Prólogo.

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Hace solo un mes había cumplido sus 24 años, estaba terminando sus estudios y trabajando medio tiempo en la Galería de Arte Las Rosas, vivía en la pequeña pero acogedora Ciudad de Anderstan, Akster. Tenía un bello lago justó en el centro siendo rodeado por la bella ciudad, todo el tiempo tenías una hermosa vista en cualquier punto que te encontraras, el joven llamado Yered Astore tenía una pequeña casa que se encontraba casi a los límites de la ciudad, era bastante acogedora a pesar de lo pequeña que para él le parecía, tanto el trabajo como la universidad no le tomaban más de 25 minutos en coche y 45 a pie, generalmente optaba por la segunda para ambos lugares, por lo que habitualmente salía temprano para tener un poco de tiempo de sobra dándole la oportunidad de comer algún antojo en el camino.

Nunca había tenido una pareja ya sea hombre o mujer que fuese importante para él, siempre tuvo amigos a su alrededor, aunque siempre estuvo muy solitario con respecto al amor, nunca pensó que en algún momento pudiera pasarle algo tan fantástico e inesperado que pudiera cambiar por completo su villa para volverla más interesante, pensaba que por ser tan "normal" no tendría por qué vivir algo que estuviese completamente fuera de este mundo.

Como ya era rutina, comenzó a caminar de lleno a su casa después de haber ido a beber un rato con sus amigos del trabajo para divertirse un poco dando así inicio al fin de semana, algo que regularmente hacían cada quincena y hoy era precisamente ese día cayendo en viernes esta vez, tomaron hasta la madrugada del sábado, la noche era una joven joya con la luna llena brindando su belleza y cálida luz a este cielo obscuro carente de estrellas en una triste desolación por la falta de personas en la calle ya que solo una o dos se encontraba en el camino, a fin de cuentas era tarde o muy temprano para que hubieran muchas pasando alrededor de las 3am, más o menos era la hora que creía el chico que era.

Yered no lo sabía bien, pero la belleza de la noche era una fascinante forma de distraer todo el estrés, todas las presiones de su rutina diaria desde las escolares hasta laborales. Aquella madrugada no había sido la excepción, al llegar a su casa cerró la puerta dejando las llaves y su abrigo en su lugar, preparo el baño entrando en este cuando estuvo listo dejando su ropa donde siempre, al terminar se secó bien al igual que su cabello sacando su pijama poniéndosela, fue a su cocina revisando que había para tomar suspirado sutil.

-Tengo que comprar mañana provisiones...casi está vacío...aaa...bien, un poco de leche no hará mal

Bebió la poca que tenía tirando el cartón yendo a lavar sus dientes y directo a la cama, se sentó en la orilla tomando su libreta escribiendo una pequeña nota en ella:

Buscar algo entretenido que me dé una pequeña aventura agradable similar a la de los libros que muestran cambiar un poco o toda la rutina dejando que aflore la espontaneidad.

Yered sonrió suave dejando la libreta en su buró al lado de la lampara apagando está recostándose finalmente en la cama, jamás imaginó que al cerrar sus parpados todo a su alrededor y su propia vida cambiaria en un instante, a la siguiente mañana el joven abrió lentamente sus ojos cerrándolos por momentos ante la luz del sol, se estiro un poco tallando con una de sus manos sus parpados sintiéndose aun algo adormilado.

Aun no tenía noción de la hora que era, aunque no importaba ya que finalmente era fin de semana y su momento de libertad para dormir el tiempo que deseara, así como hacer lo que quisiera, si deseaba levantarse hasta la una de la tarde, así lo haría. Se despabilo un poco sentándose en su lugar mirando un poco su entorno por algunos minutos, no se percató que había un gran cambio a su alrededor ya que seguía un tanto dormido hasta que finalmente se dio cuenta de que donde estaba no era precisamente su cuarto ni su cama.

De un salto se levantó volteando a todos lados alterándose bastante, se encontraba en un bello bosque otoñal que los árboles rebosaban de hojas color rojo, naranja y amarillo con abundancia cayendo algunas de ellas al suelo, los pájaros cantaban suavemente y una fría brisa movía las ramas como si estas estuviesen bailando al ritmo de alguna melodía que era desconocido para el muy asustado Yered.

-¿Dónde...D-Dónde estoy? ¿Y mi casa con mi cómoda cama donde quedo?-miro por todas partes sintiendo que podría desmayarse en algún momento gritando alterado al dejarse caer de sentón sobre un montón de hojas-¿¡¿¡CÓMO FUE QUE LLEGUE A ESTE LUGAR!?!?

El joven no entendía que estaba pasando, miles de preguntas se formulaban en su mente, ninguna tenía lógica alguna y por ende no podía ser contestada sintiéndose tan aturdido casi al punto de colapsar, Yered se arrastró hasta en un tronco caído sentándose en el por un momento recuperando algo de su fuerza antes de levantarse yendo a tomar la manta que se había puesto el día anterior, empezó a caminar donde su instinto le indicaba que podría ser la salida de aquel bosque y encontrar a alguna persona que pudiese ayudarlo sin imaginarse que su aventura tan anhelada comenzaría unos kilómetros más adelante y cambiaria su vida por completo. 

Error de Dos Mundos. Mítico Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora