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Denki no sabía nada, pero nada de cocina. Literal, tocaba un horno y lo explotaba. Aveces era porque activaba su don sin querer. Cómo odiaba eso. No poder controlar su don.
En fin.
En unas horas, el cumpleaños de Yaoyorozu, su hermosa y grandiosa novia, iba a llegar, y por alguna razón, se le vino la idea de hacerle cupcakes. No tenía dinero para regalarle el juego de té que quería la azabache, y tampoco para algo súper costoso. Últimamente su tía no le daba el suficiente dinero como para comprar un regalo decente.
Por eso los cupcakes. Son deliciosos, bonitos y fáciles de hacer. Bueno, "fácil". Al menos la receta era fácil. No eran tanto ingredientes, y la mayoría que pedía ya había en la cocina de los dormitorios. Buscó la primera que encontró por internet y se dispuso a preparar las cosas para su dama.
Se puso un bonito delantal rosa con florecitas, se ató el cabello, también poniéndose una hebilla que le había regalado Eri y ya preparado, fue organizando los ingredientes de a poco.
一 Okay, veamos. 120 gramos de harina, 140 gramos de azúcar, 11/2 cucharadita de polvo de hornear. No tengo idea de lo que significa. 一 se rascó la nuca, completamente perdido. Si mal no recuerda, había visto a Sato hacer cupcakes. No parecía ser difícil. 一 ¡Tu puedes Denki, por Momito!
Y se dispuso a hornear lo que tenía pensado hacer. Quién sabe cómo iban a terminar las cosas. Fue poniendo cada ingrediente lo más parecido que decía la receta posible, a pesar de no entender mucho. Dos claras de huevo, ¿Cómo demonios iba a separar la clara con la yema?
一 Tal vez no haya tanto problema si pongo el huevo entero y listo. 一 murmuró mirando el bowl. 一 No no, Denki, sigue la receta. 一 negó la cabeza, tratando de concentrarse. No le salía, pero debía esfrozarse igual.
Fue agregando cada ingrediente de a poco. Leía la receta una otra vez, así no agregar algo que no tenía nada que ver. Ahora que lo pensaba, no sabía cómo decorarla. Definitivamente, ponerles un cartelito diciendo "Feliz cumpleaños" era mala idea. Tal vez podría intentar hacer el glaseado de color rojo. Después de todo, ese color le hacía recordarla.
Suspiró. Aveces sentía que no era lo suficientemente bueno para ella. Ni cupcakes podía hacer bien. Momo sabía de todo y el lo único que podía hacer era admirarla y sentirse afortunado de tenerla a su lado. Tantos pensamientos negativos en su cabeza, le hizo desconcentrarse un poco. Tanto así que no se dio cuenta del humo que salía en el horno. Se supone que debía precalentarlo antes y se había olvidado.
