Error de Dos Mundos. Mítico Amor.

Capítulo 1. El encuentro de dos seres de mundos diferentes.

En esta bella tierra mítica llena de bosques hermosos con grandes montañas y praderas llenas de flores, diversas sociedades que tienen sus propios conflictos que resolvían con el tiempo viviendo plenamente en armonía cada día, todas las criaturas tenían su propia forma de vida, algunas en sociedades grandes, otras en una más pequeña, combinaban la magia de ellos con la modernidad de los humanos al igual que con la antigüedad de ambos mundos creando una vida balanceada y calmada, no era como en la tierra con su facilidad de corromperse por poder, deseo, superioridad o muchas cosas más, si llegaban a hacerlo era bajo sus propias ambiciones que no le satisfacían.

En el paisaje había una montaña en particular donde el invierno reinaba en ella dándole un enfoque despiadado, hostil y desolado, aunque realmente existía alguien que vivía ahí siendo el amo del lugar ya que había comprado esas tierras hacía mucho tiempo atrás reclamándolas plenamente como suyas siendo así su propiedad y reconocido como el Señor de Mountain Nix[1], siendo un dragón blanco con turquesa en el lomo al igual que en la parte de las alas, la punta de su cola y sus bellos ojos cual cristal fino se veía sobrevolando todo su territorio cuidando de esta como si fuese un hijo propio al igual que las tierras bajo estas.

Su envergadura era imponente, nadie conocía con exactitud la longitud que tenía tan bello ser exactamente, lo único que se sabía sobre el dragón era que venía de una Fortificación de algunos de puntos cardinales, pero no se conocía exactamente de cual, en ellas vivían los rosales y dragones. Las demás criaturas se llegaban a confundir entre ambos seres de extremada belleza ya que algunos dragones venia de los rosales con su apariencia elegante y fina, lo que los diferenciaba unos de otros era la manipulación de los tallos de rosas para su defensa en alguna situación de peligro, nadie sabía de donde salían o cuando llegaban a mostrarlas en algún ataque o para protegerse siendo inesperado y sorpresivo la mayor parte del tiempo.

Los dragones tomaban su forma humana la gran parte de su vida y podían combinar sus ataques cambiando sus formas, tenían tres maneras de hacerlo, la primera era el combate cuerpo a cuerpo usando solo las extremidades u ocupando algún tipo de arma de su preferencia volviéndose expertos en una gran gama de ellas, la segunda era tomar la forma de la bestia más imponente y feroz de este mundo mágico atacando ya sea sobre el suelo o en el aire y la tercera es ocupar ambas de forma sincronizada en pequeños lapsos ganando una gran ventaja en batalla, pero este último era logrado y dominado por unos pocos que serían alrededor de 8 en total de los que se tienen registrados.

El Dragón que vivía en aquella montaña invernar siendo parte de esos pocos en dominarla y también era el único de esos seres que se había apartado de los suyos logrando así tener una vida mucho más tranquila y relajada cada día, aunque en los siguientes años eso iba a cambiar abruptamente por un mal que pronto se daría a conocer.

Este mismo ser bajo a la ciudad al pie de la montaña por algunas provisiones que le hacían falta, aunque estaba relativamente solo ya que tenía gente que residía en su hogar, eran sus sirvientes quienes la mantenían limpia atendiendo todas las necesidades que se le presentaran a esta así como todo lo que necesitara su amo dándoles a todos los de ahí una idea no tan errónea de ser un cortesano de la realeza, aunque en su lugar de origen ejercía ese privilegio no lo hacía en ese lugar, era un hombre muy solitario que generalmente se le veía caminando solo cuando bajaba a comprar alimento, algún objeto necesario o que le gustara para su residencia, era un verdadero milagro cuando lo miraban con algún empleado suyo o amigo que lo acompañara.

Al cabo de caminar unas cuadras ya teniendo algunas cosas que requería, se topó con uno de sus amigos quien lo abrazo por el cuello con su brazo izquierdo de forma sorpresiva e inesperada, era Landfrid Askaran, es un chico muy alegre casi pareciendo un pequeño niño juguetón, es uno de los mejores hechiceros del mundo siendo muy cercano al dragón volviéndose su Segundo General, se rio al ver la actitud de su amigo ya que lo había tomado desprevenido.