucho tiempo".

Ruben sintió un poco de ternura al escuchar sus advertencias, pues hacia tiempo que nadie se preocupaba por él. De modo que le sonrió, asintió con la cabeza con gentileza y se dirigió a la habitación 204 con la botella de vino.

Tan pronto como abrió la puerta, sintió como la mirada lasciva del hombre recorría todo su cuerpo. "Oye, belleza, ven aquí y sírveme mas vino. El dinero que tengo aquí es para ti".

"¡Señor Castillo!¡Eso se me hace muy injusto! Hemos estado aquí acompañándote por mucho tiempo y no nos has dado ninguna propina como esa", bromeo una de las mujeres que estaban en la habitación.

Él la ignoro por completo. "Tu no te puedes compara con él. Solo mira lo inocente que se ve".

Ante la fría mirada de las personas que se hallaban en la habitación, Ruben se acerco al tipo, le abrió la botella y cuando estaba a punto de servirle el vino, este le puso la mano en la pierna.

Ruben se quedo paralizado y no supo que hacer. De inmediato, el hombre saco otro fajo de billetes y lo puso sobre la mesa. "Todo este dinero será tuyo si me complaces en todo lo que te pida esta noche". El rostro le temblaba al hablar por exceso de grasa que tenia por dentro. Su cara y cuello están cubiertos de sudor debido a la excitación que sentía.

"Lo siento mucho, señor. Yo solo estoy aqui para repartir el vino".

"¿Y eso que tiene de malo?. Con dinero baila el perro. Yo puedo pagarte para que hagas lo que te pido. Solo dime una cantidad".

Ruben hizo todo lo posible por controlar la ira que comenzaba a sentir, sin duda quería salir de inmediato de la habitación, por lo que, se dispuso a servirle el vino. Sin embargo, cuando se enderezaba para retirarse, el hombre lo jalo bruscamente hacia abajo.

✟EL AMOR EQUIVOCADO✟ - RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora