Capítulo 8

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EL FANFARRÓN

La voz de Rubén no era fuerte, sin embargo, sus palabras resonaron como un trueno, y todos se quedaron en silencio. La atmosfera se puso tensa cuando él pronuncio aquellas palabras.

Rubén estaba de pie frente a ellos. Aunque se veía un poco desaliñado, los demás estaba volteando a ver con una actitud desafiante.

Los ojos le brillaban a pesar de que la habitación era oscura. Sin embargo, lo que acababa de decir les parecía, de cierta manera, irreal.

Después de un momento de silencio, uno de los hombres se recupero de la conmoción y dijo: "¿Que...que acabas de decir?"

"Dije: 'Vete al demonio, maldito bastardo". Ruben repitió cada palabra lentamente, mirando al hombre directamente a los ojos con una sonrisa de soberbia.

El hombre se quedo estupefacto ante la frialdad de su mirada. Por un momento, se olvido de que el frágil niñato parado frente a él era un simple camarero y que no tenia derecho a hablarle de esa manera.

Pero, antes de que el hombre pudiera responder, Ruben le pregunto con un tono de burla: "¿Estas molesto conmigo?".

Luego, volteo a ver a los hombres en la habitación y continuo con calma: "Veo que tiene sus caras enrojecidas. Parece que todos están muy alterados. Nunca pensé que hombres tan descarados como ustedes pudieran ruborizarse tanto. Estoy seguro de que si alguien les hiciera lo mismo que ustedes me han hecho a mi, también estarían furiosos, ¿No es así? Todos somos humanos. ¿Qué les hace pensar que son diferentes a los demás?".

Ninguno de aquellos hombres imaginaba ser reprendido en un lugar como ese. La cara del señor Castillo se sonrojo, estaba furioso. Parecía que quería decir algo, pero no encontraba las palabras adecuadas.

Parecía estar aturdido, pero de repente se recupero. Inmediatamente se acerco a Ruben con la botella en la mano y le grito: "Eres un igualado...".

Mientras hablaba, apunto con la botella en dirección a Ruben. Parecía que estaba a punto de rompérsela en la cabeza.

Era obvio que quería hacerlo pagar por su osadía. Sin embargo, el hombre estaba tan ebrio que la botella le paso encima. Ruben había esquivado la botella hábilmente y al momento en que choco contra la pared, exploto en mil pedazos, derramando el liquido por todas partes.

Ruben volteo a verlos, su corazón latía rápidamente.

De haberlo golpeado, su cabeza habría sufrido graves daños.

Aquellos hombres eran tan violentos que eran capaces de herir a cualquier joven sin impórtales nada.

Ruben se hallaba en una situación bastante complicada, por lo cual, comenzó a preocuparse. Con un rápido movimiento, miro a su alrededor y luego levanto los ojos hacia el hombre que había tratado de atacarlo. La adrenalina hacia que le temblaran las manos.

Tal parecía que no saldría bien librado de aquella situación.

En cuanto a su futuro en aquel lugar, era incierto, sin embargo, se ocuparía de eso mas adelante.

"¡Eres! Pensé que eras un mocoso, pero ahora veo que puedes convertirte un una fiera. ¡Ahora tendré que darte una lección y mostrarte como funcionan las cosas por aquí!". El hombre estallo en maldiciones mientras miraba la botella rota, después corrió hacia el castaño y comenzó a querer quitarle la ropa.

'¡Estos malditos bastardos!'. Ruben apretó los dientes, se encontraba exhausta con el forcejeo.

La mano  del hombre le rozo el pecho, pero Ruben no se dejo amedrentar. De la nada, levanto la pierna y golpeo la entrepierna del hombre con su rodilla. El hombre se doblo de dolor y él aprovecho la oportunidad para abofetear su rostro.

¡Traz!

El golpe resono en toda la habitación cuando su mano colapso contra el rostro del hombre. La atmosfera en la habitación se torno aun mas tensa. A pesar de que la música sonaba al fondo, la habitación se sentía aun como si no hubiera ruido.

Parecía que a Ruben ya no le importaba ser tachado de buscapleitos. Asu que simplemente levanto la barbilla y dijo: "Me da mucha risa. ¿Sabes quien esta a mi lado?¿Sabe quien me trajo aquí?¡Como se atreve a ofenderme sin saber nada de mi! Déjeme decírselo, ¡Samuel fue quien me trajo!".

Tan pronto como termino de hablar, los ebrios rostros de los hombres se pusieron serios.

Aunque Ruben no podía saber si ellos le creían, el hecho de mencionar el hombre de Samuel, era suficiente como para asustar a cualquiera.

'Esto ayudara a que me dejen en paz', pensó.

Entonces, él entrecerró los ojos y continuo sin rodeos: "Usted sabe que él es poderoso. ¿Por que cree que me trajo aquí? No es necesario que sepa el motivo, pero puede preguntarle a cualquier empleado si estoy diciendo la verdad o no. Debería estar familiarizado con su nombre, ¿No cree? ¡Creo que ya habría perdido las manos si le mencionara lo que intento hacerme!".

A simple vista, pareció muy resuelto, pero sus palmas estaban resbaladizas por el sudor.

¿Qué mas podría decir para defenderse? La verdad era que él no tenia nada ni nadie que lo respaldara.

De pronto, Ruben respiro hondo y dio un paso atrás. "Si necesita algún tipo de servicio especial, puede comunicarse con nuestro director. Él puede hacer los arreglos con usted. Si no hay nada mas que pueda hacer por usted, espero que disfrute de su estadía aquí".

Después de hablar, se estiro para agarrar la perilla de la puerta. Luego se dio la vuelta y salió de inmediato.

No había forma de saber si lo que había dicho era verdad o no. Había sido completamente un señuelo para poder escapar.

Ahora que había logrado salir de esa, podía escapar sin chistar. Él se habría metido en un gran problema si alguno de los presentes hubiera analizado la situación un poco mas y se hubiera dado cuenta de que solo estaba fanfarroneando.

Sin embargo, no importaba ya lo que había sucedido entonces, Samuel se enteraría tarde o temprano.

Ni siquiera se imaginaba el castigo que recibiría. Ruben de repente se sintió nervioso y lamento haber dicho aquellas palabras.

¿Qué habría pasado de no haber sido tan impulsivo?¿Habrían salido mejor las cosas de haberse quedado callado?

Sin embargo, ya no tenia sentido seguir pensando en el "Hubiera".

Una vez que se hallo lejos de la habitación, de inmediato salió a tomar aire. Estaba agradecido de que al menos afuera no hubiera rastro del olor a tabaco o alcohol. La adrenalina que había sentido iba disminuyendo poco a poco y su mente se aclaraba nuevamente.

Lo único en lo que pensaba en esos momentos era en como y cuando escapar.

✟EL AMOR EQUIVOCADO✟ - RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora