Todo era cálido y bello para Artemis, su familia, su casa, sus amigos ella sentía que su vida era prácticamente perfecta pues como no se... como no sentirlo de esa manera como lo dije antes ella lo tenia todo.
Hasta que su madre se fue con otro hombre pensando que era lo mejor para ella y así abandonando a Artemis con su Paul su padre. Artemis se pregunto durante toda esa semana ¿ que había echo mal? ¿Qué fue lo que paso para que se fuera su madre con alguien mas? ¿ porqué dejarla sola? ¿ porque ella? y claramente no obtuvo respuesta para cada una de estas preguntas.
Paul al ver tan triste a su hija le dice
-Artemis, prepara tus cosas iremos a pasar unas semanas con tu abuelos, disfrutaras de el aire fresco, el cantar de los pájaros como cuando estabas pequeña-dijo Paul fingiendo emoción.
Artemis se emociono tanto que no lo pensó mas tomo lo primordial, ropa, su manta la cual fue un regalo de su mamá a los 7 años, su teléfono celular. pero lo que realidad Paul quería era salir de esa casa la cual le traía horrible recuerdos y dejar de sentir el encierro en esas cuatro paredes...
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Al pasar los días ambos comenzaron una nueva rutina, cada día Paul iba hasta la ciudad a su trabajo donde se la pasaba prácticamente todo el día de 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde y llegaba con su pequeña a las 7 y disfrutaba todo el tiempo que podía con ella, mimándola, cuidándola, tratando de darlo todo por y para ella.
Artemis en cambio había hecho una rutina, cada mañana se levantaba escuchando el ruido del bosque, los pájaros cantando y el viento soplando fuera de su ventana por la cual miraba los miles de arboles y el gran camino frente a su casa y a veces, solo a veces, se imaginaba a su madre caminando hacia la casa con esos tacones rojos que le encantaban a ella, un jeans oscuro junto con su camiseta azul celeste... pero siempre que eso pasaba ella agitaba su cabeza y se recordaba a si misma que eso no pasaría ahora ni nunca.
Al estar ella de vacaciones no sabia que hacer por las mañanas mas que ver al perro de sus abuelos, Loky, jugar con una vieja pelota gastada que ella lanzaba para atraparla y solo esperaba a su padre para poder platicar que tan bien le fue su trabajo y ver si de casualidad le había algún que otro regalo como el había acostumbrado desde que llegaron con sus abuelos y al anochecer ellos salían a ver las estrellas y buscar figuras en ellas o si bien hacer algún día de campo si es que Paul llegaba temprano que era muy raro por cierto.
Un día Paul estaba en la oficina como de costumbre pues al ser abogado estaba muy ocupado con un caso, estaba tan concentrado que no se dio cuenta que frente a el se encontraba su jefe el Señor Rodríguez jefe del bufete de abogados para el que trabajaba.
-Paul, ¿tienes planes esta noche?- pregunto el señor Rodríguez al ver a Paul tan concentrado en la computadora que no se dio cuenta de su presencia en la oficina.
-Señor Rodríguez- dijo Paul sorprendido- no me di cuenta del momento en el que entro, ¿Cómo se encuentra?-
-Bien, muchas gracias, pero no a respondido a mi pregunta ¿tiene planes para esta noche?-dijo el señor Rodríguez impaciente.
-No señor, solo ir a casa y estar con mi hija-Respondió Paul.
-Bien, pues llame a casa y diga que llegara tarde, lo necesito conmigo hoy... tenemos una cena muy importante con unos clientes y lo necesito conmigo. ¿puedo contar con usted?-dijo el Señor Rodríguez.
-Eh, si, claro, cuente conmigo-respondió Paul algo descolocado y un poco preocupado pues no vería a su pequeña esa noche.
llamo de manera rápida a casa y pido a su madre hablar con Artemis
-Mi niña, hoy llegare a casa un poco mas tarde de lo usual, por favor hazle caso a tu abuela y no duermas tan tarde.- dijo Paul al teléfono.
-Esta bien papá- respondió de manera corta Artemis a su padre y colgó el teléfono un poco decepcionada por no ver a su padre ese día.
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Ese mismo día Artemis no sabia que hacer, Loky dormía placido sin ganas de jugar, sus abuelos estaban viendo un viejo programa en la televisión y ella estaba mirando por la ventana hacia la calle, imaginado mil historias por su mente o si bien esperando a que pasara alguna persona pero ese lugar estaba mas solo que cualquier cosa que pudo haber imaginado... aun que
-¿Qué es eso?-murmuro en voz baja al visualizar algo a la lejanía
-¿Dijiste algo cariño?- pregunto su abuela distraída viendo el programa .
-No abuela-mintió- voy a salir un momento, necesito algo de aire.- dijo Artemis intrigada por lo que había visto.
¿Qué era eso que se escondía detrás del árbol? esperaba que fuese alguna clase de ciervo... aun que ella nunca había visto ningún ciervo con plumas y tan grande que parecía ser tan alto como su padre. se acerco con cautela hacia donde había visto al animal pero al acercase y no encontrar nada se dio por vencida y regreso a casa aun con la duda ¿Qué era eso que vio a lo lejos y que desapareció tan rápido en un abrir y cerrar de ojos?
al anochecer Artemis decidió salir a hacer lo que regularmente acostumbraba hacer con su padre, buscar figuras en las estrellas, así que le dijo a su abuela que saldría a ver el cielo, tomo una manta, suéter puesto que estaba haciendo algo de aire y partió a la pradera para ver el cielo lo mas claro posible, sin que los árboles y los cables de la luz estorbaran su vista. pero al salir...sintió algo extraño, diferente y no sabia que era.
-tal vez es porque papá no esta conmigo- pensó ella, así que coloco la manta sobre suelo y se dispuso a ver las estrellas.
estuvo viendo las estrellas un rato, buscando figuras, encontró un conejo, una estrella y un arco pero sin previo aviso algo paso tan rápido frente a ella que no tuvo tiempo de captar lo que acaba de ver, algo tan grande como un árbol y tenia mas plumas que un pavo real cayo en unos arbustos cerca de donde ella se encontraba.
-¿Hola?, ¿necesitas ayudas?-Pregunto temerosa, acercándose a donde vio la criatura caer.
-¡Aléjate de mi!- Grito la criatura con una voz chillona y aguda.
-Tra-tranquila, solo quiero ayudarte-Dijo Artemis asustada.
Artemis se fue acercando de poco a poco para poder observar a la criatura y tratar de ayudarla aun que en realidad estaba muriendo de miedo y tenia unas enormes ganas de correr y huir de ese lugar pero ella siempre había sido una niña que no importa quien sea o donde sea siempre quería tratar de ayudar... al estar mas cerca de la criatura se dio cuenta que parecía una persona... pero ¿una persona con plumas y cola? nunca había visto nada así.
-Mi nombre es Artemis, Artemis Blach, ¿Cuál es tu nombre?- pregunto con un poco mas de confianza y curiosidad.
-No tengo- Respondió algo hostil la criatura aun sin moverse y sin quitarle los ojos de encima a la pequeña esperando algún movimiento por parte de ella.
-Tranquila, no te hare nada, solo trato de ayudar, déjame ver que es lo que te paso-dijo Artemis tratando de tranquilizarla y acercándose un poco mas para ver que era lo que pasaba.
Al acercase se dio cuenta que tenia una herida en el brazo y estaba atorada entre los arbustos y enredaderas.
-Me acercarme un poco mas y trataré de saltarte, ¿de acuerdo?- dijo Artemis y comenzó a ayudarla a desenredarse y abrir un poco mas los arbustos para que la criatura saliera sin problemas.
-Listo, voy a mover este arbusto y tu trata de salir por un costado para que evites las espinas que están abajo de este, ¿de acuerdo?-Dijo Artemis y movió el arbusto, soltando así a la criatura sin lesiones.
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Brincando en Estrellas
Cerita PendekArtemis una niña muy alegre y amigable que le encantaba hablar con quien sea. Paul un padre que amaba con locura a su pequeña, que hacia todo por ella sin importar que fuera. Sabrina una madre que... a veces no se consideraba una Todo parecía un cue...